La tercera patrona

Dicen que no hay dos sin tres. Y en el caso de la ciudad de Barcelona, las patronas son la Mercè, Santa Eulàlia y, por último aunque no menos importante, una Santa Madrona reivindicada recientemente. «Ha sido la copatrona perdida, a la sombra de las otras. Está relacionada con temas marítimos y también con la lluvia, porque Madrona es conocida como la virgen del Agua», explica Maite Roca, presidenta de la Associació Institut Promoció de la Cultura Catalana (AIPCC), cabeza visible de un movimiento entre espontáneo y romántico surgido en el Raval con el único objetivo de potenciar esta y otras tradiciones catalanas. «Conozco diferentes versiones sobre la historia de la joven Madrona, pero todas coinciden en que la mataron con 15 años por no querer renunciar a su fe. Como nosotros, que también defendemos unos valores, una cultura, aquello en lo que creemos», añade Roca.

Unión de entidades

El primer paso para recuperar esta festividad olvidada tuvo lugar en el 2012, y se consolidó el domingo 10 de marzo. Santa Madrona ha vuelto con fuerza al calendario festivo de la ciudad gracias a la buena sintonía y complicidad entre el distrito, la AIPCC y otras entidades de la zona como la Casa dels Entremesos, el Casal de Barri Folch i Torres y el Casal d'Infants del Raval. «Fue la segunda edición de la Festa de Cultura Popular del Raval, y partir de ahora queremos que sea conocida por todos como la fiesta de la Santa Madrona, la tercera fiesta mayor de Barcelona», explica entusiasmada Roca, quien recuerda que la onomástica de la mártir cristiana es el 15 de marzo.

El pasacalle de las diferentes collas invitadas partió de la plaza de Folch i Torres, de donde salieron los tres cabezudos inspirados en los personajes más populares del libro infantil Les aventures extraordinàries d'en Massagran, y acabó en la plaza de Blanquerna, próxima al Portal de Santa Madrona, donde concluyeron su recorrido.

Las colles coincidieron con La Coronela, una comitiva uniformada de época en recuerdo a las milicias ciudadanas formada por artistas y artesanos de diferentes gremios que desde el siglo XV y hasta el principios del XVIII defendieron la ciudad.

El pasacalle popular aprovechó una de las paradas, en el monasterio de Sant Pau del Camp, para bendecir, siguiendo la tradición, los tres cabezudos y la bandera de Santa Madrona. «Con los capgrossos del barrio hemos conseguido involucrar a los jóvenes del Casal d'Infants del Raval, chicos de 15 años de diferentes culturas y procedencias. Con solo dos ensayos, bordaron su actuación», celebra la presidenta de la entidad, quien siempre había echado de menos una fiesta en las calles del Raval con el imaginario tradicional. Desde bastoners a gegants. «No pedía ni más ni menos que aquello que ya hacen otros barrios del distrito», matiza Roca.

«Aunque hay cosas que lógicamente iremos puliendo, como el recorrido, podemos decir que esta segunda edición ha sido un éxito. En ella participaron unas 500 personas y asistieron quizá otras mil», calcula Roca.