DISTRITO 10. Sant Martí

Alchemika se transforma en biblioteca autoservicio

El nuevo equipamiento cultural, que da servicio al Camp de l'Arpa, Clot, Navas y sur del Guinardó, permite llevarse y devolver libros de forma sencilla con una pantalla táctil y el código de barras

Una de las salas de la nueva biblioteca Camp de l'Arpa-Caterina Albert, en Indústria, 295, inaugurada el pasado 1 de diciembre.

Una de las salas de la nueva biblioteca Camp de l'Arpa-Caterina Albert, en Indústria, 295, inaugurada el pasado 1 de diciembre.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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El autoservicio ha llegado también a las bibliotecas para agilizar el préstamo de documentos, garantizar la privacidad y, en definitiva, potenciar la autonomía de los usuarios. La Biblioteca Camp de l'Arpa-Caterina Albert (Indústria, 295), inaugurada el pasado sábado 1 de diciembre, es la primera biblioteca pública de la ciudad que incorpora este sistema, apoyado en un sencillo lector de códigos de barras y una pantalla táctil. «Estamos en fase de pruebas, con una persona encargada de atender a los usuarios si tienen alguna duda, pero es muy visual e intuitivo», explica el director del equipamiento, Ignasi Sanz.

Con 2.489 metros cuadrados de superficie útil repartidos en tres plantas, la puntera biblioteca situada en la antigua fábrica de plásticos Alchemika da servicio a los vecinos de los barrios de Camp de l'Arpa, Clot, Navas y sur del Guinardó. «Somos una biblioteca de proximidad del distrito de Sant Martí, pero por nuestra especial situación, en la frontera, también contamos con recibir usuarios de otros distritos», cuenta Sanz, quien puntualiza que la biblioteca del distrito y de referencia sigue siendo la de Xavier Benguerel (avenida del Bogatell, 17).

MUDANZA DE GARCILASO / Este nuevo equipamiento, con más de 3.000 visitas el mismo día de la inauguración, ha sido muy bien acogido por los vecinos de la zona que reclamaban desde finales de los años 80 equipamientos en los terrenos de la antigua Alchemika. «Vivo enfrente, y estoy encantado. Hasta ahora tenía que ir a las bibliotecas del Guinardó y Sagrada Família, y hay un buen trozo», cuenta un vecino, Juan Manuel Merino. También los antiguos usuarios de la desaparecida biblioteca Garcilaso han salido ganando, como mínimo en comodidad. Y es que buena parte del fondo bibliográfico proviene de la desaparecida biblioteca, hoy Espai Jove Garcilaso. «Depuramos ese fondo de documentos obsoletos o en mal estado, y completamos con muchos documentos de nueva adquisición. Hemos pasado de los 700 metros cuadrados de Garcilaso a estos 2.500», añade el director de una biblioteca con capacidad para 65.000 volúmenes.

NUEVO MODELO / La Biblioteca Caterina Albert apuesta por un modelo actual de biblioteca donde priman las consultas rápidas, el servicio de préstamo y las actividades, y no tanto las silenciosas salas de estudio. En esta línea, similar a la de las bibliotecas públicas del norte de Europa, el autoservicio es clave. «Libera de esta tarea rutinaria al personal, que puede centrarse en otras cosas, y permite al usuario gestionar mejor sus reservas, renovar préstamos y devolver», insiste Sanz.

Todos los usuarios consultados coinciden en su sencillez: «He necesitado ayuda porque es la primera vez que uso este servicio, pero para la próxima ya me atrevo sola», cuenta Montse Gitrama. Otros usuarios, como Arantxa Marenyà, en cambio, ya echan de menos el cara a cara: «Es muy sencillo, pero no me gusta porque yo prefiero el trato personal», cuenta la joven. «Es un tema de hábitos», contesta Sanz.

Este nuevo espacio cuenta con una veintena de ordenadores conectados a la red, wi-fi, diferentes salas de estudio y una sala de actos compartida con el Esbart Sant Martí y la Asociación de Veïns i Comerciants de l'Arpa, que junto a una guardería conforman la manzana de equipamientos Alchemika.