LA INDUSTRIA DEL DEPORTE

¿Un fondo público para el deporte?, por Marc Menchén

Rafael Louzán, presidente de la RFEF, y José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD

Rafael Louzán, presidente de la RFEF, y José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD / CSD

Marc Menchén Alba

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Quien haya intentado levantar una startup en España sabrá qué es Enisa: un instrumento público de financiación que solo entra si tú también te mojas. Una especie de pacto tácito entre lo público y lo privado: si tú crees en tu proyecto y pones dinero, el Estado también lo hace. Y algo parecido parece estar impulsando ahora el Consejo Superior de Deportes (CSD) de un tiempo a esta parte, comprometiendo un nivel de recursos nunca antes visto para que aquellas nuevas competiciones que, como las empresas emergentes, necesitan tiempo, foco y algo de oxígeno financiero, puedan demostrar si tienen sentido.

Si bien siempre han existido subvenciones y mecanismos de financiación pública, como La Quiniela, el pistoletazo de salida a este nuevo modelo de colaboración público-privada fue la Liga F. La profesionalización del fútbol femenino ha contado con 7,5 millones de euros anuales durante tres temporadas para invertir en infraestructuras y la creación de equipos de trabajo específicos. Una apuesta que ahora tendrá continuidad con la llamada Liga U promovida por ACB y FEB para retener al talento joven, a la que se aportarán 15 millones de euros en tres años.

Plazo razonable

Puede parecer poco -unos dirán que el dinero, y otros que el tiempo-, y quizás lo sea. Pero es un plazo razonable para construir una propuesta de valor capaz de atraer a patrocinadores, televisiones y, sobre todo, aficionados. No se trata de sostener nuevas ligas con dinero público, sino de ofrecer tiempo y recursos para que los promotores creen productos sólidos, con estructuras profesionales y propuestas que no apelen solo a la buena voluntad, sino a la oportunidad real de negocio.

El entorno no lo pone fácil. Vivimos en un mercado saturado de contenido, con más deportes, más competiciones y más plataformas que nunca en las que también podemos ver series, documentales y películas. Nuestro tiempo cada vez es más caro de capturar, y pedir atención y dinero al consumidor y a las marcas no es sencillo. Por eso es clave que, si se arranca, se arranque bien: con equipos que dediquen el 100% de su tiempo a pensar en cómo hacer relevante ese nuevo producto.

Tres años pueden ser gloria o un espejismo. Pero lo que está claro es que esa aportación inicial del CSD debe venir acompañada de una implicación real del sector privado. Si no hay convicción, ni la mejor ayuda pública será suficiente. Y si alguien duda de la fórmula, que miren a Liga F. En tres años ha logrado capturar atención mediática e inversiones a otros deportes y, si bien aún queda mucho camino, ya ha sentado las bases para crear un producto sostenible y de consumo.

El basket español afina su gestión

La ACB alcanzó ingresos récord de 168,9 millones de euros en 2023-2024, un 11,5% más, gracias sobre todo al tirón de taquilla, abonados y patrocinios, que ya representan el grueso del negocio. El matchday subió un 21,1%, hasta 53,9 millones, y el patrocinio creció un 14,3%, hasta 66,8 millones, según el último análisis realizado por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Además, las pérdidas se redujeron un 41%, hasta 62 millones de euros, su nivel más bajo en ocho años.

Eso sí, Real Madrid, FC Barcelona y Valencia Basket concentraron el 79% de esos números rojos, mientras que la mitad de los clubes cerraron el ejercicio en positivo. ¿La razón? Se contuvieron los gastos y, por primera vez, la masa salarial no absorbió todos los ingresos. En total, de este importe, 158,7 millones se corresponden a la plantilla deportiva de 2023-2024, incluyendo aquí salarios y amortizaciones por fichajes.

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