SANTS-MOntjuïc
Lectura a ciegas
La mayoría de la gente desea que el fin de semana sea interminable pero Albert Angulo ansía que llegue rápidamente el lunes. Él es uno de los usuarios del programa de lectura para personas con discapacidad que ofrece la Biblioteca Francesc Candel. Acompañado de un familiar y con la ayuda de su bastón llega a la biblioteca de la calle Amnistia Internacional dispuesto a escuchar.
Angulo sube a la primera planta y allí se encuentra con Encarna Benito una de las voluntarias que participa en el servicio de lectura oral. Ella lleva bajo el brazo los dos libros escogidos para la sesión. «Hoy tenemos Atrapados en el hielo y el otro es de aventuras e inventos», explica Benito. Después de saludarse, se dirigen a una sala apartada de la zona común para no molestar al resto de los usuarios y poder empezar la sesión personalizada con más intimidad. «Estoy encantado con este servicio, me gusta mucho escuchar historias», dice Angulo.
Una hora seguida
Hace dos semanas que se conocen pero entre ellos ya existe una gran complicidad. Ya sentados, Albert se decanta por el libro de aventuras e inventos y la voluntaria empieza a leer en voz alta. «Le leo todos los lunes durante una hora aproximadamente porque mi garganta no aguanta más tiempo», dice Benito.
Cuando se solicita el servicio, los usuarios rellenan una ficha con sus preferencias de lectura. «Esta información adicional nos sirve para conocerles mejor y poder escoger los libros de cada semana», explica el bibliotecario Fernando Parejo.
Antes de asignar un voluntario se hace una prueba de compatibilidad. «La primera vez que nos vimos fue bien pero la segunda, mucho mejor. Estoy satisfecha», añade Benito. Los voluntarios son una gran ayuda ya que les facilitan la realización de una tarea rutinaria como es la lectura. «Todos los invidentes solicitan el servicio de forma optimista. Es sencillo leerles porque son ellos los que te marcan las pautas», dice Benito
La lectura para deficientes visuales surge del Distrito de Sants- Monjuïc y la biblioteca la acogió con entusiasmo. «Se necesita cita previa pero pueden venir cuando ellos quieran», explica Parejo.
Además todos los usuarios con discapacidad visual pueden disfrutar de más servicios gratuitos. Audiolibros, libros con letra más grande, un lector óptico y de sobremesa, materiales de lectura fácil y un programa Jaws, que convierte el contenido de la pantalla en sonidos, son las múltiples opciones que da la biblioteca. «Estos recursos están ubicados en distintos espacios de la biblioteca y ahora se utilizan más. Es un orgullo para nosotros poder ayudar», apunta Parejo.
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