Barceló Conil Playa, un oasis con vistas al Atlántico para disfrutar del litoral de Cadiz

Sobre los acantilados de la cala Fuente del Gallo de Conil de la Frontera, en la provincia de Cádiz, el hotel Barceló Conil Playa es un pequeño oasis bien integrado en el paisaje e ideal para disfrutar de la Costa de la Luz. Funciona como espacio de relax y desconexión, pero también como base para descubrir el territorio, playas, acantilados y rutas gastronómicas, ya que desde allí se puede llegar fácilmente a municipios con encanto, desde Conil a apenas dos kilómetros de distancia, hasta Barbate, Vejer, El Palmar o la propia capital gaditana.

El alojamiento ostenta  4 estrellas, aunque pueda parecer más bien uno de 5 por sus espectaculares instalaciones, diseño, gastronomía, confort y prestaciones. Tiene una doble vida, como destino vacacional en temporada alta, cuando su perfil de usuario es sobre todo nacional y especialmente parejas. Pero también es un destacado alojamiento para el segmento MICE, dadas sus prestaciones en salas de reuniones, tecnología, servicio y el fantástico entorno, propicio para las reuniones en un ambiente tranquilo e inspirador.

Desde sus 210 habitaciones ofrece grandes ventanales que conectan con el exterior y se caracterizan por una estética cálida y mediterránea. La arquitectura del edificio está pensada para encajar en ese entorno natural y tranquilo, y se distingue por su eficiencia energética A y sus políticas de sostenibilidad.

Más allá de las fantásticas playas de arena dorada que lo enmarcan, el hotel –que se define como Adults recommended-- es en sí mismo todo un destino vacacional, en el que destaca su espectacular zona de ocio con dos piscinas y solárium, con vistas al océano y área ajardinada. Pero además cuenta con la opción extra de otra piscina infinity en la planta 6, solo para clientes Premium.

Esta opción Premium es posible alojándose en una de las cinco habitaciones especiales con terraza y piscina común privada, así como la única suite del hotel. Pero la ‘pulsera’ distintiva de acceso también está al alcance del resto de huéspedes abonando un suplemento por persona y noche, lo que permite además disponer de un desayuno especial (aunando un buffet de gran calidad, ibéricos, bollería, zumos naturales, y demás, así como platos calientes y cafés servidos en mesa). Este plus permite también disfrutar de un descuentos en los restaurantes a la carta, de minibar de cortesía y otros detalles.

El hotel se distingue por actividades regulares durante los meses en los que está abierto (cierra en invierno), aunque estas se intensifican en temporada alta. Hay música en vivo de distintos estilos, con una programación diaria en verano, que incluye desde conciertos de flamenco a DJ's. También clases de fitness (incluido yoga) con monitor al aire libre, que completan un gimnasio muy bien equipado.

Experiencias para recordar

Ese reto de que el viaje se nutra no solo de un escenario ideal, sino sobre todo de experiencias para recordar que marquen la diferencia, hace que el Barceló Conil Playa sea muy proactivo en la animación y las propuestas hedonistas. Por ejemplo, pese a no tener spa sí ofrece masajes de distintas variedades en una de sus azoteas, en un espacio habilitado a la fresca y con impresionantes vistas de la costa de Conil y su horizonte azul. Además, la gastronomía va más allá de la restauración, tratando de adentrar al cliente en la cultura local y el producto de proximidad.

En este ámbito, la oferta es amplia y tentadora. Cuenta con el coqueto snack bar El Roqueo en el exterior, con platos informales para tomar en un día de piscina y solaz, pero una carta muy completa que abarca de ensaladas elaboradas a platos de pasta, bocadillos y sándwiches entre los que destacan sus hamburguesas, especialidades locales como el gazpacho o el cazón en adobo, y otros.

También con vistas a su solárium y al mar se emplaza en una terraza exterior Arrozante, marca que ha desarrollado Barceló para dar identidad a sus paellas y arroces con un denominador común de calidad y producto en sus hoteles marineros. En este caso, se estructura sobre dos contenedores de diseño habilitados como una cocina de arroces donde todo está pensado para la hiperespecialidad en este producto. Del de carabineros, al del señorito, a banda, negro, de bogavante… Secos (en paellera amplia) o melosos… El universo arrocero se cuece en vivo y en directo a diario, en una carta que se completa con algunas ensaladas de proximidad (como la de tomate de Conil con atún y cebolla), y aperitivos del mar (de calamares a pescaíto), y algunos principales de pescado y carnes, pese al claro protagonismo del arroz. Pero para difundir ese universo, una de las actividades que el hotel programa son las ‘clases’ interactivas de paella con sus cocineros, donde el cliente puede preparar su propio arroz (más activamente o simplemente aprendiendo al pie de la cazuela) con la receta que se elija. Una vez elaborado, lo consumen en mesa y con más conciencia que nunca de lo que se llevan a la boca.

El mejor atún en la mesa

El atún es otra de las alegrías culinarias de Cádiz, y en Barceló Conil Playa tiene un espacio de honor llamado Atunante, a la carta, donde sucumbir a los distintos tipos de corte y elaboración de este pescado rey. Ofrecen también un menú degustación. El atún rojo de almadraba se acompaña con vegetales y otros productos de proximidad. Pero no es la única opción de saborearlo, ya que también lo sirven algunos días en su terraza panorámica B-Heaven, con un menú frío 100% del mar. Este espacio también destaca por actuaciones en directo y por una potente oferta de coctelería.

La gastronomía se completa con el restaurante buffet Almadraba, donde se sirven completísimos desayunos  y cenas buffet, siempre teniendo como referente ingredientes de la región y la despensa que proporciona el Atlántico.