Espanyol - Las Palmas (2-0)

Un Espanyol de Primera se salva en una segunda parte de gloria

El equipo perico, que estuvo una hora en Segunda, tumba a Las Palmas con los goles de Puado y Milla, que evitan el tercer descenso en cinco años.

La afición celebró con una invasión espectacular la permanencia de los blanquiazules.

Puado celebra con sus compañeros el primer gol del Espanyol, este sábado en Cornellà.

Puado celebra con sus compañeros el primer gol del Espanyol, este sábado en Cornellà. / Andreu Dalmau / EFE

Raúl Paniagua

Raúl Paniagua

Cornellà de Llobregat
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Once meses después de estallar de alegría por el ascenso a Primera, la afición perica volvió a vivir otra tarde de gloria en Cornellà. No faltó el clásico sufrimiento que acompaña a todos los pasos del Espanyol, pero el equipo logró el objetivo. Estuvo una hora en Segunda el cuadro de Manolo González, que fue claramente de menos a más ante Las Palmas (2-0). Un penalti de Essugo sobre Véliz propició el primero de Puado y Pere Milla selló el triunfo que evita el tercer descenso en cinco años. 

La pena máxima transformada por el capitán supuso una enorme liberación en una tarde de nerviosismo que tenía muy mala pinta. Fue un penalti justito, pero también una especie de justicia divina para un equipo al que los árbitros acribillaron hace dos años hasta enviarlo a Segunda.

Siempre al límite

El Espanyol se salvó en una cita histérica con una entrada algo decepcionante en Cornellà. Se esperaba un lleno total y acudieron 32.511 espectadores, una cifra por debajo de la registrada ante el Barça (34.283) y el Madrid (33.669). Más de 6.000 abonados se quedaron en casa. Se perdieron la fiesta de una grada que también disparó a la propiedad en plena celebración. El "Chino vete ya" volvió a retumbar en un estadio que vivió una apoteósica invasión cuando Muñiz Ruiz decretó el final. 

Los jugadores del Espanyol festejan con la grada uno de los goles.

Los jugadores del Espanyol festejan con la grada uno de los goles. / Alejandro Garcia / EFE

Afrontaba la afición perica otra cita al límite como las vividas en 2004 y 2006, cuando el equipo sobrevivió en Montjuïc ante el Murcia y la Real Sociedad. Tampoco fueron fáciles esos duelos, decididos con goles de Tamudo y Lopo en la última media hora en el primer caso, y con el inolvidable tanto de Coro en el minuto 91 en el segundo. El delantero de Banyoles cedió la capa de héroe a Puado, que pudo jugar este sábado su último partido con la camiseta blanquiazul. 

Joan García, firme

Nuevamente, dependía de sí mismo el bloque catalán. Solo valía el triunfo si el Leganés, como era totalmente previsible, doblegaba al Valladolid, que apenas ofreció resistencia. En los alrededores del estadio se percibía ese clásico ambiente de las grandes ocasiones. La enorme pancarta desplegada en la grada por la afición aportaba la receta del éxito: Orgullo, pasión, sacrificio. Tres conceptos que definen a la perfección el sentimiento perico.

Manolo González, durante el partido de este sábdo.

Manolo González, durante el partido de este sábdo. / Alejandro Garcia / EFE

Faltaban los goles. Pero el conjunto de Manolo decepcionó en un primer tiempo desastroso. Lejos de salir a muerte o al 200%, como se había proclamado toda la semana, el equipo local protagonizó una puesta en escena sin ideas. Atascado, nervioso y sin ritmo, un cabezazo alto de Roberto (m. 9) fue lo único reseñable de los locales en ataque. 

Ni un solo tiro a puerta hubo del Espanyol antes del intermedio, mientras Las Palmas estuvo mucho más cerca del gol. Joan García tuvo más trabajo del esperado en acciones de Loiodice, Fuster y Herzog. Superado el minuto Jarque, marcó el Leganés a 600 kilómetros y se hizo el silencio en Cornellà. La tarde se fue complicando con los goles del cuadro madrileño y la inoperancia de los pericos, que estuvieron a punto de azuzar la tragedia con un despeje de Calero que no se convirtió en autogol de milagro. 

Polémico penalti

Vista la imagen y el rendimiento del equipo, lo mejor para el Espanyol fue llegar al descanso con el 0-0. Era casi imposible hacerlo peor. La segunda mitad se abrió con la entrada de Milla por Lozano y algo más de brío en los pericos, pero la catástrofe volvió a mascarse en una clara ocasión de Mata desbarata por un fantástico Joan García. ¡Qué monumento merece el meta de Sallent!

Evitado el mal mayor, llegó el momento de la gloria. Puado marcó el penalti más importante de su vida en una decisión arbitral controvertida. El capitán también asistió a Pere Milla para certificar una victoria que deja al Espanyol en Primera. La invasión final y las lágrimas de Manolo cerraron una temporada con final feliz.