Coll de
Pradell

El nuevo coloso de
la Volta a Catalunya

Coll de Pradell

El coloso de la Volta a Catalunya

Por Sergi López-Egea y David Jiménez

La 103ª edición de la Volta a Catalunya (del 18 al 24 de marzo) sirve para presentar en sociedad a la que se considera como la segunda montaña más dura de la geografía española para ascender en bici, solo por detrás del temido Angliru asturiano.

El Coll de Pradell, con 1.750 metros de altitud, enclavado en la comarca del Berguedà, se subirá a partir del kilómetro 80 de la sexta jornada de la prueba (sábado, 24 de marzo), una etapa durísima, de las más complicadas diseñadas por la organización de la carrera al menos en los últimos 35 años.

Una Volta de grandes estrellas

Tadej Pogacar, doble vencedor del Tour y número dos en la clasificación mundial del ciclismo este 2024 (si gana la Volta se convertirá en el número 1), es el principal favorito a la victoria y a su vez la máxima estrella que acude a la Volta que reunirá a otros dos ganadores de la ronda francesa, el galés Geraint Thomas y el colombiano Egan Bernal.

Los españoles Enric Mas y Mikel Landa serán el atractivo local sin olvidar tampoco al último vencedor de la Vuelta Sepp Kuss y al veterano escalador Nairo Quintana.

La etapa reina

La sexta etapa, entre Berga y el santuario de Santa Maria de Queralt, será la jornada reina de una Volta 2024, que tendrá otros dos finales en alto, en los Pirineos, primero en Vallter 2.000 (ya a la segunda etapa) y después en Port Ainé (tercera etapa).

Esa etapa reina, de 154,7 kilómetros, triturará las piernas de los ciclistas con cinco puertos de montaña: dos más suaves al principio, dos de primera categoría para acabar y, en medio, presidiéndolos desde lo más alto, el puerto especial del Coll de Pradell, con pendientes de hasta el 23%y 15,3 kilómetros de agónico ascenso. Había pedido el estadounidense Sepp Kuss recorrer su amado Berguedà en la carrera y seguro que esta etapa dejará un recuerdo imborrable.

Por si queda algo por decidir tras superar el día clave de la carrera aún habrá el circuito de Montjuïc, en Barcelona, para la sentencia final.

La etapa reina

La sexta etapa, entre Berga y el santuario de Santa Maria de Queralt, será la jornada reina de una Volta 2024, que tendrá otros dos finales en alto, en los Pirineos, primero en Vallter 2.000 (ya a la segunda etapa) y después en Port Ainé (tercera etapa).

Esa etapa reina, de 154,7 kilómetros, triturará las piernas de los ciclistas con cinco puertos de montaña: dos más suaves al principio, dos de primera categoría para acabar y, en medio, presidiéndolos desde lo más alto, el puerto especial del Coll de Pradell, con pendientes de hasta el 23%y 15,3 kilómetros de agónico ascenso. Había pedido el estadounidense Sepp Kuss recorrer su amado Berguedà en la carrera y seguro que esta etapa dejará un recuerdo imborrable.

Por si queda algo por decidir tras superar el día clave de la carrera aún habrá el circuito de Montjuïc, en Barcelona, para la sentencia final.

El coloso: Coll de Pradell

Catalunya necesitaba un referente de montaña. Y ese papel lo va a asumir Pradell, un puerto que también figura en la lista de la Vuelta para subirlo en un futuro no muy lejano. La ronda catalana es la tercera carrera por etapas más antigua de la competición ciclista, solo superada por el Tour y el Giro. Pero, a diferencia de las tres grandes rondas, no tenía una cumbre con la que identificarse.

Coll de Pradell

  • Cima: 1.735 metros
  • Km de ascenso: 17,1
  • Pendiente media: 6,3 %
  • Pendiente máxima: 23% (km 15,3)
  • Desnivel: 1.080 metros
  • Catalogación: categoría especial.

El coloso: Coll de Pradell

Catalunya necesitaba un referente de montaña. Y ese papel lo va a asumir Pradell, un puerto que también figura en la lista de la Vuelta para subirlo en un futuro no muy lejano. La ronda catalana es la tercera carrera por etapas más antigua de la competición ciclista, solo superada por el Tour y el Giro. Pero, a diferencia de las tres grandes rondas, no tenía una cumbre con la que identificarse.

Coll de Pradell

  • Cima: 1.735 metros
  • Km de ascenso: 17,1
  • Pendiente media: 6,3 %
  • Pendiente máxima: 23% (km 15,3)
  • Desnivel: 1.080 metros
  • Catalogación: categoría especial.
El Coll de Pradell está llamado a ser el símbolo de la Volta a Catalunya. Un icono comparable a los que ya muestran las tres grandes vueltas por etapas del ciclismo internacional.

El Tourmalet es el principal monumento del Tour. Se subió por primera vez en 1910 y este año volverá estar en el menú de la ronda francesa como aliciente de la etapa 14, la principal de los Pirineos, el 13 de julio. Se subirá por la vertiente de Barèges. La otra cara se afronta desde Sainte Marie de Campan.

  • Cima: 2.115 metros
  • Km de ascenso: 19
  • Pendiente media: 7,4%
  • Pendiente máxima: 10,9% (km 17)
  • Desnivel: 1.403 metros
  • Catalogación: categoría especial.

El Mortirolo se subió por primera vez en el Giro en 1990 y al año siguiente se ascendió por su vertiente más difícil y simbólica, Mazzo di Valtellina, una auténtica pared que vivió en 1994 el gran duelo entre Miguel Induráin, Marco Pantani y Yevgueni Berzin. Este año ha sido incluido a última hora en la 15ª etapa (19 de mayo) tras un cambio del recorrido por el riesgo de la nieve.

  • Cima: 1.852 metros
  • Km de ascenso: 12,4
  • Pendiente media: 10,6 %
  • Pendiente máxima: 20% (km 6)
  • Desnivel: 1.307 metros
  • Catalogación: categoría especial.

El Angliru y los Lagos de Covadonga, ambos en Asturias, son las dos montañas más famosas de la Vuelta a España. El Angliru se presentó en sociedad en la edición de 1999 con victoria del Chava Jiménez. Este año descansa a diferencia de los Lagos, final de la 16ª etapa (3 de septiembre). Primoz Roglic coronó la cima en primer lugar por delante de Jonas Vingegaard en 2023.

  1. Cima: 1.574 metros
  2. Km de ascenso: 12,6
  3. Pendiente media: 10,1 %
  4. Pendiente máxima: 23% (km 10,5)
  5. Desnivel: 1.267 metros
  6. Catalogación: categoría especial.

El Tourmalet es el principal monumento del Tour. Se subió por primera vez en 1910 y este año volverá estar en el menú de la ronda francesa como aliciente de la etapa 14, la principal de los Pirineos, el 13 de julio. Se subirá por la vertiente de Barèges. La otra cara se afronta desde Sainte Marie de Campan.

  • Cima: 2.115 metros
  • Km de ascenso: 19
  • Pendiente media: 7,4%
  • Pendiente máxima: 10,9% (en el km 17)
  • Desnivel: 1.403 metros
  • Catalogación: categoría especial.

El Mortirolo se subió por primera vez en el Giro en 1990 y al año siguiente se ascendió por su vertiente más difícil y simbólica, Mazzo di Valtellina, una auténtica pared que vivió en 1994 el gran duelo entre Miguel Induráin, Marco Pantani y Yevgueni Berzin. Este año ha sido incluido a última hora en la 15ª etapa (19 de mayo) tras un cambio del recorrido por el riesgo de la nieve.

  • Cima: 1.852 metros
  • Km de ascenso: 12,4
  • Pendiente media: 10,6 %
  • Pendiente máxima: 20% (en el km 6)
  • Desnivel: 1.307 metros
  • Catalogación: categoría especial.

El Angliru y los Lagos de Covadonga, ambos en Asturias, son las dos montañas más famosas de la Vuelta a España. El Angliru se presentó en sociedad en la edición de 1999 con victoria del Chava Jiménez. Este año descansa a diferencia de los Lagos, final de la 16ª etapa (3 de septiembre). Primoz Roglic coronó la cima en primer lugar por delante de Jonas Vingegaard en 2023.

  1. Cima: 1.574 metros
  2. Km de ascenso: 12,6
  3. Pendiente media: 10,1 %
  4. Pendiente máxima: 23% (en el km 10,5)
  5. Desnivel: 1.267 metros
  6. Catalogación: categoría especial.

Así se sube a Coll de Pradell

Son ya más de dos décadas, desde el momento en que se asfaltó el camino a la cima y comenzó a ser una ruta ciclable, que Coll de Pradell lleva causando un poderoso efecto de atracción fatal en un buen puñado de ciclistas que disfrutan a la vez que agonizan en sus cuestas de desniveles desmesurados. Un puerto de los que exprime hasta la última gota de energía y de los que te retuercen encima de la bicicleta, pero que regala postales visuales que quedan grabadas a fuego en la memoria.

Y es que es una subida que va más allá de lo duro. “Agónico” es el calificativo con el que Raül Massabé (más conocido en el mundo del cicloturismo -o ‘globerismo’ como definición chistosa y asumida por todos los que le damos a los pedales- como Ramacabici) define un puerto de montaña que para él es de los que “toca la fibra” y que no duda en calificar como “el más duro de Catalunya”. “Hay otros más largos como el Turó de l’Home o el Mont Caro, pero no son tan exigentes”.

Ese idilio del ciclista raso, del que más allá de conquistar una cima icónica sacrifica horas de sueño para regalarse un tiempo de colapso emocional con la montaña, del que entiende esta experiencia como un regalo que pasa a ser secreto a voces entre confidentes y que se transmite de padres a hijos, y del que lo honra con un exquisito cartel de madera en su cima, se ha extendido durante estos 20 años y Massabé es un ejemplo de esa pasión: “Lo subo dos o tres veces al año. Mínimo 40 veces”.

El puerto, tramo a tramo

El Coll de Pradell se subirá en la Volta a Catalunya por la vertiente clásica, que tiene un inicio algo más suave que si se afrontará ascendiendo por la vertiente de Fumanya. Un ascenso de algo más de siete kilómetros con un desnivel medio de entre el 5 y el 6% por una carretera comarcal de doble carril y asfalto en óptimas condiciones, la que une Guardiola de Berguedà con Saldes y Gòsol, y el posterior desvío por la B-401 donde se corona este primer y largo tramo de subida al alcanzar el mirador de Cap Deig.

Este primer tramo de subida da la sensación de ser un "puerto normal. Piensas que 'no es para tanto' aún guardando una rampa del 10% en el inicio del desvío de la carretera de Vallcebre", explica Raül Massabé. En definitiva, no es lo que le da el toque diferencial a Coll de Pradell.

Tras superar la primera mitad del puerto en constante subida, el perfil nos da un pequeño respiro con un descenso de algo más de un kilómetro que desemboca en la bucólica localidad de Vallcebre. 

Un tramo que bien sirve “para dejar de dar pedales”, como explica Massabé, teniendo en cuenta que en breve los ciclistas afrontarán las mayores dificultades de este ascenso al Coll de Pradell y hay que llegar con las piernas frescas y el ánimo intacto.

Es en la misma Vallcebre, tras dejar atrás la iglesia de Santa Maria, que cambia radicalmente el escenario. 

Pasamos de un puerto de ritmo constante y fácilmente pedaleable a otro bien distinto donde no queda más remedio que tirar de todo el desarrollo posible y contemporizar delante de este nuevo frente que se abre ya con rampas por encima del 10% y nos adentra por el estrecho camino rural que serpentea hasta el Pla de la Barraca, con un km a más del 12% de media y otro que mantiene la agonía durante varios centenares de metros para, luego, dar un necesario respiro en el punto donde confluyen las dos vertientes de subida a Coll de Pradell.

Massabé advierte sobre la dureza de este tramo: "Esa carretera estrecha que hay tras pasar el pueblo que va pasando por varias casas, es un tramo muy duro. Todo el mundo dice que Pradell es 'la rampa', pero antes de 'la rampa' hay esto: dos kilómetros que se acercan 12% de media y que llega hasta el 16%".

El mito del Coll de Pradell como un puerto de montaña que está llamado a fijarse en el imaginario del cicloturismo y del ciclismo profesional como un icono, le debe mucho de ese aura a sus tres agónicos últimos kilómetros. “A partir del cruce viene algo más de un kilómetro que es duro aunque no exagerado, pero es de los ya que toca de nuevo sufrir”, indica Massabé. Aun así, estamos hablando de una media sobre el 11%... Y aún queda por llegar lo más terrible.

Porque es cuando alcanzas el lago Tomí, giras a la izquierda y afrontas el primer duro repecho que te lleva a ‘la rampa’ que uno es consciente del desafío que tiene delante. “En mi mente, la sensación es la de estar en un trampolín para los saltos de esquí”, explica el creador de Ramacabici.

La peculiaridad de esta rampa va más allá de su escandaloso desnivel, que alcanza un máximo del 23%. Si se la considera una auténtica tortura es en gran parte por su terreno: “Es de cemento, además de que da la sensación de que está dispuesta en forma de ondas y notas que la bici no avanza”, asevera Raül.

Y cuando crees que ya has superado este tramo crítico, la dura realidad se impone: aún quedan las dos curvas del turístico tren minero con rampas del 16 y 17%.

Luego sí, llega un momento de descanso, pero al final hay que lidiar con otra rampa antes de coronar que se enfila hasta el 20%, aunque aquí predomina el asfalto, antes de entrar en la última recta, de desnivel mucho más moderado que te lleva directo a la cima y que premia a los ciclistas con una panorámica excepcional con la la Serra de Ensija, el Pedraforca y la serralada del Cadí-Moixeró presidiendo y la sensación que todo este sufrimiento bien ha valido la pena.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Sergi López-Egea y David Jiménez
Diseño:
Ramon Curto y David Jiménez
Agradecimientos:
Ayuntamientos Vallcebre y Saldes,
Raül Massabé (Ramacabici)
Coordinación:
Rafa Julve