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COPA DEL REY

Un doblete de Kike García en Lleida alarga la semana feliz del Espanyol (1-2)

El veeterano delantero perico anota de penalti y de cabeza y firma el pase a segunda ronda del equipo de Manolo González

¿Qué es el Atlètic Lleida? Así se creó el club que ha dividido la Terra Ferma y que se enfrenta al Espanyol en la Copa

El delantero del RCD Espanyol Kike García celebra tras anotar el 1-0 durante el encuentro correspondiente a la primera ronda de la Copa de Rey entre el Atlètic Lleida y el RCD Espanyol en el Camp D’Esports de Lleida.

El delantero del RCD Espanyol Kike García celebra tras anotar el 1-0 durante el encuentro correspondiente a la primera ronda de la Copa de Rey entre el Atlètic Lleida y el RCD Espanyol en el Camp D’Esports de Lleida. / Enric Fontcuberta / EFE

Albert Guasch

Albert Guasch

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Para el Atlètic Lleida, club de historia breve y planes de futuro ambiciosos, la eliminatoria de primera ronda de Copa ante el Espanyol se vivió como un acontecimiento especial, quizá un punto de inflexión. Para el club perico, un trámite que cumplir en este momento dulce y perfumado de la entidad. El Camp d’Esports se sintió noble de nuevo por una noche, con más de 8.000 espectadores en sus gradas gastadas. Al final, el club de menor rango peleó todo lo que pudo por el pastel de la segunda ronda, pero en Primera División se tienen zarpas más grandes y afiladas que en Segunda RFEF y el equipo de Manolo González se volvió a Barcelona con la panza llena gracias a los dos goles de Kike García (1-2).

En la semana en que la institución sopló las 125 velas y el nuevo propietario se sintió más importante de lo que imaginaba al firmar la transacción, un cuadro perico cargado de suplentes dio continuidad a la sensación festiva de su masa social. Kike García dio satisfacción al buen número de aficionados que visitaron Lleida, una ciudad deportivamente volcada con el baloncesto y el Hiopos y que recuperó por un día el ambiente de fútbol que perdió hace muchos años. Lástima del césped, bacheado como una carretera secundaria descuidada.

LLEIDA, 30/10/2025.- El defensa del Atlètic Lleida Moró Sidibe (d) lucha con Javi Hernández, del RCD Espanyol, durante el encuentro correspondiente a la primera ronda de la Copa de Rey entre el Atlètic Lleida y el RCD Espanyol en el Camp D’Esports de Lleida, este jueves. EFE/ Enric Fontcuberta

El delantero del Atlètic Lleida Moró Sidibe (d) lucha con Javi Hernández, del RCD Espanyol, durante el encuentro correspondiente a la primera ronda de la Copa de Rey entre el Atlètic Lleida y el RCD Espanyol en el Camp D’Esports de Lleida, este jueves. / Enric Fontcuberta / EFE

El encuentro empezó agitado. Un penalti transformado en el tercer minuto de juego por el veterano goleador perico quedó compensado por un error tremendo del portero Ángel Fortuño tres minutos después. Se le doblaron las manos en un balón manso y bombeado y el defensa One, sorprendido por el regalo, empujó a puerta para el empate.

El Espanyol mandó en el juego sin asfixiar al Atlètic Lleida, que se agarró al campo. Ramon Terrats y Charles Pickel parecían los más intensos entre los blanquiazules en un careo más bien estéril, sin oportunidades. Sin embargo, al minuto de iniciarse la segunda parte, un centro de El Hilali encontró el remate de cabeza preciso de Kike García.

LLEIDA, 30/10/2025.- El entrenador del Atlétic Lleida, Gabri García, exjugador del FC Barcelona, durante el encuentro correspondiente a la primera ronda de la Copa de Rey entre el Atlètic Lleida y el RCD Espanyol en el Camp D’Esports de Lleida, este jueves. EFE/Enric Fontcuberta

El entrenador del Atlétic Lleida, Gabri García, exjugador del FC Barcelona, durante el encuentro entre el Atlètic Lleida y Espanyol. / Enric Fontcuberta / EFE

El equipo de Gabri Garcia trató de empatar y sobrevivir en la competición con más voluntad que oficio. El Espanyol conservó el resultado sin sensación de susto. El único sobresalto serio se produjo a falta de cinco minutos del cierre con un disparo que rebotó en el larguero del mejor jugador local, el delantero Moro Sidibe. La efervescencia leridana no dio más de sí.

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