David Byrne: "La falta de dinero lo afecta todo, hasta el sonido de la música. Es triste pero es así"

La antigua voz de los Talking Heads presenta 'Love this giant' este sábado en l'Auditori de Barcelona acompañado por la princesa del pop alternativo, St. Vincent

David Byrne

David Byrne / periodico

JUAN MANUEL FREIRE / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las respuestas del mítico David Byrne, figura clave de la escena musical neoyorquina desde mediados de los 70, antigua voz de los clásicos Talking Heads, son algo más que una fuente de información o de opinión: son una fuente de inspiración. Son una muestra de vitalidad, de fe en el arte, de confianza en uno mismo pero también en los jóvenes. Son lecciones de hambre y ansia. Por eso no extraña que este año fuera invitado a ofrecer un discurso a graduados de la Universidad de Columbia, aunque sobre este comentado acto hablaremos después.

Byrne pasa estos días por España con la gira 'Love this giant', el disco que ha grabado con la princesa del pop alternativo Annie Clark, alias St. Vincent. Podremos verlos el sábado en el Auditori de Barcelona. Disco y espectáculo son el resultado imaginativo de la simbiosis entre dos artistas a los que separan algunos años -él cumplió 61 en mayo, ella hará 31 el día 28- pero unen un puñado de elementos. Ambos son amigos de meter ideas subversivas en entornos pop, y son capaces de sonar al tiempo muy raros y muy bellos.

También les une que ambos abandonaron sus estudios artísticos antes de graduarse. Byrne dejó el Maryland Institute College of Art y, después, la Rhode Island School of Design después de un año. Clark dejó la universidad de Berklee al tercer año. “¿De verdad? ¿Annie no acabó la escuela musical?”, pregunta Byrne. Me parece curioso que yo lo sepa y él no. “Bueno, supongo que ambos advertimos que un título no iba a ayudarnos a hacer la música y el arte que nos gustaba y queríamos hacer. ¡Ni siquiera iba a garantizarnos un trabajo! Me gustó mi experiencia en Rhode Island. El ambiente era excitante y me dio tiempo para experimentar y explorar, pero una vez supe lo que quería hacer me di cuenta de que un título no iba a ayudarme”.

Papeles cruzados

Según cuenta el propio Byrne, sus roles en esta colaboración no fueron demasiado claros: podían cruzarse uno en las tareas del otro. Eso solo puede suceder cuando dos artistas se entienden realmente de forma instintiva. Casi sin hablar, con solo una mirada, como en las mejores relaciones.

“He hecho muchas colaboraciones en el pasado y habitualmente la línea divisoria es clara -explica-. Una persona hace la música y otra las letras, por ejemplo. Pero esta vez hubo mucha superposición; parte de la música de una canción podría haberse originado con Annie y después yo podía retocarla o meter algo nuevo. Fue muy fluido”.

Hace tiempo tuve oportunidad de hablar con su compañera en este juego de sonido explosivo. Su emoción respecto al proyecto con Byrne era palpable. Estaba excitada por la presencia de tantos vientos, una presencia que se ha visto después trasladada al directo: hasta ocho músicos de viento acompañan a Byrne y Clark en un repaso al nuevo disco, pero también a su repertorio anterior, como 'Cruel' en el caso de Clark y 'Road to nowhere' y 'Burning down the house' para Byrne.

Sea como sea, la atención se centra menos en la sección de viento que en la pareja protagonista: Byrne, con esos movimientos excéntricos que han hecho época, todo brazos ligeros y piernas felices; y Clark, con su monstruosa habilidad a la guitarra. Antes la he llamado princesa y, en realidad, no sé si el término sirve para ella. Ella es brutal. “Creo que hemos acabado haciendo algo extraordinario, tanto en el disco como en el directo -asegura Byrne-. No he visto nunca nada igual: las composiciones, las coreografías, cómo se usan los vientos-”. Es que unos buenos vientos siempre imponen.

¿Por qué no se usan más en música pop ahora mismo? ¿Es cuestión de dinero? “¡Claro, son caros! Nosotros tuvimos entre 12 y 14 músicos en la mayoría de cortes. Necesitas un gran estudio para eso. Y necesitas arreglos. Nos guste o no, el dinero afecta a todo, incluido el sonido de la música. Es triste decirlo pero es así. Jherek Bischoff, otro músico con el que he trabajado, tiene una solución bastante curiosa: va en bici a las casas de los músicos con el ordenador portátil en la mochila, graba cada parte de forma individual. Y sorprendentemente, al final suena como una orquesta completa”.

Colaboraciones con músicos más jóvenes

Para Byrne, colaborar sobre todo con gente más joven es una forma de asegurar su relevancia. Él siempre ha sido amigo de los cruces. Algunas de sus asociaciones son históricas. Ahí quedan sus dos discos con Brian Eno: 'My life in the bush of ghosts' y 'Everything that happens will happen today', separados por 27 años. O sus canciones con Caetano Veloso en el 'Live at Carnegie Hall' (2004) de este último. O la versión del clásico pop brasileño 'Águas de Março' con Marisa Monte. En los últimos tiempos, ha colaborado con Fatboy Slim (en el disco inspirado por Imelda Marcos 'Here lies love', convertido luego en musical), Dirty Projectors, Maximum Balloon¿ Un no parar.

“Colaborar -dice Byrne- es una forma de empujarte a ti mismo a otro espacio fuera de tu zona cómoda. Te fuerza a no recaer innecesariamente en técnicas de composición y soluciones que ya has usado en el pasado”.

Le pregunto si la escena musical de Nueva York se presta realmente, ahora mismo, a las uniones artísticas. Y no lo tiene claro. “La última generación de músicos pop de Nueva York -Dirty Projectors, Grizzly Bear, Sufjan Stevens, Animal Collective, Yeasayer, The National- está en la carretera. Todos están muy establecidos ahora mismo, lo que significa que están muy ocupados y no tienen tanto tiempo para salir unos con otros como solían”. Pero, ¿se apoyan unos a otros? ¿Existe una comunidad férrea? “Los músicos se apoyan mucho, hasta donde yo sé, pero en cualquier caso, en el actual escenario económico, es bastante difícil para los músicos asentarse y poder ganarse la vida. Me preocupa que servicios como Spotify, que acaba de llegar a Estados Unidos, le compliquen aún más las cosas a los músicos emergentes”.

Muchos de esos músicos y esas bandas emergentes guardan una clara deuda con el legado de Byrne. Cada día aparece un nuevo grupo que suena a su antigua formación. La lista de influenciados por Talking Heads es larga y noble: Kate Bush, Pixies, Arcade Fire, Modest Mouse, LCD Soundsystem¿ Un dato interesante: Radiohead sacaron su nombre de la canción 'Radio head' de su álbum de 1986 'True stories'. 

¿Qué piensa de la obvia influencia de Talking Heads en tanta música? “Sé de algunos grupos a los que marcamos porque ellos mismos me lo han dicho, pero la gente también me habla de muchos otros grupos en los que, sinceramente, tampoco lo veo”. Además de genial, modesto.

Pocos músicos representar mejor a Nueva York que Byrne, pero, por si no lo sabían, este hombre no es estadounidense. Nació en Dumbarton (Escocia) el 14 de mayo de 1952. Cuando tenía dos años, sus padres se mudaron a Canadá, y seis años después a los suburbios de Baltimore (Maryland). En 1970 Byrne entró en la Escuela de Diseño de Rhode Island, que no le convenció del todo, pero al menos le sirvió para conocer a Chris Frantz y Tina Weymouth, sus futuros compañeros en Talking Heads con los que antes formó el grupo The Artistics.

A principios de 1974, Byrne decidió que debía mudarse a Nueva York si quería convertirse en un artista de verdad. Frantz y Weymouth le siguieron. Y un año después Talking Heads daba su primer concierto, nada menos que como teloneros de Ramones y nada menos que en el mítico club CBGB. No tardaron en fichar por la discográfica Sire, la misma que después lanzaría a Madonna.

La idea del nombre Talking Heads vino de algo que un amigo del grupo leyó en una revista de televisión. Una 'talking head', o “cabeza parlante”, es ese típico plano estático de documental en el que alguien aparece hablando de hombros para arriba. Todo contenido, nada de acción. Y por esto último, según Tina Weymouth, el nombre era ideal para el grupo. Curioso.

Porque la realidad es que Talking Heads eran, al inicio de su carrera, un dechado de acción: electricidad, energía y una estridencia controlada. Entre su debut largo de 1977 ('Talking Heads: 77') y el disco final de 1988 ('Naked'), recorrieron un espectro sonoro de amplitud imposible, entre el funk, los atajos a la música étnica y el pop sencillo, siempre de forma efectiva y adictiva. Muchos de sus temas pueden tildarse de clásicos absolutos: 'Road to nowhere', 'This must be the place' (Naive melody), 'Once in a lifetime', 'Life during wartime'. Y entre todos ellos hay un vencedor muy claro: 'Psycho killer'.

Malos tiempos para el arte

Si no han visto a David Byrne interpretar esta canción en el filme de concierto 'Stop making sense', déjenlo todo y vayan a ello. Toda la película es imperdible, un clásico del cine rock dirigido por Jonathan Demme, quien más adelante rodaría 'El silencio de los corderos'. Una película como 'Stop making sense' pero basada en 'Love this giant' parece buena idea. “Sí, de hecho, Demme quiere hacerla -comenta Byrne-. Pero estuve buscando financiación durante varios meses y no la encontré. Una pena”.

Así como lo leen: incluso alguien como David Byrne -que, además de Talking Heads, cuenta con una extensa carrera en nombre propio y fundó el emblemático sello world music Luaka Bop- puede toparse con problemas para financiar sus proyectos en el paisaje económico actual.

Su reciente discurso a los graduados de la Columbia School of the Arts del que hablábamos al principio fue tildado de deprimente. En él presentó una serie de gráficos que decían que, en fin, ibas listo si lo que querías era dedicarte a las artes. Según uno de esos gráficos, solo el 3% de los graduados en cine y teatro, y el 5% de los graduados en escritura y artes visuales, acababan trabajando en lo suyo. “En realidad di algunos datos que no estaban bien, pero igualmente el paisaje es gris. Dicho esto, al final les dije que es posible tener una vida en las artes y hacer lo que amas. No te harás rico, siempre será una lucha; pero la vida y la gran satisfacción creativa son posibles. Dejé claro por ejemplo que los actores que ponen su vista en ser estrellas convencionales del cine o la televisión están limitando sus opciones creativas”.

Y el futuro de Byrne, ¿cómo pinta? ¿Cuál será su siguiente paso tras el final de la gira 'Love this giant'? “Para ser sincero estoy pensando en otra obra de teatro musical. 'Here lies love', mi obra sobre Imelda Marcos, fue un éxito, y era a la vez política y muy emocional. Quiero intentar otra pero prefiero no hablar aún sobre ella; me podría llevar años”.