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La otra historia (popular y emancipadora) del fútbol: de las primeras feministas a la Primavera Árabe

'La otra historia del fútbol', cómic que Garbuix Books publica en castellano y catalán, recorre varios episodios de la historia en donde el fútbol ha sido un poderoso instrumento de emancipación y lucha contra el poder

Cubierta de 'La otra historia del fútbol', cómic de Mickael Correia, JC Deveney y Lelio Bonaccorso

Cubierta de 'La otra historia del fútbol', cómic de Mickael Correia, JC Deveney y Lelio Bonaccorso / Cedida

Jordi Grífol

Jordi Grífol

Barcelona
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“Siempre que ha habido una lucha de emancipación, ya sea de los obreros, las mujeres o los pueblos colonizados, nos encontramos una pelota. El fútbol siempre está allí”, asegura el periodista francés Mickael Correia. No se entienden la Primavera Árabe sin los estadios de fútbol y sus aficionados, que encendieron la mecha revolucionaria. Tampoco el fútbol femenino actual sin las olvidadas ‘munitionettes’, las mujeres británicas que empezaron a trabajar en las fábricas de armamento con el inicio de la Primera Guerra Mundial y que llegaron a reunir 50.000 espectadores jugando a fútbol antes del vergonzoso veto al fútbol femenino tras el fin de la guerra, que duraría hasta 1971. 

Correia exploró en ‘Una historia popular del fútbol’ las tensiones entre el fútbol y el poder y la presencia de este deporte en movimientos de emancipación y resistencia a lo largo del último siglo y medio. Ahora, junto al guionista Jean-Christophe Deveney y el dibujante Leilo Bonaccorso, traslada la historia al cómic para hacerla más accesible, publicado en castellano y catalán por Garbuix Books (‘La otra historia del fútbol’ / ‘L’altra història del futbol').

Fragmentos del cómic 'La otra historia del fútbol'

Fragmentos del cómic 'La otra historia del fútbol' / Cedida

“El fútbol es un gran vector de resistencia”, asegura el periodista, que recoge en el cómic “una historia desde abajo”. El fútbol ha atraído al poder desde sus inicios, pero también ha sido un poderoso instrumento emancipador para los pueblos colonizados, obreros y mujeres. De Inglaterra a Brasil, de Egipto a Francia y Argentina. Del desafío al nazismo de Matthias Sindelar a la valentía de las Dick Kerr Ladies; del regate de Garrincha y Pelé al fútbol criollo de Maradona.

El estadio, oasis de libertad

El estadio de fútbol siempre ha sido un espacio de desahogo, una especie de oasis de libertad, especialmente en los regímenes totalitarios. El Camp Nou, durante el franquismo, fue también un espacio de resistencia. La semilla de la Primavera Árabe se origina en los estadios, imposibles de controlar para el poder. “Los aficionados al fútbol en el norte de África fueron los primeros grupos sociales en rebelarse contra los regímenes totalitarios”, explica Correia. 

“Se le decía al pueblo: podéis insultarnos durante 90 minutos y después iréis a casa y estaréis más tranquilos. A partir de los años 2000-2010, la juventud de esos estadios empezó a autoorganizarse y a canalizar ese desahogo de manera política. Cuando estuve en Argelia decían: “Nuestros padres y nuestros abuelos lucharon contra los poderes autoritarios coloniales. Hoy nos toca a nosotros”". 

Un espacio, la grada, en el que la izquierda no ha sabido jugar. “La izquierda, a partir de los 70 y 80, mostró un gran desprecio de clase hacia el fútbol, diciendo que no era cultura real, que era un instrumento de alienación. Esa falta de reflexión y carencia de pensamiento político en ese ámbito lo aprovechó la extrema derecha, que entendió muy bien cómo el fútbol podía jugar con esas dinámicas”, reflexiona. 

'La otra historia del fútbol'

Mickaël Correia, JC Deveney

Dibujos: Lelio Bonaccorso

Garbuix Books

144 páginas

21,95 euros

Un bastión de masculinidad

El fútbol femenino llegó a ser muy popular en los años 20. Las obreras británicas llenaban estadios mientras recaudaban dinero para los heridos de guerra e incluso organizaron una gira internacional hasta que fueron silenciadas y la Federación Inglesa prohibió el fútbol femenino hasta 50 años después. 

“Lo interesante de esta historia es que vemos que la primera ola de movimientos feministas estuvo acompañada por el fútbol. Escribiendo este capítulo no podía dejar de pensar en la valentía de esas chicas obreras, en cómo lucharon por poder jugar al fútbol igual que hacían sus padres, hermanos y maridos. El fútbol se construyó desde el principio como un bastión de la masculinidad y sigue siendo uno de los pocos espacios sociales donde la homosexualidad sigue siendo tabú”, expone Correia. 

El auge del fútbol femenino ha permitido poner en el foco a futbolistas reivindicativas y que abanderan luchas, como la exfutbolista Megan Rapinoe, defensora de la comunidad LGTBI y anti Trump, o la azulgrana Aitana Bonmatí, que lució una camiseta en favor de acoger refugiados tras ganar la Champions. Sin embargo, episodios machistas como el beso no deseado de Rubiales a Jenni Hermoso siguen ocurriendo. 

Páginas interiores de 'La otra historia del fútbol'

Páginas interiores de 'La otra historia del fútbol' / Cedida

Entre multipropiedades, turismo desbocado e hipermercantilización, ¿hacia dónde se dirige el fútbol? "Cada vez se observan derivas neoliberales más extremas. Vamos a ver dos vías: una más mercantil, inaccesible para las clases populares, y otra más popular, más de barrio. El fútbol nació durante la revolución industrial, nació con el capitalismo y está ligado a este. Pero también tiene una dimensión social y cada vez hay más aficionados organizándose para luchar contra esas derivas".

"La salvaguarda del fútbol popular va a depender realmente de que las autoridades deportivas integren al aficionado como un actor democrático del fútbol. Ahí es donde se juega el futuro", concluye Correia. Al fin y al cabo, y ahí radica casi todo, solo se necesita un balón para empezar a jugar. 

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