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LITERATURA Y FÚTBOL

Cervantina, en un lugar de la cancha...

La selección de fútbol de escritores y escritoras de España se proclamó el pasado fin de semana campeona de la ‘Champion Mallorca Writers Cup’ en Magaluf

El equipo de La Cervantina, campeón de la Writers Mallorca Champions Cup

El equipo de La Cervantina, campeón de la Writers Mallorca Champions Cup / @lacervantinafc

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Magaluf (Mallroca)
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La literatura llegó al fútbol para aportarle pausa. Y si hay un país que abandera como impronta futbolística la pausa, ese es España. Sin embargo, el fútbol llegó muy tarde a las letras españolas. Hubo que esperar hasta los años 80 y 90 del pasado siglo para que Manuel Vázquez Montalbán, Camilo José Cela, Enrique Vila-Matas o Javier Marías aireasen sus pulsiones futboleras ante el recelo de la intelectualidad. Para entonces la literatura futbolística ya era un subgénero prolijo en Latinoamérica con autores como Eduardo Galeano, Osvaldo Soriano, 'el Negro' Fontanarrosa o Mario Benedetti. Tampoco Europa era ajena al fútbol escrito. Alemania había leído las reflexiones de Gunter Grass sobre la relevancia del fútbol en la reconstrucción de la posguerra, y convertido en 1970 ‘El miedo del portero al penalti’ de Peter Handke en una obra de referencia. En Italia, Pier Paolo Pasolini, escritor y cineasta, no escondía su pasión balompédica, como tampoco lo hacía Umberto Eco, además de un Gianni Brera cuyos textos saltaban de los periódicos a los libros. Albert Camus, Jean Paul Sartre y Jean Giraudoux hacían lo propio en Francia, y en Inglaterra han sido decenas los escritores que han mostrado curiosidad por “el deporte rey”, desde William Skakespeare a Salman Rushdine pasando por Oscar Wilde, George Orwell, Martin Amis o Nick Hornby y su ‘Fiebre en las gradas’. Hasta el polaco Ryszard Kapuscinski dedicó páginas al fútbol entre viaje y viaje.

La Cervantina

Si España llegó tarde a la literatura ‘futbolera’, su selección de fútbol de escritores y escritoras también se tomó su tiempo para pisar el césped. En 2022 España fue el país invitado a la Feria de Libro de Frankfurt y la selección de fútbol de escritores alemana, que responde al nombre de Autonama y fue creada en 2005 por el escritor y guionista Thomas Brussig, cursó una invitación a los españoles para jugar un partido. Aquello supuso la génesis de un grupo que se fraguó a golpe de llamadas, emails y mensajes cruzados entre el editor Miguel Aguilar, el periodista y escritor Pedro Zuazua (seleccionador), y algunos de sus actuales miembros. Se decidió bautizar al equipo como la ‘Cervantina’, quizá por la idea quijotesca de luchar contra molinos que en nuestro caso se convirtieron en gigantes rubios de acento teutón. Al partido fundacional de Frankfurt, que terminó con victoria germana, le siguió otro en Madrid meses después que hizo hincar la rodilla a los teutones (5-2) por primera vez en los 20 años de su historia. Noticia que corrió como la pólvora en los mentideros futboleros de las ferias literarias, que haberlos, haylos. En 20204 se disputó en Alemania la Eurocopa de escritores, de forma paralela a la de selecciones. Y ambas llegaron a la final donde la Mannschfat se proclamó campeona y España tuvo un brillante estreno oficial.

Desde entonces no se habían visto las caras hasta el pasado fin de semana. Con motivo de la celebración en Magaluf, territorio casi neutral, del Festival de Literatura Expandida de Mallorca, se celebró la 'Champion Mallorca Writers Cup' con la participación de Italia, Alemania y España. El apoyo del Ayuntamiento de Calvià, la colaboración de Hoteles Meliá y la tenacidad del escritor y periodista mallorquín Manuel Aguilera posibilitaron que así fuera. Un torneo que arrancó el viernes con triunfo español ante la corajuda azzurra (3-1) gracias a los goles del ilustrador Manuel Marsol, Nacho Carretero y Juan Córcoles. El sábado Alemania sudó la camiseta para doblegar a los irriducibile italianos (2-0), quedando para el domingo el título en juego, de nuevo, entre españoles y alemanes. Un duelo que ya se ha convertido en un clásico de las letras ‘futboleras’.

Previamente a ello se programó el sábado por la tarde en el FLEM una mesa sobre ‘Literatura y Fútbol’ que presentó Carlos Marañón, director de Cinemanía y capitán de la Cervantina, y en la que intervinieron el editor de Wagenbach, traductor y ‘cerebro’ de la Automana, Linus Guggenberger; el sinpar corresponsal de la Gazzetta dello Sport en España y defensa azzurro, Filippo Ricci; y el cónsul español de Frankfurt y delantero cervantino, Enrique Criado. Una mesa que convino por unanimidad que “el fútbol, en último término, resulta una excusa deliciosa para escribir sobre todo lo que le rodea”.

Advertía Pasolini, talentoso canterano del Bolonia y capitán del equipo de la Universidad de Filosofía y Letras, que “en el fútbol también hay poetas y prosistas”. Y desde ese singular prisma se puede afirmar que en la final del domingo España apostó por un fútbol prosaico dejando a los teutones la carga poética. Más jóvenes, más duchos y más ensamblados, al compartir equipo semanalmente, los alemanes eran favoritos para alzarse con el título. Sin embargo, los de Zuazua (en este caso no hubo escritoras, aunque sí es habitual al ejercer orgullosamente de ser la única selección mixta de Europa) mostraron su gen competitivo con un repliegue numantino que terminó desmoralizando al rival. Y en la única ocasión de gol de la Cervantina, Juan Córcoles remachó a la red un balón recuperado por la fe de Criado.

De Nabokov a Grijelmo

Nabokov y Camus, que ejercieron de porteros, tienen en Álex Grijelmo un digno sucesor. ‘El guardián de las palabras’ (y del arco) dejó a cero la portería en colaboración con el vallisoletano Juan Navarro. Por delante, Marañón capitaneó a una defensa inmune al desaliento con Gabi Martínez y Aguilera en los laterales, el propio Carlos y el poeta Pablo García Casado en el eje, parapetados en el doble pivote por dos Sancho Panzas que sumaban más de un centenar de primaveras (Chema Rodríguez y el abajo firmante). Un esfuerzo coral alimentado por las piernas, pulmones y entusiasmo de Emili Albi, Alfonso López, Antonio Pacheco, Jorge Salvador Galindo y Joan Sans.

Doblegados los gigantes en tan quijotesca batalla, el torneo concluyó con gran camaradería y dos citas en el calendario de esta peculiar caravana balompédica-literaria que se desplazará ahora a Roma para honrar la memoria de Pier Paolo Pasolini el próximo 2 de septiembre, fecha del 50 aniversario de su asesinato. Y a finales de septiembre de 2026 se celebrará la Feria del Libro de Goteborg, que acogerá otra Eurocopa de escritores y escritoras con diez selecciones participantes. ¡Suecia, tierra de molinos!

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