El Barrio: "He vuelto para hacer callar a los gilipollas que decían que me estaba muriendo"

El cantautor gaditano, que no necesita el apoyo ni de una gran discográfica ni de la prensa musical para llenar estadios, rompe tres años de silencio con 'Hijo del levante'

El Barrio cara

El Barrio cara / SERGIO CARO

NÚRIA MARTORELL

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Por un lado está José Luis Figuereo Franco, su nombre real. El Selu, que, refugiado en su casa de Cádiz, desvela su otra gran pasión además de la música: la canaricultura. "Cuido 500 canarios. Soy campeón de España y cuarto del mundo. Los míos compiten por su plumaje rojo", aclara.

Y por el otro está El Barrio,El Barrio provisto de su "disfraz". Así se dirige a su seña de identidad, al sombrero que, por cierto, acaba de comprarse en Barcelona. Los venden ya como 'modelo El Barrio'. Un sombrero con el que cambia de semblante cuando, ya en la calle, la gente se percata de su presencia y se siente descubierto. José Luis tiene muy claro que ha de separar sus dos vidas, "por pura supervivencia".

"¿Quién es papá ahora?", le pregunta la mujer del cantante a su hija pequeña, María, de 4 años, cuando el artista se acaba de poner el inmaculado sombrero para la sesión de fotos. "¡Ha vuelto!", exclama la pequeña haciendo referencia a la canción de adelanto que ha publicado, titulada He vuelto. "No, no: ¿Quién es papá ahora?", insiste ella. "¡El Baaarrio!", contesta eufórica mientras le abraza.

EN SU ESTUDIO GADITANO

Poco amante de entrevistas, el cantautor está hoy muy relajado delante de su mesa de mezclas y su ordenador, rodeado de una veintena de guitarras e instrumentos de cuerda varios, un teclado, un cajón… Aquí, en este estudio situado debajo de su vivienda, entre estas cuatro paredes atestadas de instrumentos, ha dado forma a sus tres últimos discos.

El que se pone a la venta el próximo martes lo ha titulado 'Hijo del levante' y supone su vuelta a los ruedos después de que, en el 2012, anunciara que colgaba su sombrero porque "necesitaba descansar y oxigenar" su música.

En enero del año próximo año, El Barrio iniciará una macrogira por toda España, el tour 'Hijo del levante', con actuaciones en grandes espacios como el Palacio de Deportes de Madrid (16 de enero) y el Palau Sant Jordi de Barcelona (31 de enero). Hace unas semanas y en el 30º aniversario de Radio Tele Taxi, ya desató el delirio en la Isla Fantasía.

"Han pasado unos tres añitos / y todavía hay gilipollas que creen que me estoy muriendo", suelta sin tapujos en la tercera estrofa de esta canción-tarjeta de presentación, en este 'He vuelto' que fue lanzarlo y convertirse en el más vendido en iTunes. Con esta letra contesta a los que llegaron a decir dolientes mentiras como que se retiraba porque tenía cáncer.

Esta frase, con insulto incluido, refleja mucho rencor, ¿no cree?

Es que es así. He vuelto para hacer callar a los gilipollas que decían que me estaba muriendo. Nunca lo he tenido fácil. Cada vez que he llegado arriba, han intentado bajarme, ponerme trampas.

Pero ¿quiénes?

Los medios de comunicación, los que nunca me han aceptado ni apoyado. Nunca he recibido un premio importante, aunque, ¿qué valor tienen? Un premio no deja de ser una cosa más que limpiar.

¿Y qué es lo que tiene valor?

La gente que me escucha, la que compra mi música y me permite vivir de mi arte, el público que me sigue. Gracias a él no tengo que estar luchando por sonar en las radios. Aunque al final, gracias a su demanda, las emisoras han tenido que ceder y ponerme. Sí, hay rencor, porque no quiero escuchar más comentarios. Ha quedado muy claro que no me estoy muriendo y que quien lo decía es gilipollas.

En la letra de 'He vuelto' hay más pullas. "Todavía en estos tiempos / que no saben clasificarme si hago rock o hago flamenco". ¿Tan importante es que se clasifique un estilo?

Sí, sí que lo es. Porque en las tiendas de música me veo en sitios equivocados. Me veo, por ejemplo, entre los discos de sevillanas.

'Hijo del levante' es un álbum que remite a sus principios más flamencos. Incluye 14 canciones y la esencia de El Barrio resuena en títulos como 'Sr. Zapatotes', una balada inspirada en los tipos del carnaval de Cádiz. También en Santa María, el nombre del barrio en el que el músico nació (en 1970) y donde se crio, una bulería en la que recorre recuerdos de infancia, de calles y plazas transitadas, y que arranca con los reconocibles acordes de La saeta de Serrat.

¿Es su trabajo más completo?

Sí, en todos los sentidos. Está mi sonido, el más antiguo, y también el más rockero y el más popero. Está todo, aunque sonando siempre flamenco. Yo creo que cada disco es fruto de un estado de ánimo. En 'Duermevela', todo era oscuridad, tonos negros, algo de pop gótico. Con 'Espejos', me puse más rockero.

¿Sus seguidores aceptarán esta propuesta?

Eso espero. El caso es que tengo a los barrieros, a mis seguidores, siempre fieles. Yo llegué a llenar cinco veces el Palacio de Deportes de Madrid. Y ese es un récord que tiene El Barrio, no un artista internacional.

Seguimos ahondando en 'Hijo del levante'. En este nuevo desembarco hay tangos como 'Amada mía' (dedicada a su mujer) y 'Vendimias moras' (con ecos árabes). Hay espacio para el rock en 'Adiós amor', una reflexión sobre la muerte del amor y una crítica a la sociedad, y en 'Cuando el río suena', un maridaje entre el sonido clásico del rock andaluz, una de sus principales fuentes de inspiración, y la bulería. Aunque si hay que destacar una bulería, esa es 'Toreando el destino', un tema que recuerda al desaparecido tocaor Moraíto Chico y en el que participa el hijo del añorado guitarrista, Diego del Morao. "Daba gusto hablar con Moraíto: no se cortaba ante nadie. Y en esta letra también quiero rendir homenaje a Jerez y a su gente", subraya.

El padre de José Luis trabajaba en los Astilleros de Cádiz cuando el chico, con 9 años, rasgueó su primera guitarra, regalo de su abuela. Y con 16 años se fue a los tablaos de Madrid, como tocaor, para ganarse la vida. Acompañó a Rancapino, a Antonio Canales, a Sara Baras, entre otros. Y en las fiestas, en las madrugadas eternas, conoció "lo malo de la noche". "Viví la xenofobia del flamenco. A los artistas nos encerraban en un cuarto y nos hacían salir a cantar cuando se les antojaba a los señoritos, que luego nos metían un billete en el bolsillo. Eso sin olvidar a los típicos déspotas dueños de los tablaos y las ventas, que se creían también los dueños y señores del artista. Todo eso curte, y mucho".

Fue ejerciendo de guitarrista cuando le hicieron ver sus dotes como cantante. "A muchos grandes artistas les gustaba que les cantara. Me llamaban para relajarse o para dormir la siesta. Y allí estaba yo, al pie de sus camas, interpretando cantes de Triana. Más de uno me decía: '¿Por qué no grabas algo? No lo haces nada mal'. Pero yo era muy cortón. Me gustaba también cantarles cosas de Peret".

Recordar ese nombre le entristece. Para este disco había grabado a dúo con el rumbero por antonomasia una pieza con letra del propio Peret, titulada 'Hola, ¿como estás?'. Al fallecer, El Barrio decidió sacarla del disco. Y cuando algún día la publique, "será con fines benéficos".

El joven y tímido José Luis Figuereo estuvo aún varios años ganándose el plato de lentejas con la guitarra. "Me daba mucha vergüenza. Era un cantaor muy pa’dentro. Pero llegó un día que vi que mi nivel económico no estaba acorde con mi edad. Y me presenté con mi maqueta a una discográfica. A partir de ahí fue un camino muy lento, muy de fango, muy de picar piedra. Hasta que la gente se fue subiendo a mi carro y me convertí en lo que soy ahora".

Esos primeros pasos discográficos los dio con un pequeño sello sevillano: Senador, con el que sacó luego sus discos. Hasta que dijo basta.

Ahora vuela solo.

Sí. Este es un álbum autogestionado, un nuevo reto para una nueva historia en la que he involucrado a gente que ya ha conseguido que esté presente en muchos más sitios. Ahora tengo muchas ganas de conquistar nuevos terrenos. Hay sitios de España en los que nunca he cantado. Y lo quiero hacer. Cuando me preguntan por qué no doy el salto al otro lado del charco, siempre contesto que antes me queda mi país.

A usted le gusta cuidar mucho las letras de las composiciones. "Ha vuelto la poesía", asegura con orgullo en su primer sencillo. ¿Dónde le pilla la inspiración?

Pues es algo imprevisible. Es algo que te viene donde te coge y luego lo desarrollas. Me da un poco de corte explicar dónde acostumbra a venirme a mí la inspiración: hay grandes genios que dicen que es mientras se duchan. Bien, pues a mí algunas piezas me surgen en el coche. Entonces cojo el móvil, lo pongo en modo grabadora y así no se me olvidan. Pero la mayoría me han salido en el lavabo haciendo… tú sabes. (risas)

Dato curioso: en todos los cuartos de baño de su casa cuelga de las paredes poemas enmarcados. En el que tiene al lado del estudio de grabación luce en un lugar destacado el desgarrado 'Nanas de la cebolla', de Miguel Hernández.

¿El amor y el desamor son siempre un buen recurso?

Escribir sobre el amor y el desamor es fácil. Muchos cantantes lo hacen, tienen adherencia a esos temas. Pero yo tengo una imaginación muy grande. En este disco hablo de una noche de Reyes en la que una niña abre un regalo que resulta ser un payaso, que luego le habla y así se fragua una historia de amor entre ellos. Ella crece y lo relega al olvido, en una caja de zapatos. Pero en el ropero, a oscuras, él sigue escuchándola. Va contando cada cumpleaños de la niña, que se hace mayor. Y de repente escucha el llanto de la vida, ¡acaba de ser madre! Y es entonces cuando ella recuerda que siempre tuvo a alguien que la protegía, a su payaso.

No desvelamos el final. Ni de la canción ¡ni del cuento! La carátula del álbum incluye una narración también titulada Sr. Zapatones, el debut literario del cantante. "Me pareció una historia tan bonita que quise transformarla en un relato que los padres pueden explicar a sus pequeños".

¿Eso quiere decir que dará rienda suelta a su vena literaria?

No, no. Soy muy de zapatero a tus zapatos, y nunca mejor dicho. Tengo guardados muchos escritos. Me declaro un admirador de la vida. Y me gusta dejar testimonio, ya sea en un papel o en una canción, de lo que veo, de lo que siento.

El Barrio escribe y canta sobre el alzhéimer en una rumba lenta, bautizada 'Memorias del alzhéimer' alzhéimer e inspirada en la película 'El diario de Noa', una historia de amor borrada por esta terrible enfermedad. "Mucha gente se ha sentido identificada con este tema y ha llorado escuchándolo". También hace un llamamiento contra la violencia de género en 'Donde se esconde el miedo'. Una composición por tangos, un grito contra los maltratadores que hace que "le duelan las dagas a las Dolorosas". En esta pieza colabora el genial guitarrista Vicente Amigo.

"Hago las letras muy de calle para que la gente las entienda –detalla el cantante–, con un dialecto muy de Cádiz que me identifica, con una mijita de sal, de aquí abajo, que hace mover a la gente de todos lados. Cádiz es una ciudad con doble luz –añade–: una tacita de plata que la proyecta de dos maneras. El mar refleja la luz del cielo, y su gente proyecta su luz hacia fuera. Y quiero que mi música tenga toda esa buena energía".