A 350 KMS/H.

Gracias Josep Lluís Vilaseca, gracias Sebastià Salvadó, gracias Carmelo Ezpeleta

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Yo no tenía intención de montar pollo alguno. Cero. Pero debía averiguar de alguna manera, de la mejor de las maneras, si lo que me habían contado era verdad o no. Años antes, en 1987, el RACC había conseguido el fichaje magistral y exitoso, como se demostraría posteriormente, de Carmelo Ezpeleta, entonces director del circuito del Jarama, de Madrid, con la intención de que el actual CEO de Dorna Sports (MotoGP), la compañía que pronto pasará a ser, en cuanto Bruselas apruebe la compra en unas semanas, propiedad de la empresa norteamericana Liberty Media, también propietaria del Mundial de F-1, fuera el máximo responsable de la construcción del Circuit de Catalunya.

Sebastià Salvadó, otro de los monstruos que consiguieron semejante logro, presidente del RACC, fue el escogido para que se pusiese manos a la obra para conseguir los terrenos y unir a todos los implicados en la construcción del trazado de Montmeló, que estuvo a punto de construirse en Caldas de Malavella, pero Salvadó tropezó con serias dificultades con el ayuntamiento de esa localidad y, al final, aceptó los terrenos de Montmeló, mayoritariamente propiedad de la Zona Franca, de Barcelona, y, finalmente adquiridos por el RACC.

El ‘tercer hombre’ de la gesta, cómo no, fue Josep Lluís Vilaseca, máximo responsable de Deportes de la Generalitat y el caballero, el señor, el político que se jugó mucho más que su prestigio, su credibilidad, con esta obra que, este fin de semana ha recibido a más de 300.000 aficionados y ha dejado en Catalunya la friolera de 205 millones de euros. En total, el impacto económico del Circuit es, anualmente, de más de 500 millones de euros. Todo gracias a estos tres hombres.

El piloto de McLaren, Oscar Piastri, liderando la prueba frente a una tribuna repleta de espectadores durante el Gran Premio de España de Fórmula Uno en el Circuit de Catalunya en Montmeló

El piloto de McLaren, Oscar Piastri, liderando la prueba frente a una tribuna repleta de espectadores durante el Gran Premio de España de Fórmula Uno en el Circuit de Catalunya en Montmeló / AFP/Lluis Gené

Puesta en marcha la obra, realizado el costosísimo movimiento de tierras y dibujado ya el trazado, me enteré que aquello no tenía muy buena pinta a nivel de financiación. Y me presenté en el despacho de Vilaseca, con quien tenía una relación casi familiar, pues me trataba como un padre. Le conté lo que sabía. Me dijo que era cierto, pero no del todo. Le pedí si lo podía publicar. Y me dijo, con toda la dureza de la que era capaz (y, cuando se ponía, Vilaseca era el hombre más serio del planeta): “Puedes publicarlo, sí, pero que sepas que, entonces, podrías ser el responsable de que esta obra, fundamental, vital, para Catalunya, no solo para el deporte del motor, no se haga, no se termine, se pare”.

Yo me quedé clavado en la silla frente a la mesa de Vilaseca, que se levantó, dio dos pasos hacia adelante y se sentó a mi lado. Me puso su mano derecha sobre mi rodilla izquierda, me miró a los ojos y me dijo: “Emilio, necesitamos esta obra, necesitamos este circuito, Carmelo lo sacará adelante, créeme, el RACC está detrás, sufriremos, pero vamos a hacerla, vamos a terminarla y, recuérdalo, será una de las mejores instalaciones del mundo. Así que hazme un favor, no le cuentes a nadie que atravesamos dificultades porque lo vamos a sacar adelante, es vital para todos”.

Después de que el anterior Ayuntamiento de Barcelona maltratase al Circuit, los políticos se han dado cuenta que Montmeló, la F-1 y MotoGP son el mejor anuncio de Catalunya en el mundo entero, nadie penetra en los hogares de todo el mundo como la F-1 y MotoGP.

Y me comí la información (“es verdad, pero no del todo, Emilio”) con patatas, pero abandoné el despacho de Vilaseca pensando que si debía ser cómplice de alguien, algún día, alguna semana, algún mes, algún año, alguna vez en la vida, era de Josep Lluís Vilaseca. Y no me equivoqué. En 1991, se celebró el primer GP de F-1 en Montmeló, un año antes de lo previsto por petición (exigencia) de Bernie Ecclestone. Hasta hoy, la cita ha sido fija en el calendario del ‘motorsport’.

Hace 36 años, estos tres hombres con enorme visión de futuro, todo cerebro, todo pasión, todo profesionalidad y, sobre todo, perfectamente conscientes de que Barcelona, Catalunya y España necesitaban un circuito permanente de verdad, que, como se ha podido comprobar a lo largo de más de tres décadas, se ha convertido en referencia mundial para la F-1 y MotoGP, pelearon juntos para lograr finalizar la construcción de Montmeló, la instalación que, en determinados momentos, no solo en aquellos difíciles e inciertos inicios, también hace poco, desde el anterior Ayuntamiento de Barcelona, fue torpedeada por desconocimiento y porque su alcaldesa consideró que era muy progre oponerse al deporte de la gasolina. Tampoco era muy partidaria del Mobile World Congress., otra cita que deja cientos de millones en la ciudad.

Nada, absolutamente nada, ni siquiera la reciente Copa América de vela ha colocado a Barcelona en el mapa mundial, a lo largo de todo el año, como los grandes premios de F-1 y MotoGP, que son seguidos por millones de personas en todo el mundo. El ‘motorsport’ no es un capricho de Catalunya. Catalunya es ‘motorsport’, por más que Madrid pretenda, ahora, ser más que nadie, le cueste lo que le cueste y pague quien pague, que no se sabe aún quien será.

El Aston Martin de Fernando Alonso por el Circuit de Catalunya de Montmeló.

El Aston Martin de Fernando Alonso por el Circuit de Catalunya de Montmeló. / AFP7 vía Europa Press

La ceguera de buena parte de los políticos/as catalanes puso en peligro este escaparate único para Catalunya, esta vitrina privilegiada para el país, su turismo, su gastronomía, sus playas, sus hoteles, su diversión, su imagen. Desde hace un tiempo, Catalunya parece haber entendido por qué Vilaseca, Salvadó y Ezpeleta pelearon tanto y tanto por la construcción de este tesoro que, repito, haga humo, haga ruido, polucione (muchííííííísimo menos que los miles de aviones y cientos de cruceros que visitan Barcelona a diario), deja, al año, más de 500 millones de euros en Catalunya y es uno de los mejores anuncios del país en el mundo entero.

Por eso, después de despreciar este tesoro, ahora se vuelven locos por renovar el contrato con la F-1. Y, de nuevo, Ezpeleta, un auténtico genio en estas lides, fue el primero en renovar el contrato de MotoGP con Barcelona hasta el 2031, luego vino Cheste (Valencia) y, más tarde, Jerez. Porque Ezpeleta ya estaba el primer día en esta idea, en la idea de que Montmeló era vital para Catalunya.

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