¿Qué hace China en África?

Los intercambios comerciales entre ambos mercados han aumentado un 30% en el último año

LUIS De Sebastián

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Básicamente lo que los chinos hacen mejor: comprar y vender. El interés de China por África parece reducirse a esto, más que a consideraciones estratégicas inmediatas. China, creciendo a un 10 % anual durante varios años seguidos, tiene una necesidad creciente de materias primas y combustibles.

En el 2006, Angola quitó a Arabia Saudí el puesto de primer exportador de petróleo a China, la cual también compra petróleo en Sudán y Guinea Ecuatorial. En Zambia y en la República Democrática del Congo compra cobre, uranio en Níger, fosfatos en Marruecos. A cambio, construyen grandes obras públicas con préstamos otorgados en condiciones que no son públicas pero que parecen satisfacer a los gobiernos africanos. Pero son probablemente los préstamos más "atados" que existen, porque además de los diseños, los planos y demás trabajos de ingeniería, son chinos el cemento, el acero, y los obreros que realizan los trabajos de construcción que viven acampados en Angola, en Guinea Ecuatorial y en otros países.

DE ESA MANERA

aplica las tecnologías intensivas en trabajo que ha desarrollado construyendo grandes obras públicas en el pasado, mientras reserva tecnologías más intensivas en capital para sus nuevas obras en el país. Por otra parte, África le sirve a China para dar salida a sus manufacturas de bajo valor añadido, que van encontrando barreras de entrada en otros países emergentes. De hecho, los mercados africanos están llenos de productos chinos, desde los más populares: recipientes y contenedores de plástico, zapatillas, gorras, vestidos de fibras sintéticas, lámparas, radios, bicicletas, hasta los más sofisticados: relojes, televisores, cámaras fotográficas, ordenadores y automóviles.

Los intercambios comerciales entre China y África han alcanzado los 39.300 millones de dólares en los seis primeros meses del 2007, un salto del 30% con relación a la misma fecha del año anterior. En África falta de todo, sus habitantes consumen relativamente pocas manufacturas porque su poder adquisitivo es pequeño, aunque va creciendo (al 5% anual, según las estimaciones realizadas por el Banco Mundial) y los africanos pronto estarán listos para absorber más productos industriales. Pero ya ha habido reacciones, en Zambia y Suráfrica por lo menos, donde los productos chinos están creando desempleo en la naciente industria local.

En realidad, el comercio de China en África, aunque parezca bien recibido por los africanos, está consolidando la especialización colonial, que consistía en exportar materias primas e importar productos industriales. Es una situación que en algún momento les tiene que preocupar a los gobernantes africanos.

PERO, OBVIAMENTE,

China no se contenta con el comercio. Ahora está entrando ya en la inversión directa, por medio de su African Development Fund, para adquirir intereses en sectores estratégicos africanos y formar una red de empresas de su propiedad en el continente. El Banco Industrial y Comercial de China, la mayor entidad financiera del país, ha adquirido el 20% de las acciones del Standard Bank de Suráfrica, el mayor banco del continente africano, una inversión de 5.500 millones de dólares. Los chinos no tienen prisa, no se mueven precipitadamente en los temas económicos.

Y, sin duda, su presencia en África responde también a consideraciones estratégicas a largo plazo, como sería la construcción de un trampolín para saltar al mercado de la Unión Europea. Europa tendría que observar con mucha atención los movimientos de China en el continente africano por la cuenta que nos tiene.