ZONA FRANCA

Urgencias

RAMON SALABERT

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Lo malo de estar muy endeudado es que dependes de quien te financia y si las circunstancias, como es el caso, dejan sin liquidez al sistema financiero, se producen dos efectos inmediatos. Uno, que se encarece el precio del dinero; el otro, que los bancos extreman las exigencias para garantizar que van a cobrar los créditos.

En términos macroeconómicos es lo que está sucediendo, hay que rebajar rápidamente el volumen de deuda que concentran empresas, familias y gobiernos, para ello se debe controlar con mucho rigor el déficit publico que ha llegado, en España, al 12% del PIB. De lo contrario, al no tener acceso a más crédito, podríamos tener dificultades para hacer frente a nuestros compromisos.

Estabilizar rápidamente esta situación es un ejercicio de responsabilidad para recuperar el crecimiento en nuestro país, pero también un acto de lealtad con nuestros socios comunitarios que, además de hacer los deberes domésticos, aportan recursos para sostener el euro y a la eurozona.

Abordar un plan de ajuste tan duro y con la misma urgencia con la que un accidentado llega a la UVI, genera trastornos a los ciudadanos, incomprensión sobre la gravedad de los hechos, e incertidumbre sobre la evolución del futuro. Las medidas adoptadas para controlar el déficit, la regulación y reestructuración del sistema financiero y reformas en el mercado laboral son, sin duda, necesarias, aunque draconianas. Por ello se echa mucho de menos un liderazgo, tanto político como social, que marque una hoja de ruta que indique cómo transitaremos de la UVI a la convalecencia y de ahí a la plena recuperación.

España tiene recursos humanos y sectores competitivos e internacionalizados para superar esta larga recesión económica, aunque con requisitos que no podemos trivializar: debemos interiorizar con convicción que nuestro mercado es la Unión Europea, tenemos que invertir mucho en tecnología, trabajar más, mejorar nuestra productividad y hacer más competitivos en calidad y precio nuestros productos.

Estos objetivos son prioritarios y deben centrar nuestras energías. Al convocar una huelga general puede parecer que no se es capaz de liderar el futuro.