Conozca a Peter Vives como la palma de su mano

Le leemos la mano al espía de 'El tiempo entre costuras', que ahora ejerce de clásico en el Teatre Goya con 'El zoo de vidre', de Tennessee Williams

absanchez26529025 dominical 615  mano peter vives castellano160309162528

absanchez26529025 dominical 615 mano peter vives castellano160309162528 / periodico

ANA SÁNCHEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

DE ANTEMANO

Si uno pasa más de 10 minutos con él, corre el riesgo de terminar psicoanalizado. Habla como un filósofo y contesta como un psicólogo: pregunta más que afirma. Le queda un año para terminar Psicología. 

Le llaman “el Jude Law a la catalana”. Se lo rifan en los 'rankings' de “solteros más atrayentes” desde que coincidió en las tres series más vistas de la temporada: 'El tiempo entre costuras' (Antena 3), 'Águila roja' (TVE) y 'La Riera' (TV3). Será galán de otra costurera rompe-audiencias, la de 'Velvet' (A-3), en su segunda temporada. De momento, hasta el 20 de julio, se le puede ver en el Teatre Goya de Barcelona con 'El zoo de vidre', de Tennessee Williams, un clásico que sigue haciendo arquear cejas con una abrumadora interpretación actoral.

Peter Vives. 26 años. Neozelandés por parte de madre. Toca el piano, pero no le gusta dar la nota. Le fascina el cosmos, adora el chocolate, comparte piso con un gato siamés y suele invertir la mayor parte de su dinero en restaurantes. Hombre curioso, algo caótico, indeciso. “Soy tan indeciso que creo que nunca me casaría”, asegura. Y contradictorio en cuanto le dejan. “Siempre digo: ‘No me hagáis caso, porque la semana que viene puedo opinar lo contrario de lo que estoy defendiendo”. Sueña despierto, pero no cree en los finales Disney. “La vida no termina ahí ni mucho menos: con un beso y una pareja junta”. Aunque seguramente la próxima semana, advierte, pensará completamente diferente.


Se está haciendo famoso por enamorar a costureras. Sí [sonríe].

Habrá que dar por hecho que sirve para un roto y para un descosido. [Sonríe]. No lo sé. Me gustaría servir para todo, porque hay muchas cosas que quiero hacer en la vida. Por eso me gusta copiar historias.

Estudió Física y Psicología. Sí, pero no me acuerdo de lo que aprendí.

De físico nadie le pondría pegas. [Se ríe y contraataca con un miniperfil psicológico de la entrevistadora].

¿Qué se diría si se autopsicoanalizara? No te tires tantas piedras. Quiérete más. Te mereces ser feliz y sonreír y disfrutar de todo. Todo el mundo se merece eso.

¿Usted se tira muchas piedras? A veces no te permites ser feliz.

¿Por qué? Te puedes exigir demasiado. Aunque también creo que paso soñando despierto mucho tiempo y que debería hacer más cosas. Es contradictorio.

Usted es contradictorio e indeciso. Sí. Pero, aun así, objetivamente, creo que estoy haciendo las cosas bien [se ríe]. Es contradictorio.

 ¿Es feliz ahora mismo? A ratos. Sí. No sé.

 Es “el-actor-del-momento”. Eso es una chorrada.

¿Y qué es lo importante? Lo importante es que tu imagen ideal se corresponda con tu imagen real. Si quieres ser una cosa muy distinta a la que eres cada día, no vas a ser feliz.

 ¿Y cuál es su imagen ideal? Yo creo que se está correspondiendo bastante. Bueno, a ratos. A nivel profesional quizá aspiras a más cosas.

¿A qué? No lo sé. A un trabajo fuera. ¿Usted cree eso también? ¿Qué considera ser feliz?

Le gusta entrevistar más que ser entrevistado. No sé. Soy curioso. Quiero llegar a respuestas que me sirvan de algo.

¿Lo más raro que tiene en casa? Unos cojines rosas que estaban cuando entré en el piso. Y aún están. Porque tengo poca personalidad.

¿Poca personalidad? El rosa no me gusta y menos para decorar. Pero no los he quitado.

¿Alguna manía? Perder el tiempo [se ríe].

No lleva reloj. No. ¿Por qué? Tengo móvil. Regáleme uno y me lo pondré. Pero los pierdo.

Qué ironía: se ha hecho famoso con ‘El tiempo entre costuras’. Quizá si no perdiese relojes, no [se ríe].

¿Más manías? No soy muy maniático [se lo piensa]. Sacar bien el jabón de los platos. Antes de pillar un plato, le vuelvo a pasar agua. Es importante lo que comes.

Suele dejar todo para el último momento. Sí. Absolutamente. Me cuesta esfuerzo no guiarme por el impulso emocional.

¿Se arrepiente de algo? De nada. Habría vivido igual que hasta ahora.

Pero se fustiga. No me siento culpable, porque no cambiaría nada. Si te afectan las mismas variables, eso te lleva a actuar de una forma determinada. Era inevitable.

El mundo se ha perdido un gran psicólogo. Filósofo me gusta más.


“No me hable de 'The Cheetah girls 2'”, dice cansino al escuchar “trabajo”.

Es que se metió a actor porque le llamó Disney. Eso es 'The Cheetah girls 2'. Ya había hecho una película antes con 15 años.

Pero decidió ser actor con 18. Es verdad. Después de esa peli, por equis razones, dejé Física y empecé Psicología y a estudiar teatro.

Tras Disney, o se termina comiendo perdices o se madura a lo Miley Cyrus. Exacto. Pero lo mío… O tiene muchas consecuencias lo que haces, como las cuatro chicas 'protas' que se fueron de gira, o nunca vuelves a saber nada más de esa gente. Lo que no tiene ningún sentido es que la película termine cuando se dan el beso y sean felices. Eso ha arruinado muchas cabezas. Yo soy un fiel creyente en la independencia. No creo que el hombre por naturaleza necesite a alguien y vivir en pareja.

Podría haber sido el Legolas de ‘El Señor de los anillos’. ¡Oh, gracias! [se ríe]. Lo pensé cuando salió. Se rodó en Nueva Zelanda y mi madre es de allí. Si hubiera estado en Nueva Zelanda, quizá habría hecho el cásting. Y quizá habría hecho de figurante como elfo.

Su tío [Murray Newey] conocía a George Lucas. Sí. Si mi tío siguiera vivo, quizá hubiésemos hecho alguna peli juntos. Era productor.

 Ya ha rodado hasta con Julianne Moore. Yo tenía 18 años aún. Fue una escena solo, pero sí, sí, ya te marca, te marca [se ríe].

¿Tareas pendientes? ¿Terminar la carrera? No sé. Viajar. Es contradictorio: terminar la carrera y viajar.


Es el príncipe azul de la tele. [Sonríe]. 

¿De qué color es en la vida real? Me pongo bastante rojo.

Le llaman “el nuevo galán”. ¿Lo es? No soy galán. 

¿Alguna anti-galantería de la que se arrepienta? Ser demasiado directo a veces. 

¿Con consecuencias catastróficas? No muchas. No me quejo. Pero como no soy a priori una persona que necesite a alguien a su lado… No necesito una pareja para ser feliz.

¿Ha protagonizado más melodramas, comedias románticas, algún ‘thriller’? Oye, Toni [le pregunta a un compañero del Teatre Goya que en ese momento pasa al lado], ¿cómo es mi vida sentimental? “Muy complicada”, le responde. Muy complicada [reafirma él]. Es una película de Woody Allen. Yo creo que mi vida sentimental es un monólogo [se ríe].

¿Alguna locura por amor? No. Locura, locura, no. No puedes ser tan evidente, porque van a ver que te tienen y no vas a gustar tanto. No me he atrevido.

Le gustaría ser padre. Sí, evidentemente lo ves lejos, pero me veo siendo feliz como padre.