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El reto de nadar grandes distancias en aguas abiertas... siendo ciego

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La llegada de Hèctor Botí y su guía tras el MARNATON Begur 2025

La llegada de Hèctor Botí y su guía tras el MARNATON Begur 2025 / Marnaton / Pol Delcós

Begoña González

Begoña González

Barcelona
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A Hèctor Botí y a Hugo Font nada les para. En su currículum deportivo acumulan algunas líneas de “primer ciego en completar…” pero su gesta va mucho más allá de las primeras veces. Este mes de junio completaron por segundo año consecutivo una de las distancias de la travesía en aguas abiertas más famosas de Catalunya, el Marnatón eDreams Begur

“Desde que se nos metió en la cabeza hacer el Marnatón por etapas no hemos parado. Es una distancia larga y la dificultad de percepción que tenemos lo complica mucho, pero basta que alguien nos diga que no lo podemos hacer para que nos den más ganas”, afirma Hugo. 

Ambos sufren una enfermedad hereditaria y degenerativa llamada retinosis pigmentaria que causa una pérdida lenta de la visión, comenzando por una visión nocturna disminuida y pérdida de la visión periférica y que en la mayoría de casos termina provocando una ceguera total. Hugo empezó a desarrollarla en 2021 y mantiene un pequeño resto visual, mientras que Hèctor, que la empezó a desarrollar en la adolescencia ya prácticamente no ve nada. “Mi vida como la conocía terminó. Tuve que dejar mi trabajo de profesor de educación física y aprender a hacer absolutamente todo de nuevo”, explica Hugo. Fue en esas sesiones de reeducación y los entrenamientos de 'paratriatlón' ofrecidos por la ONCE donde conoció al que se convirtió en su otra mitad. Hèctor hacía ya más tiempo que acudía a la Fundación y juntos, a través del deporte, han devuelto un propósito a su vida. 

“Hacemos talleres de sensibilización en colegios e institutos y explicamos nuestras vivencias como personas ciegas y deportistas para concienciar”, explica Hugo. “Llegó un momento en que mi enfermedad corrió a un ritmo vertiginoso. Cada día al levantarme se me cerraba un poco más la persiana y cuando tu vida llega a ese punto en el que ya no puedes ni trabajar no es que entres en un túnel, es que caes en lo más hondo del pozo”, apunta Hèctor. “Sin embargo, tras la tristeza, llega un punto en el que te das cuenta que salir de ahí está en tus manos. En nuestro caso, la válvula de escape fue el deporte. Nos devolvió la ilusión”, afirma Hèctor, que junto a Hugo forma parte del grupo de running y 'paratriatlón' de la ONCE. 

Hèctor y Hugo junto a sus guías tras completar el Marnatón de Begur.

Hèctor y Hugo junto a sus guías tras completar el Marnatón de Begur. / Marnaton / Pol Delcós

El deporte, clave en la reinserción

El deporte es un pilar esencial de la reinserción de las personas ciegas, pero no todas las disciplinas son igual de accesibles para empezar. “Normalmente la gente se anima a correr con su guía e incluso ir en bicicleta con el tándem, pero nadar es algo más complicado. Diría que es de los deportes más difíciles de aprender si no se ha nadado antes de quedarse ciego”, asegura Hèctor. “Al no tener percepción de los factores externos, por ejemplo, no nos ubicamos fácilmente y antes de poder hacer aguas abiertas hay que acumular muchas horas de nado con tu guía. Es el talón de aquiles de los discapacitados visuales”, apunta Hugo. 

En su caso, ambos nadan señalizados con un gorro de la ONCE y atados por un cinturón con una cuerda a su guía. “Para nadar en mar abierto hay tres pilares fundamentales con el guía: la confianza, la comunicación y el equipo”, afirma Hèctor. Con las horas de práctica ambos han desarrollado la percepción de saber en todo momento dónde está su guía a pesar de no notar tensión en la cuerda y han establecido unas señas a base de tirones del cordón para comunicarse. “Piensa que estamos mucho más expuestos en el mar, no podemos anticipar los factores externos. Medusas, olas… Nos desestabiliza todo tanto que nadamos con biodramina porque si no pillamos unos mareos bestiales”, añade Hugo. 

Nuevos retos

A pesar de todas las complicaciones, ambos completaron el Marnatón de Begur el pasado 7 de junio y guardan un especial recuerdo de la prueba. “La organización fue fantástica, nos hicieron sentir como uno más”, afirman convencidos. “Muchas veces, por desconocimiento cuando queremos hacer alguna prueba, si ningún ciego lo ha hecho antes, por precaución las organizaciones se muestran algo reticentes, pero con Marnatón no ha sido así en ningún momento”, señala Hèctor.

“Cuando llegué a la meta y el ‘speaker’ anunció la llegada de un nadador invidente con su guía sentí un fuerte aplauso que me puso los pelos de punta. Se me acercaron varias personas a preguntarme: “¿Cómo lo has hecho?” y yo respondí de corazón: “nadando, como todos los demás”. Es brutal que te hagan sentir uno más desde la organización, pero luego lo piensas y dices, ostras es que lo he hecho sin ver. Es una barbaridad”, añade. 

Para estos dos deportistas no existe el ‘no puedo’ y ahora se han propuesto conseguir una nueva gesta para poder anotar en su vasto currículum. Quieren completar una carrera de obstáculos, pero todavía no han concretado cómo, ni cuándo lo harán. “Somos muy tozudos y no pararemos de picar puertas hasta que una se abra. Seguro que encontramos la forma de hacerlo”, sentencian. 

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