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Opinión | La industria del fútbol

Una guía para compromisarios

Joan Laporta, presidente del Fútbol Club Barcelona.

Joan Laporta, presidente del Fútbol Club Barcelona. / El Periódico

Igual que las imágenes que generamos con IA van acompañadas de una marca de agua, la fotografía de las cuentas del FC Barcelona aún lleva la marca de las mal llamadas palancas, por lo que cualquier análisis debe leerse con asterisco: muchos de esos millones no son fruto de la actividad habitual del club y sólo hay una interpretación que al menos yo me atrevo a dar por segura: el club ya puede sentarse en la mesa de los milmillonarios en facturación, pero su estructura de costes aún exige algo de lima. Aquí mis apuntes de cara a la asamblea:

Los coletazos de Barça Vision y Barça Media siguen ahí. Las cuentas de 2022-2023 se cantaron 408 millones por la operación, pero la realidad es que sólo han entrado 50 millones en caja y el futuro del proyecto ya no es tan glorioso. De ahí que ahora hayan debido reconocer pérdidas por valor de 200 millones en dos temporadas. No es que la idea esté mal, pero la ejecución ha ido por detrás del relato. La venta parcial se cerró con promesas que hoy aún no se materializan del todo.

Por eso urge regresar al Spotify Camp Nou. Es la pieza angular para que la sostenibilidad del club no dependa exclusivamente de traspasos por ejecutar, sentencias favorables que liberan provisiones o la venta de activos. Museo, tienda, abonos y ticketing necesitan del estadio para rendir a pleno pulmón. Y también patrocinadores como Spotify, cuya renovación -pinta que al alza- va a ir muy ligada a esto.

¿El lado positivo? La masa salarial continúa por debajo de los 600 millones previstos para 2025-2026. Si se mantiene así, hay viabilidad operativa. Pero eso no borra la mochila que dejó la pandemia: desde 2019 se han acumulado 379 millones en pérdidas y el patrimonio neto sigue en 159 millones negativos. Mientras no se corrija, el club seguirá condicionado para inscribir jugadores y crecer con libertad. Vaya, que seguiremos hablando del 1:1 y el 'fairplay'.

En este contexto, BLM se ha convertido en la niña bonita: aportará más de 200 millones al ingreso bruto. Aun así, su rentabilidad es mejorable y no hay que cerrar la puerta a un socio estratégico que acelere su escalabilidad. La marca Barça tiene tirón, pero para convertirlo en margen hacen falta operaciones a escala y conocimiento del sector.

¿Y la deuda? Sí, el estadio exige devolver 1.500 millones, pero no es un drama si se activa el negocio que lo rodea como se ha demostrado con Montjuïc. 'Welcometourists'. Además, este año se dejará casi a cero la deuda con otros clubes.

La 2025-2026 aún será un ejercicio de malabarismos, pero la 2026-2027 debería ser el año del despegue sin trucos. Solo nos queda saber quién pilotará el cohete.

La apuesta de DAZN

DAZN mantiene su hoja de ruta: invertir fuerte para crecer. La plataforma ha comprometido 9.824 millones de dólares (8.445 millones de euros) en derechos deportivos, con 3.596 millones ya asignados a emisiones en 2025. Esta estrategia explica por qué ha necesitado reforzarse con inyecciones de capital: 505 millones de su fundador, Access Industries, y la irrupción del fondo saudí Surj con otros 860 millones de euros en 2025. En total, ya ha recibido 7.374 millones desde su fundación, aunque las pérdidas acumuladas rozan los 9.742 millones. Aun así, hay signos de madurez: ingresos de 3.187 millones en 2024 (+11,3%), con Europa y MENA como motores (80% del total) y España consolidada como un mercado rentable. El ebitda sigue en rojo, pero las pérdidas se redujeron un 35%. La apuesta es de riesgo, pero también de visión: el futuro del deporte pasa por el 'streaming' y una competición sola nunca tendrá tanta fuerza de distribución como una OTT.

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