La nueva reina del pop francés

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JUAN MANUEL FREIRE

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'Chaleur humaine' (Calor humano) fue, quizás, el mejor disco pop del 2014 y ahora es, quizás, el mejor publicado en España durante el 2015. Un cruce estilizado de la tradición francesa (Gainsbourg) y el pop más universal de los 80, pasando por las sonoridades del hip hop actual. "Toda mi vida –nos dice su autora en conversación telefónica– he escuchado por igual la música que se hacía en mi país y el pop y el rap de los países anglófonos. Por algún motivo que desconozco, en Francia la gente tenía hasta hace poco miedo de hacer pop con pretensiones universales. Estaba mal visto, como si no fuera algo que nos tocara hacer. Ahora esa idea está cambiando".

Bajo su alias de Christine and the Queens –después explicamos más sobre ello–, Héloïse Letissier ha conquistado de lleno su país. Está muy bien vista por allí. 'Chaleur humaine' ha vendido más de 300.000 copias y la ha llevado a hacerse con tres Victoires de la Musique, el equivalente francés de los premios Grammy. Su pop gusta, además, también fuera de Francia: Madonna se ha inspirado en ella. No sabemos hasta dónde llegará Héloïse/Christine, pero sí de dónde viene/vinieron.

Héloïse, nacida en 1988, fue alumna aplicada y con visión artística (estaba fascinada por la danza de Pina Bausch) de la escuela secundaria Clemenceau de Nantes, en el oeste de Francia. De allí saltó a la Escuela Superior de Lyón, opción teatro, el camino que siempre quiso seguir. Su vida empezó a resquebrajarse por entonces, incluyendo sus estudios, a causa de una historia de amor torcida. Entonces llegó Christine.

Héloïse bautizó con ese nombre a sus sentimientos de depresión y rabia: "Mi cólera Christine". También fue la heroína de una pieza teatral que desarrolló. En aquellos días, iba también al Conservatorio de Arte Dramático de Lyón, donde disfrutaba. Y lo pasaba mal. "Sí, así es. Creo que era por la necesidad de ajustarse a un texto. No sabía adoptar del todo una voz que no fuese la mía".

Una vía de escape

Asaltada por la depresión, dejó el conservatorio y se escapó a Londres en el 2010 en busca de su propia voz. Salía sola, tratando de encontrar estímulos, de descubrir qué le gustaba de verdad. Una noche acabó en Madame Jojo's, el mítico club del Soho donde un trío de 'drag queens' tocaba en directo y algo hizo clic dentro de ella. Le fascinó aquella libertad absoluta. Acabó yendo a verlas cada noche, hasta que las 'reinas' advirtieron su presencia y nació una amistad. "Ellas me acogieron y me cuidaron –dice Héloïse–. ¿El mejor consejo que me dieron? A veces la gente tiene que inventarse a sí misma".

Héloïse tuvo una revelación: "La música llegó y supe que esa era mi voz. Hasta entonces, no había compuesto una sola canción. Sea como sea, todavía siento como si estuviera balbuceando. Esta es mi voz, pero estoy aprendiendo". Le pidió a aquellas tres 'queens' que se convirtieran en su banda, pero ellas le contestaron que tenían trabajos 'normales' y no podía ser. Héloïse se quedó con su mensaje de liberación y su inspiración musical. Había nacido una estrella. O empezado a nacer.

De vuelta en Francia, empezó a crear el mundo de Christine a base de canciones. Las canciones de Christine y las reinas, siempre con ella aunque no estuvieran físicamente a su lado. Canciones en forma de manifiesto por la diferencia como 'Be freaky' (Sé friki). Eran los albores de una búsqueda de afirmación en la indefinición: Héloïse elude los clichés de género, se define como "pansexual" y divide a las personas por rasgos más particulares que los órganos genitales.

"La vida en el escenario es lo más auténtico de mi vida"

Colgó unas cuantas canciones en MySpace. Nunca pensó que fueran a gustar. No al menos tanto. De la noche a la mañana estaba en la web de la revista 'Les Inrockuptibles' y recibía ofertas para conciertos, aunque no tenía banda, tan solo un ordenador. Parecía un suicidio, pero saltar al escenario salvó la vida de Héloïse: "La vida en el escenario es lo más auténtico de mi vida. Soy yo cuando soy Christine, cuando estoy ahí arriba".

Tras algunos EPs, llegó el momento del álbum, para el que quiso volver a Londres, donde empezó todo. Lo difícil fue dar con un productor que entendiera su visión de las cosas: que no se metiera demasiado y respetara su alergia al 'horror vacui'. En 'Chaleur humaine', todo lo que escuchamos, cada pequeño sonido, está ahí por un motivo. "Gracias por darse cuenta de eso –dice–. Ese era mi lema al principio: cada sonido tenía que estar ahí por una razón. Son sonidos solitarios, minimalistas, siempre importantes".

Encontró a su hombre en Ash Workman, productor del gran grupo Metronomy: "Grupo del que me gustan las canciones –responde ella–, pero no cómo suena. Pensé que nunca íbamos a llevarnos bien, pero resultó que Ash es un hombre al que le gusta trabajar con gente que sabe lo que quiere". Eso es de persona fuerte. Pero en esas canciones, sin embargo, Héloïse suena vulnerable, frágil, con una intensidad demoledora. "Quería que este primer disco fuera así. Hipersensible, como una primera cita. Lo que preparo ahora es distinto".

Christine and the Queens

Mark Ronson, productor de Amy Winehouse y autor del 'hit' 'Uptown funk' con Bruno Mars, se ha quedado tan prendado de estas primeras canciones (en francés e inglés) como los más de 300.000 franceses que quisieron comprarlas. "Es la clase de voz que me gusta: algo áspera y con textura", asegura él. El pasado marzo, Lorde se acercó a Héloïse en un desfile de moda para declararle su devoción. "Tendría que ser al revés. Es raro que sean tus ídolos quienes se presenten ante ti", asegura.

Christine and the Queens es música pero también, en cierto modo, 'performance'. Se entiende cuando se ve a la artista en vivo o en sus casi legendarios videoclips. De pequeña bailó, pero solo ballet clásico. La expresión corporal de Héloïse es ahora una mezcla de teatro y pasos literalmente robados a Michael Jackson. "Veía sus vídeos sin parar cuando era joven". Habla con las manos. Manos que tienen tatuadas un par de frases del clásico del cine 'Freaks' ('La parada de los monstruos') de Tod Browning, maravilloso relato contra la intolerancia. En una mano se lee "uno de nosotros"; en la otra, "te aceptamos".

La canción 'Saint Claude' –cuatro minutos en el cielo– cuenta con un videoclip antológico en el que vemos a la artista filmada como una especie de nuevo Michael Jackson con su silueta distorsionada de las formas más emotivas. El clímax es una escena de levitación que haría llorar a cualquiera, incluyendo a Madonna. De hecho, la Ciccone fichó a los directores para el vídeo de su 'single' de retorno ('Living for love') y, cuando presentó el tema en los premios Grammy, salió del escenario como Héloïse: levitando.

'Look' andrógino lejos de la sexualización

Nuestra entrevistada –obvio– nunca habría podido convertirse en 'drag queen', como sus amigas le aseguraron. Como mucho podría haber sido una 'faux queen', una mujer que pretende ser una drag, como Julie Andrews en la entrañable ¿'Víctor o Victoria'? Al final se decidió por un 'look' andrógino, pero menos: trajes de hombre, pero sin forzar la máquina masculina. Fluidez de géneros que ha ilustrado, por ejemplo, la portada de la edición francesa de la revista Elle. "Me siento como un hombre por la mañana, pero como una chica por la tarde", ha dicho. Su principal intención: luchar contra la idea preconcebida de que una atractiva artista pop debe explotar su sexualidad. Quiere ser una silueta, una presencia, algo más abstracto.

Canciones, performance, vídeos espectaculares, estilo. El pop será un paquete completo o no será. "Yo trabajo para eso", dice ella. "Me gusta lo que consigue Björk, lo que hizo Michael Jackson, esa clase de monstruos del pop. Crear un mundo propio fácilmente reconocible. Trasladar las canciones a una estética visual". Si le preguntan por sus sueños, no habla de fama, solo de música. "Quiero colaborar con el rapero Kendrick Lamar. Y con el grupo Tame Impala… Su líder, Kevin Parker, parece un tipo genial con el que trabajar. Si lo conoces (risas), dile por favor que quiero trabajar con él. Y otro chico al que adoro es Perfume Genius".

El sueño, ahora, de sus fans de aquí es una actuación en directo: ¿cuándo podremos ver su apropiación de Jacko de cerca? "¡Yo quiero que sea pronto! No sé, hay que ver cómo funciona el disco en España. Es muy intimidante sacarlo fuera de Francia. Cada vez que sale en un nuevo país, me pregunto si gustará, si se entenderá. Me inquieta mucho". No se inquiete: el lenguaje del pop es universal. Y Christine and the Queens lo habla de forma preciosa.