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El rugby español inicia la marcha hacia el Mundial

La selección española de rugby celebra su clasificación para el Mundial. / Cedida
"De niño hacía tenis, pero no me terminaba de gustar y mi madre no me veía muy contento. Me dijo de probar con el atletismo y un día fue a apuntarme. Pero en Sant Cugat la pista de atletismo rodea el campo de rugby y las oficinas están pegadas y son casi iguales: se equivocó, entró en las oficinas del rugby y la convencieron. No había visto un partido de rugby en mi vida, pero lo probé, me enganchó mucho y 12, 13 años más tarde mira donde estamos", dice Álvaro García (Sant Cugat del Vallès, 2003). Es el capitán de la selección española de rugby, que hace unos meses hizo historia al clasificarse para jugar el Mundial de 2027 (Australia). Será el segundo, después de la edición de 1999. García aún no había nacido, como tantos otros miembros del XV del León.
Iba al colegio con el balón ovalado en la mochila: "Al principio todo el mundo pasaba de mí en el patio, pero al final éramos unos cuantos". Si regresa al pasado dice que lo que le enamoró del rugby además del propio deporte fueron los viajes, porque construían una familia: ni había ni hay muchos clubes y solían ser largos.
"Nunca me hubiera imaginado que se podía llegar más lejos. Que podía ser algo más que un extraescolar", prosigue. Fichó por la Santboiana y ganó una liga española. Pensaba jugar siempre en Sant Boi de Llobregat: primero estudiar y jugar y luego trabajar y estudiar. Pero en 2023 surgió la oportunidad de emigrar a Francia, a uno de los epicentros del rugby mundial con permiso de Suráfrica, Nueva Zelanda, Australia e Inglaterra. "La liga española cada vez está mejor, pero España no se puede comparar con Francia a nivel de recursos y cultura del rugby. Aquí es el segundo deporte por detrás del futbol: todo el mundo sabe y habla de rugby y todos los pueblos tienen su club. Hay canales que dan solo rugby. En España es muy complicado ver un partido de rugby por la televisión". Juega en el filial del Stade Français, en París.
Alineación indebida
Francia acogió el Mundial de 2023. España se había clasificado, pero fue descalificada por alineación indebida antes de subir al avión. García vio en directo un partido de cuartos de final en Saint-Denis entre Francia y Suráfrica, a la postre campeona. "Lo miraba como si fuera algo inalcanzable. Como si fuera otro deporte, otra cosa. Y ahora dentro de dos años podemos estar ahí. Estaremos ahí", recalca. De aficionado a jugador. De espectador a protagonista. "Es muy grande lo que hemos conseguido", suspira. Es un sueño hecho realidad. Él, que de niño iba a entrenar con una camiseta de los All Blacks que le habían regalado por Navidad, ahora podría jugar contra ellos. Y ver cómo hacen su 'haka' en primera persona."Sería increíble", dice, aún abrazado a los condicionales.
Explica que después de la victoria contra Suiza (13-43) que significó la clasificación quizás sintió más liberación que alegría. Un 'por fin'. "Fue sacarnos un peso de encima. Nos teníamos que clasificar", reconoce. Estar en un Mundial "abre muchas puertas" al rugby español, a la sombra de tantos otros deportes: en lo deportivo, para poder acceder a jugar contra las grandes selecciones y seguir mejorando, y en lo social, para poder acelerar un crecimiento que a veces parece demasiado lento. "Hay mucha gente que no conoce el rugby. Poca gente habla de rugby en España, pero gracias a lo del Mundial ahora estamos subidos a una ola que ha empezado muy alta. Ahora tenemos que surfearla lo máximo posible para conseguir que esto crezca", reivindica García.
El reto es seguir ganando visibilidad. "Quien sabe: puede que algún niño vea algún partido del Mundial, descubra el rugby y empiece a jugar y algún día llegue a jugar otro Mundial con la selección", apunta Imanol Urraza (2002), la otra voz catalana de este éxito. Nació en Rosario, en Argentina, pero aterrizó en Sitges cuando tenía uno o dos años. Ahí comenzó a jugar, ya de adolescente. Luego pasó por el Barça y luego emigró a Francia, a Italia y Australia y de nuevo a Italia. Italia ha disputado todas las ediciones del Mundial desde su creación (1987) y juega el Seis Naciones junto a Inglaterra, Gales, Francia, Irlanda y Escocia. España está en la segunda división europea.
Urraza admite entre risas que tiene varias camisetas de los All Blacks porque son como el DNI de los jugadores de rugby. Y que jugar un Mundial será "una locura" y un momento para el resto de su vida. "Ya estamos dentro", recalca. Una vez dentro el objetivo será lograr el primer triunfo de España en un Mundial porque la edición de 1999, hace 26 años, dejó tres derrotas: por 27-15 con Uruguay, por 47-3 con Suráfrica y por 48-0 con Escocia.
"Creo que aún no hemos asimilado lo que significa habernos clasificado para un Mundial. Es una cosa que ni siquiera se me pasaba por la cabeza. Pensar que yo podía estar ahí. Jugar contra los All Blacks, contra Suráfrica o contra Francia con España no se te pasa por la cabeza. No es que digas que era imposible. Es que directamente era inimaginable".
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