Política y deporte
La comunidad latina se debate entre la pasión por el 'soccer' y el miedo a las redadas
Los más interesados en el Mundial de Clubs han cancelado en algunos casos la asistencia a los partidos por el temor a ser detenidos, incluso teniendo una situación regularizada

Hinchas durante el partido que enfrentó a Boca frente al Bayern en Miami en el Mundial de Clubes. / Afp


Denís Iglesias
Denís IglesiasPeriodista
Si el Mundial de Clubs está teniendo sentido es gracias a la comunidad latina. Las hinchadas son las que están dando color a unos campos inmensos para el escaso seguimiento que tiene el ‘soccer’ en EEUU, a pesar de los múltiples empeños que se iniciaron con el NY Cosmos en el que jugaron Pelé o Cruyff. Pero en las gradas de los estadios no están todos los que hubiesen querido. En foros como Reddit usuarios preguntan sobre la idoneidad de asistir a lugares en los que se ha extremado la seguridad en plena oda de redadas contra los inmigrantes irregulares.
En todos los casos hay una respuesta de prudencia y protección que se traslada desde las asociaciones que ayudan a las diferentes comunidades que están en el punto de mira de Trump. Los que han conseguido la plena regularización no se muestran solidarios con el resto y actúan como el foco más conservador del dilema. “Hay que trabajar y lograrlo”, comenta un ciudadano cubano ya asentado en Miami que se desentiende del miedo que habría pasado hace unos años, cuando llegó a suelo norteamericano.
Apoyo de los clubes de la MLS a los migrantes
De ahí la importancia que juegan asociaciones como Americans for Immigrant Justice que nacen en el seno de generaciones asentadas en un país cuyos orígenes, como los de su presidente, son foráneos. “Me decía que sacaban a 20 personas y metían a 50”, es el testimonio de Jessica Rodríguez que recoge el colectivo para explicar la situación. Esta ciudadana relata la situación vivida por su esposo, Josué Aguilar, que fue trasladado al Centro de Detención de Krome, tras ser retenido en una oficia de servicios migratorios.
El ‘soccer’ es, además, el único deporte que Trump no ha logrado controlar, precisamente, porque sus seguidores son mayormente latinoamericanos. Cuando comenzaron las protestas de Los Ángeles, el LAFC, que participa en el Mundial de Clubs, se unió a la iniciativa de su afición ‘Hombro con Hombro’, campaña que denunciaba la arbitrariedad de los controles: “La verdadera fuerza de nuestra comunidad reside en la gente y las culturas que forman esta ciudad hermosa y diversa. Hoy, cuando nuestra ciudad siente miedo e incertidumbre, LAFC se une hombro con hombro con cara miembro de nuestra comunidad”.
“La represión migratoria de la Administración Trump va a hacer que sea muy difícil que la gente se sienta segura a la hora de asistir a estos partidos“, explican desde las organizaciones de los derechos civiles. El sentir es el mismo en colectivos aficionados como los que forman parte de la comunidad del Inter Miami. Los que deciden ir, finalmente, se encuentran con otra barrera: la del precio. La grada de animación del club de Messi se sintió expulsada cuando los tickets que les ofrecieron fueron de 500 dólares. Salvo por las hinchadas de los equipos como Boca, el ambiente está siendo contrario al paradigma del fútbol: con música en medio del partido, presentaciones estilo NBA…
La mitad de los latinos tiene miedo
Por suerte, para los aficionados, el fútbol se va imponiendo con el paso de las jornadas, sobre todo gracias a triunfos como los de Botafogo o Inter de Miami que han descolonizado un torneo al que acudían, poco menos que como comparsas. Pero la alegría está privatizada. Una encuesta publicada apenas unos días antes del Mundial de Clubs mostraba que la mitad de los votantes latinos consideraba las políticas de deportación de la administración Trump “nos ponen en riesgo a nosotros o familiares amigos”, mientras que el 43% considera que mucha gente “teme que las autoridades migratorias les arresten, incluso si son ciudadanos estadounidenses o tienen estratos migratorio legal”.
De ahí que el clima se haya enrarecido. El contrapeso lo han ejercido hinchadas como las de los Seattle Sounders, que se ha encargado de la gestión directa de las entradas para evitar problemas. La conciencia de las gradas está muy arraigada en la MLS y han conseguido cambiar la mentalidad de la propia liga, que ha pasado del veto de 2019 al Iron Front (organización que luchó contra los nazis en la República de Weimar) frecuente entre las organizaciones antifascistas por “motivos políticos” a integrar el antirracismo en sus postulados.
Un posicionamiento que está en el propósito de la FIFA, pero que no recuperó hasta el debut del Real Madrid y después de las críticas de un sector de la prensa del país que relacionó la supresión del ‘Say no to racism’ al gobierno de Trump. Un presidente que tiene entre sus grandes amigos a Gianni Infantino, como se demostró al ser maestro de ceremonias de la surrealista visita de la Juventus a la Casa Blanca. Donde los ‘bianconeri’ hicieron de figurantes en una intervención de Trump sobre la guerra de Israel-Irán a la vez que salieron del paso de incómodas preguntas sobre deportistas transgénero. Ni con el pase de gol a puerta vacía de la FIFA ha logrado el presidente meter el gol en el deporte de mayor poder mundial, pero ajeno a su realidad.
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