POLÉMICA SOBRE LA EXTENSIÓN DE LA CRISIS Y SUS CONSECUENCIAS

El capitalismo se refunda

XAVIER SALVADOR
BARCELONA

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Nada será como antes. Ni el sistema financiero mundial ni el capitalismo que lo ampara seguirán inalterables después de esta crisis. Menos todavía en EEUU, con sus bancos de inversión ingresados en urgencias y sus aseguradoras y entidades hipotecarias gravemente enfermas. Lo admitió su presidente, George Bush, en un discurso televisado al reconocer la gravedad del estado de cosas y la importancia que tenía aplicar el plan de salvación. Admitió que, de no hacerlo, su país se vería abocado irremisiblemente a la recesión.

No fue el único quejoso por la magnitud de la crisis. Le secundaron otros dirigentes europeos, franceses y alemanes, pero con una brújula diferente: la escasa regulación del sistema financiero anglo-americano es el responsable de lo sucedido, enseñanza que no se debe olvidar.

El debate se ha globalizado tanto como la economía. A él se refirió el gobernador del Banco de España pidiendo celeridad y "audacia" a empresarios, sindicatos y Gobierno para enfrentar la situación. Hasta el líder del PP Mariano Rajoy recibió ayer el encargo de la patronal Pimec de buscar consensos con el Ejecutivo para adoptar medidas de excepción.

IGLESIA CONTRA BANCA

La constatación de que la economía está en dificultades ha sacudido la tranquilidad de muchos sectores sociales. Mientras los líderes de CCOO y UGT se quejaban ayer de las vías de agua del capitalismo occidental, por enésima vez el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, reclamó abaratar el despido, como hasta hace pocos meses pedía su antecesor, José María Cuevas, incluso en plena bonanza. Nadie ni nada parece ajeno a la situación. En ese río revuelto, hasta la jerarquía de la iglesia anglicana londinense se atrevió a criticar los desmanes de la banca y sus pingües beneficios en los últimos años.

Con todo, la de Bush fue la más dramática de las intervenciones. Tanto si quiso forzar la aprobación de las medidas de contención, como si solo radiografiaba la situación de manera fidedigna, los resultados que obtuvo en las bolsas internacionales fueron positivos. Su plan de salvación del sistema financiero aún no ha logrado el apoyo del Congreso, pero la crisis ha abierto una reflexión general sobre qué sucedió para llegar aquí y cómo evitarlo en un futuro. Lo elogió hasta Bill Clinton.

De Alemania procedieron los pronunciamientos más contundentes y críticos. El titular de Finanzas, Peer Steinbrück, comparó la situación con un terremoto planetario --"el epicentro está en EEUU"-- y avisó de que se abre una nueva era: "Que nadie se engañe, el mundo no volverá a ser como antes de esta crisis".

FRACASO DEL MERCADO

Advertencia o premonición, sus palabras sintetizan el sentir mayoritario de la UE. Sin relajar el gesto, Steinbrück sentenció que ha fracasado el laissez-faire en los mercados, informa Paola Álvarez desde Berlín.

El socialdemócrata alemán apostó por más normas y más supervisión de organizaciones supranacionales. Propuso dotar al FMI de las competencias necesarias para que haga de vigilante, que los bancos no puedan hacer determinadas operaciones de riesgo sin suficiente capital propio y responsabilizar personalmente a los inversores. "Hay que volver a civilizar los mercados", dijo.

En esa línea, el primer ministro británico, Gordon Brown, y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero --que ayer resaltó que ahora ya se sabe "a qué puede conducir la codicia especulativa en el caldo de cultivo de la desregulación"--, también instaron al FMI a impulsar un organismo internacional de supervisión. Fue la principal decisión tomada en la cumbre que Brown organizó el miércoles por la noche en Nueva York, informa Pilar Santos.

El único en personalizar la crisis fue el presidente francés, Nicolas Sarkozy, al anunciar que regulará antes del 2009 las remuneraciones y las indemnizaciones millonarias de ejecutivos e intermediarios financieros. Será por acuerdo entre los profesionales o por ley. "Ha habido demasiados abusos, demasiados escándalos", dijo en un discurso pronunciado en Tolón ante 3.000 personas.

Sarkozy rechazó que los ejecutivos reciban acciones gratuitas o indemnizaciones millonarias cuando conducen a sus empresas al fracaso y reclamó que su remuneración esté relacionada directamente con los resultados que obtiene la sociedad.

Fue el anuncio más espectacular y populista --y así lo aplaudió la concurrencia-- de un discurso en el que reconoció la gravedad de la situación económica mundial, "una crisis de confianza sin precedentes" desde los años 30, dijo, y con consecuencias "duraderas" sobre el crecimiento, el paro y el poder adquisitivo, informa José A. Sorolla.

"La idea del mercado todopoderoso era una locura cuyo precio se paga hoy", afirmó antes de anunciar nuevas regulaciones porque "la autorregulación se ha terminado, el laissez faire se ha terminado y el mercado todopoderoso que siempre tenía razón se ha terminado".

REFUNDAR EL SISTEMA Distinguió, sin embargo, Sarkozy entre la crisis financiera y la del capitalismo. "La crisis financiera es la crisis de un sistema que ha traicionado al capitalismo", aseguró. Y apeló a la refundación del capitalismo con la ética del esfuerzo y del trabajo. Para ello, pidió un nuevo Bretton Woods que revise todo el sistema financiero y monetario como se hizo tras la segunda guerra mundial.

Ni políticos ni analistas ni expertos tienen claro cuál será el futuro de las finanzas mundiales. El presidente de la Bolsa de Barcelona, Joan Hortalà, considera que aunque se produzca un cambio en el sistema seguirá siendo EEUU quien lo lidere, porque ni Europa ni ningún otro continente dispone de capacidad para asumir esa función. Es más, los bancos europeos deberían tener un plan similar al americano para aquellos que han quedado más afectados por las turbulencias de los últimos meses, sostuvo el director del Instituto de Estudios Financieros, Josep Soler.