Ciclismo
Un Pogacar irreductible vuelve a ganar en el Dauphiné
El astro esloveno le saca 14 segundos a Vingegaard en una etapa que subió por la Madeleine y la Croix de Fer a un día del final de la carrera francesa donde espera alcanzar este domingo las 100 victorias profesionales.

Tadej Pogacar vence en la penúltima etapa del Dauphiné. / ASO / TONY ESNAULT


Sergi López-Egea
Sergi López-EgeaPeriodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. He seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Cuando los primeros, los mejores, llegan a la meta de uno en uno y cuando desde el tercero en adelante lo hacen a más de un minuto del vencedor, siempre el mismo, la séptima y penúltima etapa del Critérium del Dauphiné sólo permite la denominación de durísima, con la Madeleine y la Croix de Fer, palabras mayores, cumbres del Tour, en el camino de todos aquellos que tratan de seguir sin éxito a Tadej Pogacar.
Si el fenómeno esloveno gana, Jonas Vingegaard se vuelve a convertir en el ciclista que cruza la meta en segundo lugar, tal como sucedió el viernes, en la primera de las tres etapas de montaña que cierran la competición en el Dauphiné. El danés es el único que se atreve a seguir a Pogacar cuando ataca -este sábado a 11 kilómetros de la llegada a la estación alpina de Valmeinier, vecina del Galibier-.
La referencia visual
Y es también el único que nunca pierde la referencia visual del esloveno. Hasta se permite el doble vencedor del Tour esprintar en el kilómetro final para llegar a 14 segundos de Pogacar y para albergar alguna esperanza sobre si será capaz de contrarrestarlo en el Tour: si el viernes cruzó la meta a más de un minuto del esloveno, en una etapa algo más fácil, el sábado lo hace cuando el astro esloveno está celebrando la victoria y cuando ha levantado los brazos después de cruzar la línea de llegada por si acaso.

Pogacar se fotografía con Bardet, que anduvo escapado y que este domingo se despide del ciclismo profesional. / ASO
Quedan 20 días para que el Tour se estrene en Lille y es allí donde hay que llegar lo más fino posible no sea que se cometa el error de quemarse antes de tiempo, aunque la verdad y viendo como está circulando Pogacar esta temporada y la anterior no parece que el esloveno vaya a perder la forma de aquí al inicio de la ronda francesa.
Más bien da la sensación de que corre impulsado, animado y lleno de fuerza hacia una cuarta victoria en el Tour. Pogacar ataca cuando quiere y hasta parece que le dé igual quedarse sin gregarios y hasta bajar al coche a por agua para entregársela a su ayudante Pavel Sivakov cuando este se responsabiliza de llevar el ritmo del pelotón en el llano que conduce hacia la última de las tres subidas del día.
Pogacar, sonriente, se presenta en los Alpes con dos victorias, que este domingo pueden ser tres, las tres que ha logrado hasta ahora en un Dauphiné donde sólo sembró alguna duda en una contrarreloj que no le salió todo lo fina que quería, aunque despreocupado porque quien lo supera controlado por el cronómetro, Remco Evenepoel, muestra su flaqueza en las cimas. Cómo va a echar de menos a su ayudante Mikel Landa en el Tour, todavía no repuesto del accidente en la primera etapa del Giro y que confía, al menos, en estar recuperado para la Vuelta.
A Pogacar sólo se le puede denominar el ciclista irreductible y obstinado en ganarlo todo, el prototipo de un Eddy Merckx que el martes cumple 80 años, él que sonríe, aunque sea un tirano que somete a todos, quizá por eso se muestra tan simpático. Y es también el que no sabe correr de otra manera que no sea al ataque consciente de que desde 2023 no ha tenido un día malo y ya van casi dos años. Vence mientras colecciona victorias. Si este domingo gana la etapa y la clasificación del Dauphiné alcanzará ya los 100 triunfos. “Siempre fui regulando, nunca a tope”, avisa en la televisión francesa. No sólo es el líder de la general sino también va primero en la regularidad y la montaña. Pues el día que vaya a tope rompe la banca y lo que haga falta.