UNA historia de LES CORTS... El circuito de Pedralbes

Las carreras más rápidas y desconocidas

Los coches se ponían en los años 50 a 300 km/h por la avenida de Pedralbes y la Diagonal

Creu de Pedralbes 8Uno de los tramos del desaparecido circuito.

Creu de Pedralbes 8Uno de los tramos del desaparecido circuito.

SARA MINGOTE
BARCELONA

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En el año 1946 se inauguró el Circuito de Pedralbes, en el que se efectuaron cinco carreras de coches con una afluencia de más de 300.000 espectadores. El trazado, visto el éxito del acontecimiento, se amplió y quedó delimitado por la avenida de la Diagonal, Numància, el paseo de Manuel Girona, la avenida de Pedralbes y la de Esplugues. Este singular circuito, en el que se alcanzaron hasta los 300 kilómetros por hora, desconocido para muchos, fue eclipsado por el de Montjuïc. Pero, sin duda, fue un atractivo entretenimiento para los seguidores de carreras automovilísticas.

Ángel Campos, autor del libro Circuito de Pedralbes, la historia desconocida, explica que las carreras se pudieron realizar gracias a la ampliación que se hizo de la Diagonal: «En 1950 se quiso dar un salto cualitativo y se amplió el circuito, atrayendo a los mejores equipos».

Las carreras, según apunta Campos, duraban algo más de tres horas y se celebran el último domingo de octubre, ya que los organizadores determinaron que esta era la época con las mejores condiciones climatológicas para su celebración.

Baja siniestralidad

En sus pocos años de vida, en este circuito urbano tan sólo se produjo un accidente mortal, en el que murieron tres personas. Sucedió en 1950, cuando al piloto italiano Franco Rol se le bloquearon los frenos y se coche se abalanzó sobre el público en un tramo de la avenida de Pedralbes. Tal y como apunta Campos, este fue el único incidente grave de la competición, que se celebró en 1946, 1948, 1950, 1951 y 1954.

Uno de los que tuvo la suerte de presenciar estas carreras en suelo urbano fue Francesc Adserias, quien a los 6 años pudo ver, impresionado, cómo los potentes coches de carreras alcanzaban grandes velocidades por una recién ampliada Diagonal. Adserias explica que lo que más le impactaba del circuito era el ruido de los vehículos. «El estruendo era espectacular. Los coches pasaban casi rozándote. Yo siempre solía ir a ver las carreras con mi padre en la Creu de Pedralbes».

El autor de Circuito de Pedralbes, la historia desconocida, cuenta que entre los conductores catalanes Alberto Puig Palau, que tenía de copiloto a Juan Jover, fue el que obtuvo mejor resultado. Quedó tercero con un veterano Maserati en 1946, año en el que ganó el italiano Giorgio Pelassa, también con un Maserati. El cantante Joan Manuel Serrat llegó a dedicarle a Puig Palau la canción Tío Alberto. No en vano, este corredor era burgués polifacético que, además de ejercer de mecenas en el mundo del flamenco, probó en otras disciplinas como la moto acuática y la interpretación.

La Diagonal tiene mucho que agradecer a estas carreras. «Con el pretexto de abrir el circuito se hizo una muy digna entrada a Barcelona», apunta Campos, quién también explica que la carreras se suspendieron por un accidente en la prueba de 24 horas de Le Mans que dejó 85 muertos. Esta tragedia hizo que los organizadores (la entidad deportiva Penya Rhin, presidida por el empresario Joaquim Molins), se replantease volver a organizar la competición y finalmente desistiese por la necesaria renovación de las medidas de seguridad.

El circuito de Pedralbes fue, sin duda, gran exponente de las carreras de coches. Pese a puntuar en el Campeonato Mundial de Fórmula 1 desde 1950, es casi desconocido.