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Opinión | Apunte

Y es que goles son amores

La artista Nicki Nicole, con una camiseta de Lamine Yamal, este martes en Montjuïc.

La artista Nicki Nicole, con una camiseta de Lamine Yamal, este martes en Montjuïc. / JORDI COTRINA

A veces la memoria es juguetona y te sale por donde menos lo esperas. El martes, contra el Olympiacos, cuando Rashford metió el sexto gol de la noche, empezó a sonar en mi cabeza la voz de Manolo Escobar cantando un pasodoble: “Y es que goles son… (pausa dramática) amoreees”. El Barça había hecho cuatro goles en 12 minutos y los aficionados celebrábamos la media docena, un resultado que ni podíamos imaginar al descanso. “Goles que son amores” sería un buen titular para resumir la noche de Champions, pero los que tenemos una edad sabemos que la canción de Manolo Escobar era la sintonía de un programa que él mismo presentó en Telecinco en el año mágico de 1992. Se emitían los resúmenes de los partidos de fútbol de la jornada, pero, en realidad el formato era de revista, con público risueño, humoristas chabacanos y chicas que desfilaban medio vestidas (o medio desnudas) con los colores de cada club. Los goles amorosos, pues, eran sólo una excusa, y me pregunto si el martes no caímos en la misma trampa: ¿la goleada no disimulaba un partido más bien discreto del Barça?

En todo caso, nos hizo creer en una ligera mejora. El equipo ha aprendido a convivir en la cuerda floja de los lesionados, la defensa de Eric y Cubarsí saca el balón controlado y de momento las intrigas del fuera del juego han pasado a la historia. Pero, ¿es suficiente para ir el domingo al Bernabéu y salir vivos? La respuesta corta —y sensacionalista— es: Fermín y diez más. Su juego escurridizo es ideal para aprovechar la omnipresencia de Pedri, y además los rivales no saben cómo marcarlo. Fermín es el joker que puede hacer el repóquer, pero antes es necesario tener buenas cartas en cada demarcación. Ahora mismo la banda izquierda, con Balde y Rashford, parece más enchufada que la derecha, con un Koundé demasiado inseguro y un Lamine Yamal que últimamente siempre quiere marcar el mejor gol del año, un meme que dé la vuelta al mundo. A los aficionados nos bastará si en el Bernabeu se saca de la chistera el mejor gol de la tarde. Y después, si quiere, que se lo dedique a la novia, que por eso los goles son amores. ¿Verdad, Manolo, culé del alma?

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