Escapada de proximidad

El Grand Tour de Catalunya encara la meta: rumbo al Mediterráneo

Los dos últimos tramos de este itinerario circular alrededor del territorio catalán recorren la costa, con alguna incursión al interior, hasta llegar a Barcelona

Las ruines griegas y romanas de Empúries, en el Empordà

Las ruines griegas y romanas de Empúries, en el Empordà / Agència Catalana de Turisme

Xavi Datzira

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Reseguir el Grand Tour de Catalunya supone la mejor forma de conocer todo el territorio catalán en profundidad y con toda su diversidad. Naturaleza, patrimonio, cultura, gastronomía y ocio enmarcados en una geografía llena de contrastes, y todo ello en apenas unas pocas horas de coche. Prueba de ello son los dos últimos tramos de esta ruta por etapas, que conecta los Pirineos de Catalunya con el Empordà, para luego reseguir la costa hasta llegar a la meta: Barcelona.

En este sentido, el Grand Tour de Catalunya es un itinerario circular de más de 2.000 kilómetros para recorrer en vehículo propio ya sea en una ruta única de 13 días o bien en cinco tramos, de entre cinco y siete etapas cada uno. Un ‘roadtrip’ lleno de cosas por descubrir y con toda la flexibilidad del mundo, ya que es cada viajero el que marca el ritmo. Una buena forma de preparar el viaje es a través de este planificador de viaje o bien dejarse asesorar por las agencias de viaje especializadas.

Tal y como vimos en artículos anteriores de esta serie, la ruta comienza en Barcelona para explorar el interior y luego virar de nuevo hacia el mar, con final en Tarragona. Luego, en los tramos 2 y 3, se resigue el Ebro hasta terminar en Lleida, y para a continuación adentrarse en los Pirineos de Catalunya. Ahora ha llegado el momento de explorar los últimos dos tramos, con el fin de finalizar el viaje donde había empezado: la capital catalana.

Tramo 4: La Seu d’Urgell – Figueras

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GT tramo4 ok / ACT

Esta parte de la ruta, el Tramo 4, implica un juego de alturas, que significa pasar en una jornada de los 1.500 metros a los 0 metros sobre el nivel del mar, con todos los contrastes paisajísticos que eso implica. Eso sí, en una transición paulatina que permite disfrutar un poco de todo, de la pureza montañera a la suavidad marítima. Y que, a nivel artístico, conecta el legado de dos genios, empezando en Picasso y terminando en Dalí.

En este sentido, la etapa 1 comienza en La Seu d’Urgell para bordear el Parque Natural del Cadí-Moixeró y alcanzar Gósol, donde el Centre Picasso rememora la estancia inspiradora que hizo allí el genial pintor en 1906. Luego, otro tipo de arte, el que ha forjado la naturaleza durante milenios y se expresa con tu particularidad en el macizo del Pedraforca, con su peculiar forma de horca. La segunda parte de la ruta atraviesa distintas localidad del Berguedà, como Bagà y su conjunto medieval para poner rumbo hacia La Cerdanya. Esta comarca será la protagonista de la etapa 2, que comienza por todo lo alto: en la estación de esquí de La Molina, donde a más de 2.500 metros se alza el refugio del Niu de l’Àliga, con unas vistas inmejorables. Tras conocer Bellver de Cerdanya y Llívia, el día termina en Castellar de n’Hug, donde nace el río Llobregat.

Vista del macizo del Pedraforca, con su silueta inconfundible

Vista del macizo del Pedraforca, con su silueta inconfundible / Agència Catalana de Turisme

La etapa 3 comienza de la manera más espiritual posible, contemplando el monasterio de Santa Maria de Ripoll, fundado en el año 879. También tiene un aire místico la Vall de Nuria, a la que se solo se puede acceder en el tren cremallera y que resguarda en su santuario una imagen tallada de la Virgen de estilo románico del siglo XII o XIII. También ofrece múltiples posibilidades de deporte al aire libre, tanto en invierno como en verano. Camino hacia el sur aguarda la Garrotxa, pero antes hay que reservar tiempo para conocer los encantadores pueblos medievales de Sant Joan de les Abadesses, Camprodon y Beget, así como el impresionante Castellfollit de la Roca, situado sobre un acantilado y con vistas al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.

Aunque la mejor panorámica se reserva para la etapa 4, con un paseo en globo sobre la zona para apreciar a vista de pájaro sus 40 conos volcánicos, como el de Santa Margarida y el Croscat, el volcán más grande de la Península Ibérica, situado en medio de algunos de los bosques más frondosos y umbríos de Catalunya, como la Fageda d’en Jordà. Ya en suelo firme, nada mejor que recuperar fuerzas en Santa Pau probando la cocina volcánica y, en concreto, sus famosas judías.

El volcán Croscat, en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.

El volcán Croscat, en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. / Agència Catalan de Turisme

Y, finalmente, llega la etapa 5, que empieza paseando alrededor del lago de Banyoles para luego detenerse en Besalú, que destaca por su puente románico fortificado sobre el río Fluvià, uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Catalunya. Y, tal y como se prometía al principio, el Tramo 4 del Grand Tour de Catalunya finaliza en casa de otro genio: el Teatre-Museu Dalí, donde se pueden ver hasta 1.500 obras del artista, como ‘Gala nua mirant el mar’, su famoso cuadro 2 en 1 en el que se debe achinar los ojos para reconocer la figura de Abraham Lincoln.

--> Toda la información sobre este tramo se puede encontrar en este enlace.

--> Y para ponerle ritmo al viaje, esta es la ‘playlist’ más adecuada.

 

Tramo 5: Figueres-Barcelona

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GT tramo5 ok / ACT

La gran vuelta a Catalunya encara su quinto y último tramo en paralelo al Mediterráneo, que prácticamente no volverá a perder de vista hasta poner su punto y final en Barcelona. Quizás donde se muestra más salvaje es en el Parque Natural del Cap de Creus, con sus acantilados de vértigo y calas escondidas. Allí comienza la etapa 1, que continúa por Sant Pere de Rodes, Cadaqués y las ruinas de Empúries. Y en cualquier momento, se puede hacer un alto en el camino y visitar alguna bodega de la DO Empordà.

A partir de aquí, la etapa 2 se despliega por el Baix Empordà, en sus dos vertientes: costa e interior. En el primer caso, la mejor forma de explorarlo a bordo de un kayak para descubrir y explorar las cuevas del litoral, así como les Illes Medes. En el segundo, en el llamado Empordanet esperan localidades con tanto encanto como Pals, Peratallada, la Bisbal d’Empordà y, finalmente, Palafrugell, donde se puede asistir a una subasta de pescado en el Espai del Peix o conocer todos los detalles del oficio en el Museu de la Pesca. Otro lugar lleno de encanto es el camino de ronda de Tossa de Mar, donde empieza la etapa 3. El itinerario pasa por Lloret de Mar y Blanes para luego virar hacia Girona, donde las callejuelas del barrio viejo y el call judío conducen hasta la imponente catedral, con sus escaleras ya conocidas en todo el mundo gracias a la serie ‘Juego de tronos’. La etapa termina más al interior, en el Hostalets d’en Bas, de nuevo en la Garrotxa.

Los viñedos de la DO Empordà, con vistas al mar.

Los viñedos de la DO Empordà, con vistas al mar. / Agència Catalana de Turisme

La etapa 4 transcurre entre la naturaleza del Espacio Natural Protegido de Collsacabra, donde sobresalen tantos sus frondosos bosques como localidades de cuento como Tavertet. Luego el camino sigue hasta Vic, una ciudad milenaria que transpira historia como demuestran los restos de su Templo Romano, construido en el siglo II. Después de cargar el maletero de embutidos artesanos, la etapa finaliza en el Montseny, un espacio Reserva de la Biosfera donde perderse haciendo senderismo o rutas BTT. La etapa 5 desciende hacia el Maresme, con su arquitectura modernista impulsada por los indianos del siglo XIX. En Canet de Mar se encuentra la Casa Museu del arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, y en Mataró la casa Coll i Regàs, de 1898, la obra más representativa de Josep Puig i Cadafalch. Otras obras de arte son las que se elaboran en los fogones de sus restaurantes con productos locales como los guisantes de Sant Andreu de Llavaneres, maridados con los vinos blancos de la DO Alella.

La cubierta del Mercat de Santa Caterina, en el Born de Barcelona.

La cubierta del Mercat de Santa Caterina, en el Born de Barcelona. / Agència Catalana de Turisme

Y, para terminar, el Grand Tour de Catalunya desemboca en Barcelona, que merece dedicarle dos etapas enteras, la 6 y la 7. En la primera jornada, mejor escoge unos zapatos bien cómodos para recorrer el Eixample en busca de sus edificios modernistas, conocer la historia de la patrona Santa Eulàlia en una ruta guiada por la Catedral y terminar en el Born, con una visita a la basílica de Santa Maria del Mar y una buena cena en algunos de sus múltiples restaurantes. La gastronomía, precisamente, será el hilo conductor de la segunda jornada, visitando alguno de sus 43 mercados y el barrio pescador por excelencia, la Barceloneta, donde se puede visitar la cofradía de pescadores. La gran culminación a este tramo, y a toda la ruta, sería darse un auténtico capricho reservando mesa en alguno de sus restaurantes galardonados con estrellas Michelin.

--> La información completa de la ruta se encuentra en este enlace.

--> La música ideal para la ruta se encuentra en esta playlist.