REDUCCIÓN DE EMISIONES

La economía circular impulsa la regeneración de tierras

Trabajadores extrayendo tierra que será finalmente reutilizada

Trabajadores extrayendo tierra que será finalmente reutilizada / periodico

Lluís Muñoz / Barcelona

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No hace tanto tiempo, los residuos que se generaban dentro de la cadena productiva iban a parar a vertederos, generando nocivos efectos medioambientales y paisajísticos. El cambio climático intensifica sus efectos, y el ingenio humano ha tenido que encontrar nuevas formas de tratar los excedentes para convertirlos en materia prima. Es el punto de partida de la economía circular, que sustituye la finitud de los recursos, por su reincorporación tras ser utilizados y tratados en sofisticadas plantas.

Habitualmente, cuando se precisaban instalar nuevas tuberías, la tierra que resultaba de la excavación de las zanjas era transportada a un vertedero, y en el agujero, para cubrir el hueco, se llenaba con sauló: un árido noble que se extrae de canteras. Este modus operandi perjudica al medioambiente por dos causas: genera residuos y degrada el paisaje.

Aigües de Barcelona va más allá en su compromiso ecológico de regeneración de aguas, y también participa en la reutilización de tierras, una práctica que emplea las tierras extraídas de las zanjas. “Para nosotros no es un tema casual, ni una iniciativa que nazca aisladamente, está dentro de una estrategia de sostenibilidad. Desde Aigües de Barcelona queremos contribuir al desarrollo sostenible de los lugares en los que trabajamos, beneficiando al usuario y al medioambiente”, dice Bernat Rovira, director de la zona Barcelona Norte de Aigües de Barcelona.

El tratamiento

En Cerdanyola del Vallès se ubica una planta destinada al tratamiento de áridos. Es el lugar que hoy sustituye al vertedero tradicional, recogiendo la tierra que ha sido extraída de la zanja. “Una vez llega a la fábrica, se criba y se selecciona para garantizar que cumpla los criterios para ser empleada en la vía pública. Aspectos como el tamaño del grano, o que no haya según qué componentes, como el exceso de yeso, son claves para pasar los controles de calidad que exigen los técnicos de los ayuntamientos. Es importante, porque el exceso de yeso puede hacer que el suelo se hunda”, explica Bernat Rovira.

Cabe destacar que la tierra reutilizada se somete en Barcelona a controles exigentes de calidad, en los que se calcula la composición, la granulometría, la compactación y las humedades. Están supervisadas por el departamento de infraestructuras del Ayuntamiento, y la coordinación de infraestructuras de servicio público (Acefat).

Incremento del uso

La reutilización de tierras empezó su funcionamiento en 2013: tras una prueba piloto con acciones puntuales, y tras demostrarse la eficacia, se ha ido incrementando su uso y se aplica progresivamente en varios distritos de Barcelona. “El objetivo es aplicarlo a los 23 municipios del Área Metropolitana donde presta servicio Aigües de Barcelona. Hay que tener en cuenta que tras los procesos adecuados, la calidad es la misma que la tierra extraída en las canteras”, añade Bernat Rovira. Otros municipios del Vallès Occidental, Baix Llobregat, Alt y Baix Penedès, Garraf, Tarragonès, Alt Camp y Conca de Barberà, también están inmersos en el tratamiento de tierras, por parte de Sorea, empresa que también forma parte de Agbar.

Actualmente, Aigües de Barcelona emplea unas 40.000 toneladas anuales de tierras reutilizadas en los 23 municipios del área metropolitana en los que participa. Esto incide directamente en la extracción de las canteras y en el vertido de tierras, dejando una huella medioambiental más sostenible. “Se reduce la emisión de CO2, ya que el transporte de tierra es más eficiente que en el sistema tradicional”, expresa Rovira.

El proceso

Todo empieza con los trabajadores de la obra, quienes hacen el primer cribado retirando manualmente los materiales más grandes, como los trozos de asfalto. De ahí, la tierra extraída se transporta hacia la planta de tratamiento, donde se realiza un proceso de selección, retirando todo aquello que sea nocivo para su reutilización posterior. Entonces, la tierra se tritura, se le añade agua para dar consistencia y se consigue evitar el polvo. El material resultante, si cumple con todos los criterios, estará listo para ser utilizado en el futuro y será transportado por los camiones que acuden a la planta a dejar otra tierra recién extraída.

Un proceso que confirma el objetivo eficiente de generar las mínimas emisiones y tener la menor afectación en el medioambiente. Son nuevas formas del siglo XXI, que deben ser tenidas en cuenta para evitar los efectos del cambio climático y, a la vez, utilizar las posibilidades sostenibles existentes.