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Vigilantes de cuatro patas
Sechkin B.B. recoge cada mañana a su compañero Stanly para iniciar juntos la jornada laboral en la estación de metro de Tetuán. Stanly, un pastor belga malinois, comparte turno con el guía canino desde hace dos años. Ambos velan por la seguridad del vestíbulo y los andenes de la estación pero también de los vagones de metro que transportan diariamente millones de viajeros. «Estoy muy contento con él. Es un buen compañero de trabajo y es muy importante para mí», explica Sechkin.
Los perros que integran la Unidad Canina tienen residencia fija en Can Boixeres donde hacen noche y cada mañana realizan sus ejercicios antes de iniciar su turno. Los perros, acompañados de sus guías, trabajan unas ocho horas diarias. Cada dos, hacen un pequeño descanso de 15 minutos, durante los que el perro y el guía salen a la calle para desconectar del entorno de trabajo. «En estas pausas los perros beben agua. Cada guía lleva una mochila con todo lo que el perro necesita», afirma Andrés Sancho, responsable de la Unidad Canina.
Binomios de confianza
Actualmente hay 50 parejas de guías y perros, aunque ellos prefieren denominarlas «binomios». Siempre trabajan juntos durante todo el periodo de vida laboral que pueda tener el animal, normalmente unos cuatro años. «Cuando el guía está de vacaciones el perro también. Los binomios nunca varían. Es un producto muy difícil de construir», añade Sancho.
La Unidad Canina se divide en dos grandes grupos, el operativo (los perros con sus guías y sus jefes) y el técnico, constituido por cuatro especialistas que se encargan del cuidado, la limpieza y los cursos de formación para los guías.
Según Enrique Domínguez, responsable de la seguridad de la red de metro, «Trabajamos mucho el tema preventivo para generar sensación de seguridad». «La Unidad Canina es un complemento más en la seguridad del metro», añade. Desde la instauración del servicio en el 2003 no ha habido incidentes destacables. «La aceptación de los ciudadanos ha sido plena», añade Domínguez.
Securitas, la empresa de seguridad responsable de la vigilancia con perros, selecciona los animales en Holanda. «Buscamos un perro que encaje bien en este medio. Tienen que ser perros dúctiles, moldeables y equilibrados», explica Sancho. La formación tanto del guía como del perro es continua. El objetivo es que los perros, que siempre llevan bozal, puedan trabajar en todo tipo de escenarios con mucha gente.
Los perros reciben cuidados las 24 horas. Y cuando se jubilan se van a vivir con su guía o con una familia de adopción.
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