Girona - Valencia (2-1)
El Girona gana al Valencia y por fin respira
El equipo de Míchel logra el primer triunfo de la temporada tras una sufrida tarde en Montilivi y gracias a los goles de Vanat y Arnau

Arnau Martínez celebra el gol del triunfo del Girona frente al Valencia en Montilivi. / Afp7
Y 144 días después, el Girona volvió a ganar. Desde aquella tan lejana victoria en Valladolid de la temporada pasada que los gerundenses no sonreían como lo hicieron ayer. Abrazos de liberación, un ambiente sano, nada tóxico y una dosis de sufrimiento añadida por el árbitro permitieron que el sabor que deja el triunfo contra el Valencia, el primero de la temporada, fuera fantástico. Tres puntos de oro y de un valor increíble que tienen que servir para regar los brotes verdes mostrados las últimas jornadas y que algunos negaban. Y eso que cuando el Valencia igualó el partido en la segunda parte tras el gran gol de Vanat, nadie lo tenía claro. Tampoco cuando, ya con 2-1 gracias al gol de Arnau, el árbitro dejó a los gerundenses con diez el último cuarto de hora por la expulsión de Iván Martín. Y seguramente esta dosis de sufrimiento espoléo al Montilivi de las grandes ocasiones para acompañar el equipo a celebrar la primera alegría.
No se podía hablar de una final en la octava jornada, pero sí que había la sensación de que, sobre todo teniendo en el horizonte la visita al campo del Barça, todo lo que no fuera ganar suponía dar un paso en falso muy peligroso en las aspiraciones de ver reaccionar a este Girona. Con el peligro de ver cómo los rivales puntúan y van haciendo camino, y el temor de quedarse hundido en la clasificación, era imperativo ganar al Valencia. Como fuera. Aunque hubiera nueve bajas, entre las cuales, la del jugador más en forma y más determinante del equipo: Azzedine Ounahi, lesionado. Para intentarlo, Míchel hizo un par de cambios, uno forzado, Asprilla por Ounahi, y otro táctico, el retorno de Arnau por Rincón en el carril derecho. Avanzarse en el marcador era un factor que podía ser determinante para la confianza de un equipo deprimido. A punto estuvo de hacerlo Portu, en una pelota a la espalda de Diakhaby que neutralizó Agirrezabala con una buena parada. El Girona había entrado muy bien al partido. Intenso, agresivo y directo, buscando correr y la profundidad. Lo probaban los de Míchel que, además, tenían la posesión de la pelota. El premio llegaría y Montilivi estallaría cuando Vanat recogió una pelota muerta dejada por Thierry para clavar la pelota a la escuadra de Agirrezabala.
Intensidad
Mejor imposible había empezado el Girona. Con una hambre que hacía tiempo que no se veía, los de Míchel se comían en intensidad a un Valencia tímido y conservador que no proponía nada. Aun así, frotó el empate en un remate raso de Jesús Vázquez que paró Gazzaniga con una gran intervención. El 1-0 había dado tranquilidad a los gerundenses que, a pesar de no tener ocasiones claras para ampliar el marcador, tenían el partido controlado. Sin embargo, la primera parte se hizo larga. Los valencianos estiraron líneas los últimos minutos y Danjuma, silbado, remató al exterior del palo y Pepelu envió un lanzamiento de falta fuera. El marcador no se movería.
La reanudación cambiaría totalmente de color. La entrada de Javi Guerra no solo dio alas al Valencia, sino que atemorizó a los gerundenses. El centrocampista visitante, objetivo del Girona la temporada pasada, hizo fluir al Valencia en ataque. Después de una asistencia genial de Guerra a Diego López que acabó con un chut del extremo al larguero, llegaría el empate. Una pérdida de Vitor Reis facilitó un buen centro de Danjuma desde la izquierda que Diego López aprovecharía para marcar. Se hacía de noche de repente en Montilivi. Y viendo cómo Tàrrega, Copete y Thierry se acercaban al gol como nunca, todo el mundo se temía el peor. Lo que llegaría, aun así, sería una alegría, la que daría Arnau después de aprovechar un rechace de Agirrezabala para volver a adelantar a los gerundenses. Con, suspense, porque el VAR lo revisaría una y otra vez para buscar algo antirreglamentario que no encontraría.
Montilivi respiraba. Volvía a dominar el Girona un partido que se envenenaría a raíz de la decisión de Díaz de Mera de enseñar la segunda amarilla a Iván Martín y expulsarlo. Tocaría sufrir y más con un añadido de diez minutos que se alargaría hasta los once. El Girona lo haría y, con el aliento del Montilivi de las mejores ocasiones, conseguiría la primera victoria y alegría de la temporada.
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