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Andá p'allá, bobo

Uy, uy, uy, ay, ay, ay, que no solo es el Spotify, el déficit…que también es el fútbol

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Vlachodimos, Carmona, Azpilicueta, Marcao, Suazo, Mendy, Peque, Agoumé, Sow, Gudelj, Alexis Sánchez, Isaac, Akor Adams, Vargas y Januzaj.

Cuando acabó el patético (para los culés, claro) Sevilla-Barça (4-1) de ayer, se me ocurrió repasar la alineación del conjunto andaluz, los 15 valientes y aguerridos futbolistas, que pusieron contra las cuerdas y golearon a los lujosos futbolistas azulgranas, todos ellos internacionales (o casi).

Repasé la lista porque, probablemente, le ocurrirá a usted lo mismo: ¿De verdad esta es una selección de futbolistas como para provocar la primera crisis en el seno del campeón y aspirante a ganar la Champions? ¿En serio?

Flick, superado

Vale, el fútbol es un juego de equipo, estupendo, y por ello puede ocurrir, más veces de las deseadas, que un equipo sin grandes estrellas, bueno, sin ninguna, te pinte la cara. Pero, cuando eso ocurre, es que tu equipo, como ocurrió con el Barça de Hansi Flick, sí, porque cuando sufre derrotas tan sangrientas sigue siendo el Barça del (intocable) Hansi Flick, es una caricatura de equipo.

Y ya van dos pifias seguidas. Dos derrotas seguidas, frente al PSG, en casa y en la Champions, y ante el Sevilla, fuera y en la Liga. Y, en las dos, ¡ojito al dato!, los entrenadores rivales, el exitoso Luis Enrique y el novato Matías Almeyda, superaron por mucho al triunfador Flick, lo que, visto lo visto y el tsunami de elogios y agradecimientos que sobrevuelan la cabeza del entrenador alemán, puede empezar a preocupar a más de uno.

Parece que se está desvaneciendo, en su segunda temporada en el banquillo culé, aquella varita mágica que poseía Hansi Flick que hacia que todos los futbolistas ofreciesen su mejor versión o, incluso, alguna sorprendentemente mejorada.

Cuando digo preocupar me refiero a que lo que, hasta ahora, ha sido considerada la joya de la corona, el primer equipo, el vestuario, su impecable entrenador y, por descontado, los resultados, dan muestra de ¿aburrimiento? ¿sobradez? ¿desinterés? ¿falta de ganas, de hambre?

Estamos, no lo olviden, reconocidos por todo el mundo, especialmente por los culés críticos con la gestión y gobernanza de Joan Laporta y su séquito de familiares, amigos, enchufados y recomendados, esgrimiendo la tesis de que si Lamine Yamal no existiese y el Barça no ganase (casi) siempre, la continuidad de Laporta estaría en entredicho.

La típica frase de que “mientras la pelotita entre, aquí no pasará nada”, auténtica realidad virtual de la situación azulgrana, eso de que el equipo sostiene al club, es decir, a la directiva, podría empezar a resquebrajarse después de la goleada encajada en el bullicioso Sánchez Pizjuan y los signos de impotencia, desdén, falta de intensidad, deseo, garra y pasión juvenil mostrada por un conjunto de excelentes futbolistas desconcertados y desconcertantes.

Flick protesta una jugada a Sevilla amb cara d’incredulitat. | DANI BARBEITO

Hansi Flick protesta una decisión arbitral, anoche, en el Sánchez Pizjuan.. | DANI BARBEITO / Dani Barbeito

Es la primera vez en año y medio de gestión culé que Hansi Flick habla de los ausentes. Es la primera vez que Flick asegura que “cuando regresen los lesionados, todo cambiará”. Es la segunda vez en pocos días que el rival ahoga a los de Flick, supera su línea defensiva adelantada (¡¡¡cuánto encuentra a faltar el Barça al bueno de Iñigo Martínez!!!) y la segunda vez que Flick no sabe cómo poner remedio al descontrol del centro del campo culé, donde Pedri, que normalmente interviene en 104 ocasiones, anoche lo hizo en 56.

Los ausentes

Cierto, no están Joan Garcia (se veía venir, se veía venir), Raphinha, Lamine Yamal, Fermín y/o Gavi, pero, señores, es el Sevilla y son 15 futbolistas que, probablemente, ninguno de ellos sería titular en el Barça, actual y pasados. Esa frase de Pedri sobre la impotencia mostrada a la hora de jugar, de intentar hacer su fútbol, “porque, cuando nos presionaban, no sabíamos qué hacer con la pelota”, no es solo un problema de los futbolistas, puede que sea, también, un problema de su entrenador.

Hasta ahora el fiasco del Spotify Camp Nou, un verdadero escándalo a nivel de gestión, planificación, gobernanza y económico o el caos contable que supone presentar, por segundo año consecutivo, un cierre ante los socios/propietarios con un montón de millones de pérdidas, puede ser toreado por Laporta señalando al Ayuntamiento de Barcelona como culpable del millonario retraso (ya son 311 millones de euros de penalización) o, tal vez, infiltrando, de nuevo, a Xavier Sala i Martín, su economista de cabecera, en la asamblea de compromisarios, pero perder como se perdió ayer en Sevilla tiene mal remedio y peor digestión.

Tanto Luis Enrique (PSG) como Matías Almeyda (Sevilla FC) superaron las tácticas y planteamientos de Hansi Flick, que, en ninguno de los dos encuentros, supo enderezar el rumbo de su equipo.

En el día a día de Joan Laporta, Rafa Yuste, Ferran Olivé, Elena Fort, Enric Masip o Manel del Río, el flamante nuevo Director General del club (veremos cuál de los dos, Olivé o Del Río, acaba presentando las cuentas ante los socios/compromisarios), el desfallecimiento futbolístico del equipo no se contempla. Por eso, cuando ocurre como ayer y, de forma tan escandalosa, los errores y el desgobierno salen a flote aunque, como le ocurrió al Real Madrid al ser ridiculizado por el Atlético, se hable de que “estos partidos sirven para reflexionar, para saber que hemos de apretar más y resurgir reforzados tras haber sacado las lecciones oportunas de la derrota”.

Ya lo dijo Flick ayer: cuando vuelvan los buenos, pelearemos por todos los títulos. Eso qué significa ¿que con estos no nos alcanza? Ya hubo quien escribió que los segundos años de Flick no son tan buenos. Desde luego, sí parece que se ha desvanecido aquella magia que hacía que los jugadores mostrasen su mejor versión siempre. Los Szczesny, Koundé, Araujo, De Jong, Lewandowski, Olmo y Ferran que vimos ayer dejan mucho que desear.

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