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Opinión | La industria del deporte

Superliga, ¿eres tú?

Laporta, Ceferin y Al-Khelaifi, en el palco de Montjuïc.

Laporta, Ceferin y Al-Khelaifi, en el palco de Montjuïc. / JORDI COTRINA

En el deporte, como en la vida, estar en el momento y el lugar adecuado importa. Y UC3 ha decidido que eso implicaba agitar el árbol en España, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido a la vez. La empresa conjunta de UEFA y ECA -ahora EFC- ha sacado a la venta sus derechos de televisión en los cinco principales mercados europeos de forma simultánea, con novedades y unas intenciones que dejan claro que quieren ser el producto de referencia en el nuevo ciclo. No es la Superliga, pero la nueva Champions League está demostrando que no hacía falta una revolución extrema del modelo competitivo para acelerar la afición y el negocio. La ambición de UEFA y los grandes equipos, pasar de 4.000 millones a 6.000 millones de euros por la explotación del fútbol intersemanal.

Vayamos por partes. El concurso de la Champions League y el resto de torneos UEFA llega ahora, pese a que los actuales contratos se extienden hasta 2026-2027. Es decir, que se ha optado por adelantar varios meses la solicitud de ofertas, permitiéndose ponerse el primero de la fila en un periodo en el que LALIGA tiene que salir al mercado y la Ligue 1 titubea con su apuesta por la OTT propia. Premier League, Serie A y Bundesliga tienen acuerdos hasta 2028-2029, por lo que los broadcasters ahí ya saben cuánto tienen comprometido a largo plazo.

El concurso también está pensado para minimizar las ineficiencias del marco regulatorio europeo. A falta de poder adjudicar los cinco grandes países en un solo lote, se sacan al mismo tiempo para permitir que algunas plataformas -DAZN, vaya- puedan ir a por los derechos en todos los países midiendo bien si puede crear una estrategia europea para su oferta futbolística. Y, de paso, forzar una puja al alza contra plataformas nacionales como Movistar Plus+, Canal+, Sky o TNT Sports que eleven sus ingresos.

En términos de producto, es probable que veamos a otras ligas replicar este modelo de concurso, con un lote pequeño de alcance global que permita testar el apetito de los Netflix, Amazon Prime Video y Apple TV de turno. De paso, y sin que haya quejas, han alargado la continuidad de las emisiones premium, de dos a tres noches de la semana, aprovechando que de lunes a viernes hay menos saturación de oferta de contenidos deportivos.

Pero lo más interesante, y que probablemente era el fondo de la cuestión con la Superliga. Este tender ya refleja que los clubes empiezan a tener la llave de la caja y el poder de gestión que reclamaban desde hace años. Ningún club tiene plaza segura, pero sí capacidad de decidir. Y a largo plazo, esa era la china en el zapato.

El 'all-in' de la Ryder Cup

El Gobierno ha puesto cifras a su apuesta por los grandes eventos deportivos: 40 millones de euros para asegurar que la Ryder Cup 2031 se celebre en Catalunya. La cita se disputará en Girona, pero el objetivo va más allá del Pirineo y la Costa Brava. El golf sigue arrastrando una etiqueta clasista que cada vez coincide menos con la realidad, pero sobre todo le cuesta defender que una de sus grandes aportaciones no es la deportiva: es uno de los grandes dinamizadores del turismo activo en España.

Dicho de otro modo: la inversión comprometida, a la que se añade la realizada por la Generalitat y los patrocinadores -Estrella Damm ya está ahí- es un apoyo más al ejercicio de desestacionalización del turismo y el gasto por visitante. La presencia de Jon Rahm como figura mundial ayuda, pero la clave está en convertir este evento en un escaparate internacional del país. El golf mueve audiencias, sponsors y visitantes con alto poder adquisitivo. No es casualidad que haya consenso institucional y privado.

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