El Seis Naciones de rugby

Un hito marcó la historia rugbística de Gales: fue la única selección capaz de derrotar a los All Blacks en su primera gira por Europa en 1905. Aquella selección neozelandesa, bautizada como The Originals, mordió el polvo en Cardiff y los galeses descubrieron en el rugby un deporte que les permitía mirar por encima del hombro a los ingleses. Advertía el inglés Dudley Wood que "la relación entre los galeses y los ingleses se basa en confianza y en entendimiento. Ellos no confían en nosotros y nosotros no los entendemos". Desde aquel triunfo en 1905 el rugby es el deporte rey en Gales.

Los ‘dragones’ contaban con recios delanteros forjados en las cuencas mineras y los muelles, que combinaban con el talento de sus tres cuartos salidos de las universidades y colegios de Cardiff. Gales deslumbró en los 70, la Década Roja, con leyendas como Barry John, Gareth Edwars, Gerald Davies, JPR Williams, Phil Bennet, JJ, Mervyn Davies o John Taylor. Entre 1969 y 1979 ganaron nueve títulos del Cinco Naciones, tres Grand Slam y seis Triples Coronas. Y todo proponiendo un estilo de juego que describieron con un vocablo galés, hywl, que mezcla el talento y la diversión.

Gales siempre se ha sentido castigado por las políticas de la metrópoli londinense. Un sentimiento que resume un histórico discurso de Phil Bennet en Twickenham antes de medirse a los ingleses: "Mirad lo que esos bastardos le han hecho a Gales. Han cogido nuestro carbón, nuestra agua, nuestro acero. Compran nuestras casas y solo viven en ellas un par de semanas al año. ¿Y qué nos han dado a cambio? Nada, nada en absoluto. Hemos sido explotados, violados, controlados y castigados por los ingleses… y contra ellos jugáis esta tarde". Gales, con algo más de tres millones de habitantes, tiene 28 títulos desde el Cuatro Naciones, solo uno menos que los ingleses, que tienen un millón de jugadores de rugby.

Los irreductibles escoceses, con una población de 5 millones de habitantes, la décima parte de Inglaterra, presumen de ser la primera selección de la historia que ganó un partido, al derrotar a los hijos de su Graciosa Majestad en Edimburgo en 1871, y de haber inventado el rugby, en la persona de Jem Mackey. Además, desde 1878 ingleses y escoceses ponen en juego, siempre que se miden, la Copa Calcuta. 

Son muchos los episodios bélicos contra los ingleses que riegan su historia. Pero la batalla del puente de Stirling, con William Wallace dirigiendo el bando escocés, es la más recordada cuando se miden a los de la rosa. En el Cinco Naciones hay un hito en la historia del XV del cardo, la victoria en el partido final del torneo de 1990 ante Inglaterra. Se jugaban todo y los escoceses se llevaron el Grand Slam, el torneo y la Triple Corona el día que estrenaban el himno ‘Flowerof Scotland’, para sustituir al oficialista ‘God save the Queen’ inglés. En Edimburgo lo cantan a capella y con el único acompañamiento de una gaita. Sobrecogedor. Escocia destaca por el carácter audaz e irreductible de sus jugadores.

Irlanda es quizás la más peculiar de las selecciones porque ha utilizado al rugby como instrumento de hermanamiento. El rugby es el deporte que unió a las dos Irlandas, la católica y la protestante, para competir bajo el mismo escudo, bandera e himno. Hoy el cricket ha copiado el modelo. Cuando Irlanda juega como equipo local, en Dublín, ondea la bandera de la República de Irlanda (verde, blanca y naranja) junto a la de la Federación Irlandesa de Rugby. Pero si juega en el extranjero la bandera cambia por la de las cuatro regiones irlandesas, con sus cuatro escudos: Connacht, Munster, Leinster y Ulster. Con el himno pasa algo similar. En Dublín se interpreta primero el de la Irlanda católica, llamado ‘La canción del soldado’, que no entonan todos los jugadores. Y después se canta un himno compuesto ad hoc para esta selección en 1995, ‘La llamada de Irlanda’. Este sí cuenta ya con la implicación de unos y otros.

Históricamente, Irlanda no ha sido una selección especialmente potente hasta la llegada del nuevo siglo, que coincide con el nacimiento del Seis Naciones. Desde entonces, el XV del trébol ha competido por los títulos y ha ganado dos Grand Slams, algo que solo había logrado en 1948. Los chicos de la isla Esmeralda tienen fama de bocazas y pendencieros, pero en el campo arrasan con una delantera metálica y unos tres cuartos audaces. Nombres como los de Jacky Kyle, Willie John McBride, Mike Gibson o Brian O’Driscoll dan lustre a la zamarra verde en el panorama rugbístico.

El rugby llegó a Francia en las bodegas de los barcos que transportaban vino a través del Canal de la Mancha. Y rápidamente prendió entre los franceses, que, sin embargo, prefirieron explotar el lado evasivo del juego, antes que el de contacto. Aunque se incorporaron en 1910 al torneo, tuvieron idas y venidas, por las guerras y porque los británicos apostaron por el amateurismo, algo que duró hasta 1995. Pero en Francia coqueteaban con el semiprofesionalismo, lo que les dejó fuera hasta 1947, cuando ya sí se establecieron en el torneo formalmente dando paso al Cinco Naciones.

Francia ha alternado años de juego vistoso y a la mano, el llamado Rugby Champagne, con un rugby físico y por momentos violento en el que las delanteras eran lideradas por exboxeadores y personajes sin apego por su integridad física. Pero fueron las décadas de los 80 y 90, con Blanco, Sella, Lagisquet, Lacroix o Camberabero, las que convirtieron a Francia en el foco del rugby mundial por su propuesta burbujeante que les llevó a la final del primer Mundial en Nueva Zelanda.

Hoy el XV del gallo trata de recuperar ese espíritu libertario para conquistar el año que viene el Mundial que se celebra en su país con jugadores como Dupont, Ntamack, Fickou, Vakatawa o Thomas. ¿Pueden ganar la Copa del Mundo después de hacerlo en 2022 tras más de una década de sequía? Como decía el legendario John Kirwan, "los franceses son previsiblemente imprevisibles". C’est la vie!

Italia ingresó en el torneo por intereses comerciales en el año 2000, pasando a denominarse torneo de las Seis Naciones. Pero lo cierto es que Italia nunca disfrutó de la tradición rugbística de los países británicos o de Francia. Su desarrollo oval tiene más que ver con la nacionalización de jugadores de otros países como los argentinos Diego Domínguez, Martín Castrogiovanni o Sergio Parisse. Por su banquillo han desfilado mitos del rugby como los franceses Villepreux y Berbizier o el neozelandés Kirwan, pero sin lograr grandes avances.

Después de unos años en los que su delantera animó el torneo, Italia ha vuelto a dejar de ser competitiva y encadena actualmente 32 derrotas seguidas. En 2022 strena seleccionador en la persona del kiwi Kieran Crowley, pero las expectativas les vuelven a conceder la cuchara de madera, deshonor que recibe quien pierde todos los partidos del torneo, por séptima edición consecutiva.

Muchas voces del rugby internacional piden que el puesto de Italia se ponga en juego en el campo con otras selecciones como Georgia, pero el Seis Naciones es un torneo privado y mandan los intereses económicos.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Fermín de la Calle
Gráficos: Francisco J. Moya
Coordinación: Rafa Julve