19 DE NOVIEMBRE, DÍA MUNDIAL DEL RETRETE

2.400 millones de personas no disponen de acceso a un váter

Instalaciones de saneamiento precarias en Tailandia

Instalaciones de saneamiento precarias en Tailandia

Lluís Muñoz / Barcelona

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Despertarse y no encontrar el retrete, para cualquier ciudadano occidental supone una pesadilla nocturna, que se soluciona en el momento en el que uno se despierta. Para millones de personas, no es un mal sueño, sino el día a día. Una situación difícil de creer, y que tiene graves consecuencias en la salud e higiene, pero también en la economía o el medioambiente.

El día 19 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Retrete, con el objetivo de las Naciones Unidas de que se tomen las medidas necesarias para llegar a las 2.400 millones de personas que viven sin acceso a un váter. El día se estableció en julio de 2013, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, tras adoptarse la resolución Saneamiento para todos, en la que los Estados Miembros de la ONU se comprometían a avanzar en el Objetivo de Desarrollo del Milenio en el que menos se había avanzado. Por ello, ese mismo año, el vicesecretario general de las Naciones Unidas, Jan Eliasson, en nombre del secretario general, inició una campaña con la que concienciar sobre la problemática de la defecación al aire libre, y con el objetivo de encontrar un diálogo como fórmula para promocionar el saneamiento.

Los esfuerzos de la organización continuaron y, en 2015, el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, también hizo referencia a la necesidad de que el retrete se extendiese a toda la población mundial. “El Día Mundial del Retrete tiene por objeto fomentar la conciencia y estimular la adopción de medidas para hacer frente a la crisis mundial del saneamiento, tema que, a menudo, es pasado por alto o queda envuelto en tabús”. En el mismo mensaje, Ban Ki-moon hacía énfasis en los graves efectos que tiene la falta de saneamiento en la economía: “Los retretes desempeñan un papel crucial en la creación de una economía sólida”.

"Los retretes desempeñan un papel crucial en la creación de una economía sólida"

Ban Ki-moon 

— Exsecretario general de la ONU

Los datos le avalan: aproximadamente el 17% de todas las muertes ocurridas en los lugares de trabajo son causadas por la transmisión de enfermedades en el ámbito laboral. Pero no solo afecta a la salud, como demuestran las cifras económicas, cada año se pierden unos 260.000 millones de dólares a causa de las malas condiciones de saneamiento y del agua no apta para el consumo. Cada dólar invertido en agua y saneamiento genera 4 dólares de rendimiento económico. Además, la problemática tiene efectos sociales negativos en los sectores más vulnerables. “La inversión en baños apropiados es especialmente importante para que las mujeres y las niñas cuenten con instalaciones privadas, limpias y seguras, y sean capaces de manejar su menstruación o embarazo en condiciones de seguridad”, concluía Ban Ki-moon en su mensaje.

Objetivos para el 2030

En septiembre del 2015, en Nueva York, durante la 70ª Asamblea General de la ONU, jefes de Estado, dirigentes gubernamentales, representantes de alto rango de las Naciones Unidas y entidades de la sociedad civil, aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Entre estos objetivos, está el número 6, que hace referencia a la necesidad de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos los habitantes de la Tierra. Estos compromisos tienen dos metas, que de aquí a 2030 se logre el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos y que se ponga fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres, niñas y personas en situación de vulnerabilidad.

Reparto no adecuado

Cabe destacar, que existe suficiente agua dulce en el planeta para abastecer a todos los humanos; sin embargo, el reparto no es adecuado, y las expectativas de futuro no son buenas: se espera que para el año 2050, al menos un 25% de la población mundial vivía en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce. Actualmente ya hay más de 2.000 millones de personas que viven en países con demasiado estrés por déficit hídrico, demostrando que, las cada vez más frecuentes sequías, consecuentes del cambio climático, serán otro enemigo a combatir para lograr el objetivo de un agua libre de impurezas y accesible para todos.

El acceso al agua es un derecho humano y se enfrenta a datos como el de que más del 40% de la población mundial está en lucha contra la escasez de agua; que aproximadamente 1.800 millones de personas en todo el mundo utilizan una fuente hídrica que está contaminada por restos fecales; o que más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se viertan en ríos y mares sin ningún tratamiento, provocando su contaminación y las enfermedades consecuentes.

Costes

Según un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial, Unicef y la Organización Mundial de la Salud, el coste de ampliar los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones desatendidas sería de 28.400 millones de dólares al año entre 2015 y 2030. Puede parecer mucho dinero, pero el coste de no corregir el problema es aún mayor, tanto para las personas como para la economía mundial. El impacto económico de no invertir en agua y saneamiento es del 4,3% del PIB de toda África subsahariana. En la India, el Banco Mundial ha calculado que el PIB se reduce a un 6,4% por culpa de la escasez de saneamiento. Pero es que, además, la buena gestión de los recursos hídricos, permite mejorar la producción de alimentos y energía, contribuir al trabajo decente y el crecimiento económico. Una cuestión de urgencia humanitaria, pero también de aprovechamiento de los recursos.

Afortunadamente, hay motivos para la esperanza: según el informe del actual secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gutierres, sobre los Progresos en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2017, “la ayuda oficial para el desarrollo dedicada al capítulo del agua ha ido aumentando sin cesar y se ha mantenido relativamente constante como proporción del total del desembolso de esta ayuda, en torno al 5% desde el 2005. En el 2015, el desembolso de esta ayuda en el sector del agua ascendió a unos 8.600 millones de dólares, lo que representa un aumento del 67% desde el 2005”, y destacaba el efecto negativo que tienen la falta de acceso al agua potable y al saneamiento en el progreso: “Si no se invierte, se verá ralentizado el progreso en muchas otras áreas de los ODS, incluida la salud, la enseñanza y la disminución de la pobreza”.

El agua potable, esencial

<span style="font-size: 1.6rem;">El agua potable es el agua utilizada para los fines domésticos y la higiene personal, así como para beber y cocinar. Uno tiene acceso al agua potable si la fuente de la misma se encuentra a menos de 1 kilómetro de distancia del lugar de utilización y si uno puede obtener de manera fiable al menos 20 litros diarios para cada miembro de la familia. Agua potable salubre es el agua cuyas características microbianas, químicas y físicas cumplen con las pautas de la OMS o los patrones nacionales sobre la calidad del agua potable.</span>