Michael Fassbender: "El trabajo de mis sueños sería ser piloto de carreras"

Le gusta pisar el acelerador. En su moto y en el cine. Tras un 2012 tranquilo vuelve con personajes al límite, en 'El consejero', de Ridley Scott, y en '12 años de esclavitud', de Steve McQueen

Fassbender

Fassbender / periodico

IRENE CRESPO

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Dentro de unos años, y quizá no tantos, parecerá una leyenda, pero fue real: Michael Fassbender (Heidelberg, Alemania, 1977) se presentó en el Festival de San Sebastián de 2011 en moto, directo de Venecia con su premio al mejor actor por Shame, sin publicista y sin el séquito inseparable de cualquier estrella de Hollywood. Solo él, su BMW, su chupa de cuero y sus botas, que se quitó en cuanto llegó a la habitación del hotel María Cristina. Por allí se movía, como pez en el agua, entre la prensa y los curiosos, descalzo o en chanclas, presentando Shame y, aunque ya se había estrenado 'X-Men: Primera generación', su primer éxito de taquilla, aún podía pasear por la calle sin que le molestasen los fans. Un año después, con 'X-Men: Primera generación' como pasaporte al gran público y con 'Shame' como la película que definitivamente le puso en el lugar que se merecía (“el mejor actor de su generación”, según dice Steve McQueen, quien descubrió su potencial en 'Hunger', en 2008), estrenó 'Prometheus', su segundo éxito de taquilla, y primera película con Ridley Scott.

Y hoy, solo dos años después de esa entrada en moto en San Sebastián, todo ha cambiado. O casi todo. El actor protagoniza dos de las grandes películas del año'12 años de esclavitud', de McQueen, y 'El consejero', de Scott. Las fans que le dedican webs, tumblrs y blogs, le esperaron emocionadas primero en el Festival de Toronto y después en el de Nueva York. En esta ocasión, en el hotel de Manhattan donde es la entrevista, sí hay varias publicistas en la puerta y Fassbender ya no recibe descalzo, pero sí con la misma sonrisa enorme y su calidez irlandesa. Y, seguramente, ha dejado la moto cerca. Aunque la suya sea una de las carreras de ascenso más rápido y acertado, el actor asegura que, si puede, volverá a San Sebastián en moto. Él solo. "Claro que lo haría… No soy Brad Pitt", y suelta una de las primeras carcajadas de la entrevista, esas que pusieron nervioso a David Cronenberg en el rodaje de Un método peligroso ("Le irritaba que estuviera siempre feliz", confiesa el actor). "Cuando Brad sale a la calle, es el caos. Reconozco que a mí han empezado a pasarme cosas así, pero como empecé tan tarde no he tenido el entusiasmo propio de las fans adolescentes", otra carcajada.

Aquel viaje a San Sebastián fue la última parada de un tour de casi dos meses por Europa que había empezado con su padre. "Después de Prometheus me cogí un año sabático", recuerda. Y de repente se pone nostálgico. "Estuvo muy bien aquel viaje con mi padre, mi madre se unió en Dubrovnik… Fue muy especial. Me gusta pasar tiempo con ellos, porque siempre han trabajado muy duro en el negocio de la restauración y tampoco yo he parado últimamente. Necesitaba relajarme, bajar el ritmo después de tres años tan intensos".

Apariciones fugaces

Como gran aficionado a las motos, los coches y la velocidad ("En realidad, el trabajo de mis sueños sería hacer de piloto de carreras", reconoce durante la charla), él mismo había pisado el acelerador en su carrera. Incluyendo 'Hunger', el pistoletazo de su rápida trayectoria ante la cámara, Fassbender rodó 13 películas en tres años. A eso se refiere cuando habla de "intensidad". Una intensidad que, por otro lado, llevaba buscando desde que a los 17 años se dio cuenta de que no podía tener un futuro serio como guitarrista de heavy metal, su primera pasión, y se decantó por la interpretación. Se pasó una década de casting en casting, muchos perdidos (Ben Affleck le ganó el de 'Pearl Harbor'), y otros con éxito… relativo, como el de la serie de Spielberg Tom Hanks'Hermanos de sangre', su primer papel. Interpretaba a uno de los soldados, se pasó nueve meses rodando, y luego… "Si pestañeas no me ves", se ríe, aludiendo a su brevísima aparición en el metraje final. Peor fue su primera y aún única película con Woody Allen'El sueño de Casandra': un día de rodaje y un cameo que desapareció. Ni siquiera aparece en los créditos.

A esta altísima velocidad que lleva Fassbender, es seguro que el director neoyorquino le volverá a llamar. Solo necesitaría conocerle más, saber que detrás de la complejidad dramática de todos sus personajes hay un actor que enervó a Cronenberg con su felicidad, y que encajó como nadie las inagotables bromas sobre su desnudo frontal en 'Shame'. Esa gran sonrisa que le devolvió a George Clooney cuando este le dijo desde el escenario de los Globos de Oro: "Seamos sinceros, Michael, podrías jugar al golf sin palo", no le habría quedado tan honesta a cualquiera. Bueno, quizás a Clooney... si algún día se atreve a lo que se atrevió Fassbender. Y no hablamos del desnudo frontal, sino a descender a los infiernos del alma como hizo en Hunger, y aún más lejos en 'Shame'.

En ese sentido, todo lo que le pide Steve McQueen se lo da. Él se ríe. "Es cierto, ya le he dado todo lo que tengo. Es como mi familia. Cambió mi vida y confío ciegamente en él. Me siento en deuda con él y voy a cada lugar al que me pida ir". Y añade, devolviéndole el cumplido: "Además, me parece un maestro del cine". En su tercera película juntos, '12 años de esclavitud', la crudísima historia de Solomon Northup (el protagonista que interpreta Chiwetel Ejiofor), Fassbender es Edwin Epps, dueño de una plantación de algodón en la que sirve Solomon. Es un hombre extremadamente cruel, un villano lleno de aristas, matices, grises. "Como hago siempre, intenté sacar la humanidad de Epps, relacionarme con él. Es un hombre cruel que hace cosas horribles porque está enamorado de una de sus esclavas, Patsy (Lupita Nyong’o), y no es lo bastante inteligente para saber gestionar sus sentimientos. Por eso la maltrata". Al final, reconoce Fassbender, sintió "pena por Epps".

Método de trabajo

Personajes intensos, dramas extremos que le llevan al límite, que se quedan con él para siempre, después de que se los aprende y los conoce por repetición. Es lo que le gusta a Michael Fassbender. "Leo el guion una y otra vez", reconoce. "Para '12 años de esclavitud' mi 'coach' me mandó grabaciones con acentos sureños y los oía una y otra vez. Es aburrido, pero es así como voy entrando en el personaje". Luego le cuesta salir, durante el rodaje y cuando acaba. "Siempre me queda algún resto de ellos. Mientras ruedo no me gusta desconectar del todo, sigo pensando en ellos, sin perder la objetividad y la distancia para dejar cierto espacio a lo inesperado".

La primera vez que trabajó con Ridley Scott, en 'Prometheus', Fassbender vio una y otra vez 'Lawrence de Arabia', "en bucle". Esta vez, para 'El consejero', ha trabajado sobre el guion, leyéndolo sin parar, un libreto firmado por el autor de la novela en la que está basada, Cormac McCarthy, y en el que el escritor profundiza en sus temas habituales: la violencia, la moral. El actor irlandés encabeza un reparto de primera (Brad Pitt, Penélope Cruz, Javier Bardem, Cameron Diaz) como el 'consejero' del título, un abogado que se mete en un negocio de tráfico de drogas y todo sale fatal. "Es un arrogante –explica el actor–. Un tipo listo que se cree aún más listo de lo que es, así que lo único puro que hay en él es la relación que tiene con Laura (Penélope Cruz). Ella le hace más humano".

Si en '12 años de esclavitud' pierde sus dotes de seductor, en 'El consejero' las recupera desde el minuto uno: en la primera escena, Fassbender aparece entre las piernas de Penélope Cruz. Después, en otro momento de la película, el personaje hortera al que interpreta Javier Bardem le pregunta: "¿Sabes por qué le gustas a las mujeres?". "¿Porque follo bien?", le contesta, encantado, el consejero Fassbender. ¿Nuevas bromas para el gremio? Se ríe. "Siempre son incómodas, esas escenas. Solo te centras en que tu compañera esté cómoda, aunque ni tú mismo lo estés del todo. Con Penélope, y con Javier, fue todo muy bien… aunque incómodo".

Halagos constantes

Después de rodar 'Prometheus', Ridley Scott dijo de Fassbender: "Probablemente es uno de los tres o cuatro mejores actores que hay ahora mismo". "¡Me dijo que era el mejor! ¿Quiénes son esos tres o cuatro?", bromea, mientras suelta su seductora carcajada. La risa y las bromas son su forma de encajar los halagos que recibe constantemente. Aprendió la lección tras la gran campaña que hizo para lograr la nominación al Oscar por 'Shame', esa que todo el mundo le aseguraba que iba a obtener y que nunca llegó. Por eso, agradece todas las buenas palabras y asiente cuando le hablan de que su nombre podría estar en los próximos Oscar, pero nada más. No hará promoción esta vez. Ni siquiera estará en Estados Unidos o disponible.

Con varios filmes pendientes de estreno ('Frank', 'X-Men: Días del futuro pasado'; lo último, sin título, de Terrence Malick, con Natalie Portman y Ryan Goslin; y el que está rodando actualmente, 'Slow West'), Fassbender se marcha a Nueva Zelanda para preparar su primera película como productor (con la empresa que ha montado con un amigo): la adaptación del videojuego 'Assassin’s Creed'. Después protagonizará 'Macbeth', con Marion Cotillard, 'Prometheus 2' y el drama 'Genius', con Colin Firth. Como se puede comprobar, no deja de pisar el acelerador. "Estoy trabajando duro porque sé que en este trabajo hay un periodo de productividad donde subes y subes... hasta que un buen dia llega el declive". ¿Y cuando llegue? A la carretera, de nuevo. "Después de todo esto, me cogeré tres meses libres para hacer otro viaje en moto con mi padre, esta vez por Suramérica". A seguir acumulando historias reales que algún día parecerán leyendas. Steve McQueen ya se dio cuenta de a quién tenía delante durante el rodaje de 'Hunger'. "Nadie sabía quién era Michael entonces, y recuerdo que le dije al equipo: 'Todos los que estamos aquí en algún momento de nuestra vida diremos: Yo trabajé con Michael Fassbender".