UNA historia de sants-montjuïc... el Graner Illa Philips

El horno donde se coció la luz incandescente

La antigua fábrica de vidrio para bombillas de Philips será un centro de creación de danza

Forma de granero 8 El edificio conserva su estructura original.

Forma de granero 8 El edificio conserva su estructura original.

PILAR GARCÍA
BARCELONA

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«Decía, al ver una Z, el hijo de Doña Cruz: ¡Dios mío, cuánto me gusta el que me hayan dado a luz!». El niño en cuestión, en brazos de su madre, intenta, mientras suelta la máxima, alcanzar una bombilla. El dibujo ilustra una de aquellas postales con las que las empresas hacían propaganda de sus productos a principios del siglo XX. En este caso, los de Lámparas Z, la compañía que acabaría controlando Philips, instalada hasta el 2004 en la Zona Franca. El Graner Illa Philips, la antigua vidriera del barrio de la Marina que recuerda -de ahí su nombre- a los típicos graneros americanos, es uno de los espacios que el ayuntamiento proyecta convertir en una fábrica de creación. El equipamiento, de 1.000 metros cuadrados, promoverá la profesionalización de las compañías de danza.

Anton Philips había abierto en 1891 una pequeña factoría de bombillas en Eindhoven, que pasaría de una plantilla inicial de 25 obreros a los 15.000 de 1924, y que convirtió la población holandesa en «el primer centro electrotécnico de Europa», según el libro Sociedad Española de Lámparas Eléctricas Z. 1908-1958. Conmemoración cincuentenario. Cuando el industrial pensó en establecerse en España «envió a hacer la exploración del terreno a un ingeniero que recorrió el país en moto, hasta ir a parar a Barcelona» (Fàbriques i empresaris. Els protagonistes de la revolució industrial a Catalunya, de Francesc Cabana. Enciclopèdia Catalana, 1992). Allí contactó con Juli Caparà, al frente de Lámparas Z desde la muerte en 1911 de su suegro, Lluís Muntadas Rovira. Hijo de Josep Antoni Muntadas Campeny, presidente de la empresa textil La España Industrial SA, se había inclinado tras estudiar en Suiza por un negocio distinto al familiar. «La electricidad comenzaba a sustituir al vapor como fuente de energía, y la incandescencia eléctrica, al gas», contextualiza el libro del cincuentenario de Lámparas Z. En 1908, fundó la Sociedad Española de Lámparas Eléctricas Z. Un convenio de 1919 con Philips permitió a la empresa catalana modernizarse, asesorada por la holandesa. Esta pasó a ser, hacia 1926, la accionista mayoritaria de Lámparas Z.

Del ahora denominado Graner, la primera de las naves que Lámparas Z instaló, en 1953, en la Illa Philips, salía el vidrio que luego se manipulaba en otra nave para fabricar bombillas y fluorescentes. «En el horno se trabajaba continuamente, día y noche y sábados y domingos, porque el proceso no permitía parar», recuerda el exempleado Jaume Homar. Allí funcionó, destaca el exdirector general, Felipe Pérez, «la primera máquina a nivel mundial de ampollas para bombillas incandescentes». La actividad cesó en la nave en 1991, «por la concentración y especialización», según Homar, «en las diversas plantas europeas». «Con la desaparición de las fronteras, ya no había necesidad de mantener la vidriera», explica Pérez. En 1997, Philips se traslada a otro espacio de la Zona Franca. Pérez se admira del paso «de un proceso manual a uno altamente mecanizado», aunque añora la época en que «era el operario quien marcaba la diferencia».