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El árbol viajero

Shiki es un pino de metro y medio que ha dado la vuelta al mundo. Hasta ha posado a 30.000 metros del suelo. Es una obra de arte viviente del escultor botánico Azuma Makoto

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ANA SÁNCHEZ / BARCELONA

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Que te dejen plantado, en el universo de Azuma Makoto, puede significar llegar a la estratosfera. Makoto lleva 10 años arrastrando por el mundo a un pino con raíces. Este japonés es el ideólogo del concepto “escultura botánica”. Hace bricolaje con la naturaleza. Lo que él busca, dice, es una “nueva belleza en la confluencia de la belleza natural y la artificial”.

En esa intersección está Shiki. Es “un pino eterno”, describe Makoto. El tronco y las raíces son de un pino auténtico; las hojas, mini obras de arte de resina. ¿Que si está vivo o muerto? La respuesta parece sacada de la mecánica cuántica. Igual que el  famoso gato de Schrödinger (ese que está vivo y muerto a la vez en una caja), el de Shiki “es casi un estado de muerte viviente”, asegura el japonés. Se puede comprobar en persona en Dallas. Hasta el 5 de diciembre, está expuesto en la Zhulong GalleryZhulong Gallery junto a las fotos de sus viajes imposibles. 'Shiki: landscape and beyond' (más allá del paisaje) se llama la muestra. El arbolito posa en dunas, glaciares, géiseres, bajo el mar, a 30.000 metros del suelo. Paisajes extremos donde nunca crecería un pino en su sano juicio. 

El árbol viajero es Shiki 1 (lleva un marco tridimensional de serie). Makoto tiene otras tres versiones: 2, encerrado en hielo; 3, en un cubo de agua y 4, en bolsas envasadas al vacío. ¿Su próximo paso con raíces? “No estoy seguro –responde Makoto–. Lo que sí sé es que seguiré contemplando las plantas de todo corazón”.