Turismo tranquilo en Francia

Experiencias en familia al ritmo del agua en el sudoeste de Occitania

Los ríos son el eje de la visita a cuatro departamentos franceses muy cercanos entre sí: Haute-Garonne, Tarn, Tarn-et-Garonne y Gers. Una ruta para compartir y vivir en libertad

Una familia practica piragüismo en el río Gers

Una familia practica piragüismo en el río Gers / M. Brazzalotto

X. D.

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Port Lauragais, a unas cuatro horas de Barcelona, es una de las puertas de entrada al sudoeste occitano. Situado al borde del canal du Midi, y a pie de autopista, posee una zona de turismo del Haute-Garonne, con venta de productos y una zona expositiva, donde se explica todo sobre el canal del Midi, que es Patrimonio de la Humanidad. Se pueden alquilar barcos para navegar por el canal y bicicletas.

El canal recorre buena parte del Haute-Garonne en su dirección hacia el Mediterráneo y pasa por el Lauragais, una zona de campo llena de senderos y girasoles que dan un aire de Toscana a la región. Hay que visitar Montgeard o Loubens-Lauragais para conocer la historia de la planta pastel, que enriqueció la zona en la Edad Media. Las fuentes del canal están en la Montagne Noire, en el Tarn. En Cammazes, las aguas posibilitan paseos a la sombra; pasan bajo la bóveda de Vauban y siguen su curso hasta el canal de la Rigole de la Plaine, que las lleva al lago de Saint-Férreol, el enorme reservorio del canal del Midi.

El agua es omnipresente en cuatro departamentos del sudoeste occitano: Haute-Garonne (capital Toulouse); el Tarn (capital Albi); Tarn-et-Garonne (Montauban) y el Gers, corazón de Gascuña, con su capital Auch. Sus ríos posibilitan muchas experiencias, comenzando por el imponente Garona, que bajando desde el Valle de Arán y los Pirineos pasa por Montréjeau, Saint-Gaudens, Martres-Tolosane, Rieux-Volvestre, Muret… y llega solemne a Toulouse.

Conexión con el Canal de los 2 Mares

En el Gers, el pequeño y salvaje río Baïse es navegable con barcas que no necesitan permiso desde Valence-sur-Baïse, con su espléndida abadía cisterciense de Flaran —sede de una exposición de obras de arte europeo de los siglos XVI al XXI— hasta Moncrabeau, pasando por Condom, antigua ciudad episcopal apodada “la ciudad de las siete iglesias”. Antiguamente el Baïse servía al comercio del Armañac. Conecta con el canal de los 2 Mares, continuación del canal del Midi que posibilita la unión del Mediterráneo con el Atlántico.

Este canal se adentra en el Tarn-et-Garonne, cuyos dos ríos también se dejan navegar y tejen un rico patrimonio. La prueba más palpable es Moissac, cuya abadía posee un claustro románico que es Patrimonio de la Humanidad en el título de los Caminos de Santiago. Aquí el canal de los 2 Mares es muy amable con los ciclistas que recorren sus orillas. Otro río, el Aveyron, muestra sus gargantas con orgullo y posibilita cuevas habitadas desde el Paleolítico en Bruniquel. El agua también es un reclamo para las aves en Saint-Nicolas de la Grave, donde se unen los ríos Tarn y Aveyron creando una zona acuática reserva de aves que hace las delicias de los ornitólogos.

En el Tarn, el río del mismo nombre labra un valle con terrazas aluviales en la zona albigense; parajes geológicos de interés; piedras y menhires del neolítico o caídas naturales. Al apaciguarse posibilita practicar el piragüismo y remo nocturno en Ambialet. En gabarras se puede navegar por el Tarn y contemplar Albi desde el hilo del agua.

En los cuatro departamentos los canales, ríos, vías navegables, lagos, centros de ocio para el baño (algunos con bandera azul), etc. son lugares donde uno puede practicar muchas actividades, aptas para todas las edades, como piragüismo, vela, pesca, baño…

Placeres simples

Los amantes de los road trips tienen aquí un destino ideal. Recorrer carreteras secundarias entre suaves y relajantes paisajes, viñedos y pueblos encantadores…

En el Gers la agricultura salpica paisajes llenos de historia. Estamos en el corazón de la Gascuña, un nombre que nos transporta a la época de los mosqueteros. Y es que como les gusta decir aquí, “es tierra occitana, pero el corazón es gascón”. El Gers posee muchas rutas de senderismo, de ciclismo o ecuestres.

Destacan dos GR que forman parte de las rutas jacobeas y dejan a su paso tres edificios inscritos en la lista de la Unesco dentro de los Caminos de Santiago: la catedral de Auch, el puente de Lartigue y la colegiata de La Romieu. Otro GR recorre el corazón de Gascuña; un itinerario circular forma parte de la gran ruta europea de D’Artagnan y también hay una ruta ciclista por el valle del río Baïse. Por supuesto que no faltan los pueblos con encanto como La Romieu, Fourcès, Larressingle, Montréal-du-Gers, Lavardens y Sarrant. Los amantes de Roma no deben perderse la villa galoromana de Séviac y el polo arqueológico de Elusa.

Ciudad episcopal

En el Tarn destaca Albi, con su impresionante catedral y la ciudad episcopal, Patrimonio de la Humanidad. Este año el Museo Toulouse-Lautrec celebra su centenario con la exposición “Cuando Toulouse-Lautrec observa Degas”, (hasta el 4 de septiembre) y un mapping que nos traslada a Montmarte. 

Albi, a orillas del Tarn.

Albi, a orillas del Tarn. / Luc Beziat

Se deben visitar las bastidas o pueblos medievales, algunos encaramados a lo alto, recuerdo de la vida de los cátaros. La ruta pasa por Cordes sur Ciel, Puycelsi, Castelnau-de-Montmiral, Rabastens, Mazamet o Castres. Y así, siguiendo el río Aveyron, se llega al Tarn-et-Garonne. Saint-Antonin-Noble-Val es una ciudad medieval en el corazón de las gargantas del Aveyron. La capital, Montauban, fue la última morada de Manuel Azaña, que está enterrado aquí. El encuentro con esta ciudad nos lleva a su Plaza Nacional, porticada. También es la ciudad de Ingres y del escultor Bourdelle. Un muy bien renovado museo dedicado a ambos es visita obligada.

Y claro, aquí también hay una ruta de pueblos medievales: Auvillar, Bruniquel, Lauzerte, Moissac… Para finalizar el road trip se puede volver a Toulouse, y reseguir el Garona, para subir a los Pirineos centrales. No deben perderse Saint-Bertrand-de-Comminges, antigua ciudad en pleno Camino de Santiago, cuya catedral mira las montañas, ni la cercana basílica románica de Valcabrère. Ambas son Patrimonio de la Humanidad.

Destino gourmet entre viñedos

En los pueblos encontramos lugares tranquilos, llenos de encanto, de tiendas con producto local o artesanía, donde el saber hacer ancestral se respira al entrar. Pequeños restaurantes, terrazas y rincones donde perderse, fotografiar, respirar… ¡y comer! Hay un elemento que aún hace más apetecibles a estos pueblos: sus mercados. Aquí se disfruta de productos auténticos y se habla con viticultores, ganaderos y granjeros.

Muchos productos tienen sellos de calidad. El ajo violeta de Cadours, el cerdo negro de Bigorre, el cordero de los Pirineos, la salchicha de Toulouse… El pato y la oca reinan en la cocina de Gascuña, junto al ajo blanco de Lomagne, el melón de Lectoure, la ternera Mirandaise o las aves de corral. En el Tarn sobresale la charcutería: el jamón, la bougnette (bola de carne de cerdo, huevo y miga de pan) y el melsat (morcilla) de Lacaune. Destaca el ajo rosa de Lautrec, el azafrán y los deliciosos croquants de Cordes-sur-Ciel. En Tarn-et-Garonne también el pato es muy apreciado, pero sobresalen las frutas que posibilitan buenos postres o los macarons de Lauzerte… ¡y el chocolate!

Imposible no mencionar la uva chasselas de Moissac, que combina con muchos postres y dulces. Pero es en el vino donde se puede apreciar mejor la calidad de esta uva única, con D.O. El Quercy des Îles es una mezcla de chasselas, ron, vainilla y pimentón. El vino de Fronton tiene en la uva négrette, que se cultiva a caballo del Tarn-et-Garonne y del Haute Garonne, su cepa principal. También son buenos tintos y rosados los que producen las D.O. Coteaux du Quercy y Brulhois. Hay que acercarse al Gers y rendir pleitesía a uno de los aguardientes más apreciados del mundo: el Armañac. La sorpresa llega con los aperitivos Floc de Gascogne, Pacherenc y otros vinos dulces.

Otras denominaciones son Côtes de Gascogne, Saint Mont, Madiran y el Pacherenc du Vic-Bilh.  Más viñedos ancestrales: el de Gaillac en el Tarn, con sus cepas autóctonas loin de l’oeil, mauzac o prunelart y el de Fronton.

No dejéis de hacer rutas entre viñedos y visitar las bodegas que forman parte de esa cultura tan occitana de compartir y degustar. No en vano aquí existe la marca Vignobles & Découvertes que certifica un destino con vocación vitícola y turística.