Educador social

Antonio Alcántara: «El circo puede transformar el territorio»

Arte con corazón de barrio El circo social es uno de los pilares de cohesión de Nou Barris. Por eso, Antonio Alcántara, del Ateneu Popular 9barris, cree en su capacidad para mejorar el entorno.

«El circo puede transformar el territorio»_MEDIA_1

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SARA GONZÁLEZ
BARCELONA

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El circo es más que un espectáculo y un estilo de vida. Es un motor de transformación. Esta es la visión que destila por los poros Antonio Alcántara, coordinador del área de formación y circo social del Ateneu Popular 9Barris. A sus 32 años no se imagina el barrio sin la fuerza de su movimiento vecinal y su pasión por los malabares, el trapecio y los equilibrios, que se gestó a finales de los años 70 y que en la actualidad es un pilar de cohesión del barrio.

—¿Subir a un trapecio puede ser especialmente terapéutico?

—Por supuesto. La capacidad de superación y el esfuerzo por romper tus propios límites que implican subirse a un trapecio o aprender cualquier otra técnica circense es muy potente, siempre que se trabaje en un espacio de confianza, con los riesgos minimizados y una intención pedagógica que lo facilite.

—¿Por qué es un circo social?

—A través del circo queremos poner nuestro grano de arena en formar a la persona y, por lo tanto, en transformar el territorio. A pesar de que ofrecemos una gran formación técnica, formar artistas no es nuestra gran meta. El circo es tan solo la excusa para trabajar la educación en valores en la que creemos. Hoy en día la sociedad marca demasiadas líneas jerárquicas y promociona un ocio muy cerrado. Nosotros queremos promover las relaciones horizontales y la convivencia.

—¿Qué beneficios aporta a las personas este tipo de formación?

—Buscamos crear un espacio donde haya seguridad y confianza en el que la persona pueda practicar las diferentes técnicas de circo. A través de ellas se potencian muchas capacidades: psicomotricidad, autoestima, comunicación, esfuerzo, creatividad y participación, entre otras.

—Ofrecen talleres a adolescentes con fracaso escolar, ¿cómo logran motivarlos?

—Con mucho diálogo, porque algunos viven situaciones realmente complicadas. Los profesores, además de enseñarles técnicas circenses realizan un trabajo pedagógico muy potente. A través de este taller el joven deja de sentirse extraño, se convierte en artista. Pasa de ser un alumno pasivo a ser un artista activo. Esto cambia su rol como persona y su manera de relacionarse. Lo que aprenden en el circo lo aplican a su vida cotidiana.

—¿El circo social exige tener una buena condición física?

—Se trata de una actividad física y expresiva. Pero nosotros lo trabajamos partiendo del hecho de que todo el mundo puede hacer circo. Hay personas que tienen más agilidad que otras, pero en el proceso creativo todo suma, tanto si eres bajito como obeso. El conjunto de todas estas diferencias es la que nos permite generar una propuesta.

—También trabajan con personas con discapacidad.

—Sí, los talleres para personas adultas con discapacidad física o intelectual son extraordinarios. En el circo se trabajan valores para que las relaciones sean horizontales. A la hora de aprender una nueva técnica, estas personas con discapacidad se equiparan con sus educadores. Ven que tanto a ellos como a los que los cuidan les cuesta igual subir a la bola de equilibrio o hacer malabares.

—¿Podría decirse que Nou Barris es el barrio del circo?

—Nou Barris es el barrio del circo, de la música en la calle, delgraffiti, de los abuelos sentados en la puerta de su casa. Tiene una expresividad muy potente. Es barrio de cultura popular, de arte callejero y de luchas vecinales. Sin el circo, el barrio no sería el mismo porque le da riesgo y color, hace posible lo imposible. No hay niño que no sepa, por lo menos, jugar con el diábolo porque el circo lo encuentran también en la calle.

—Algunos vecinos, como usted mismo, se enamoraron de la carpa y no la han dejado jamás...

—En el Ateneu, una entidad que está gestionada por más de un centenar de vecinos y artistas de forma altruista, puedes realizar un recorrido vital. Puedes iniciarte de niño en un taller de calle o en la escuela y seguir implicado en el proyecto, ya sea aprendiendo técnicas circenses, formando o gestionando, hasta la vejez. Los profesores del circo fueron, hace más de 20 años, autodidactas. Ahora sus primeros alumnos están trabajando codo a codo con ellos. Este es el sentido del Ateneu. Los vecinos trabajamos juntos para multiplicar las alternativas educativas y hacer próspero el futuro del barrio.