LA EXPERIENCIA

Aprendiendo a vivir en Londres

Javier Chaparro se fue por amor a Inglaterra y acabó instalándose de forma indefinida

Javier Chaparro en su puesto de trabajo como controlador de estoc

Javier Chaparro en su puesto de trabajo como controlador de estoc / periodico

ALBERTO GONZÁLEZ / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es una de esas historias que se escuchan de tanto en cuanto, pero no por ello dejan de sorprender: “Me fui por amor”, recuerda Javier Chaparro. Estaba convencido de que había conocido a alguien especial y decidió abandonar Valencia y volar hasta Brighton (Inglaterra) para iniciar una relación que prometía. “La historia duró diez días”. Literalmente. Pero antes de regresar a España con el rabo entre las piernas, Chaparro creyó oportuno viajar a Londres y aprovechar que estaba allí para perfeccionar su inglés, mientras intentaba buscarse la vida. Un amigo le alojó en casa durante los primeros días y le ayudó a encontrar su primer empleo: un puesto de jardinero. De eso ya han pasado seis años y medio. Y aunque su español está intacto, de vez en cuando se le escapa alguna coletilla en inglés. Está completamente hecho a la capital británica, donde actualmente trabaja como stock controller (controlador de estoc) en la firma de moda DKNY.

“Tengo derecho a trabajar en las mismas condiciones que si fuera ciudadano inglés”

Los primeros días, recuerda, no fueron fáciles, “porque ignoraba cómo funcionaban las cosas en Londres”. Uno de los primeros trámites que hizo fue la solicitud de la tarjeta sanitaria europea, que allí tiene una caducidad de cuatro años. “La pides por internet y te la envían a casa por correo”. Es el primer paso para que te atiendan en la sanidad pública. “El siguiente –también necesario para abrir una cuenta en el banco y poder trabajar– es tener el National Insurance Number. Su obtención está supeditada a la realización de una entrevista, en la que te preguntan sobre tus planes en el país. Con ese número tienes que ir a tu ambulatorio de referencia y pedir el Hospital Number, una nueva numeración que es la que te solicitan cada vez que vas al médico”. Afortunadamente, Javier ha tenido que usarla bien poco.

Desempleo

Dejando a un lado la atención sanitaria, otro de los derechos europeos de los que se ha beneficiado Chaparro desde que vive en Londres es la percepción de una prestación por desempleo. “Solo he estado en paro en una ocasión, durante dos meses. El Estado paga un subsidio que, en mi caso, era de 70 libras semanales (85 euros). A cambio, cada semana tienes que justificar que sigues buscando trabajo, demostrando los currículos que has enviado y a qué empresas”.

Lo cierto es que Javier ha tenido bastante suerte, laboralmente hablando. “Después de mi experiencia como jardinero entré como cajero en Zara, luego en Massimo Dutti y, antes de incorporarme a mi actual empresa, estuve en Matches Fashion”. No obstante, admite que en algunas ocasiones ha sentido un trato discriminatorio en el trabajo, por el simple hecho de ser extranjero. “A la hora de escoger horarios o vacaciones, por ejemplo, he visto como en mi empresa se favorecía claramente a los trabajadores locales. De hecho, lo he planteado en alguna ocasión a mis jefes y se han visto obligados a rectificar, conscientes de que, como ciudadano europeo, tengo derecho a trabajar en las mismas condiciones que si fuera inglés”.