EL ANÁLISIS
Las claves de la final de la Champions: sólo Mariona sigue ganando
Mariona Caldentey cambió de club y sumó su cuarta Champions seguida; Ewa Pajor también cambió de club y volvió a salir derrotada en su quinta final europea

Mariona Caldentey consuela a Aitana Bonmati al final del partido. / Armando Franca / AP


Joan Domènech
Joan DomènechPeriodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
El césped del José Alvalade quedó anegado de lágrimas. La frustración hundió al Barça. Después de tres triunfos consecutivos ante rivales que parecían imbatibles (el Lyon y Wolfsburgo), el cuadro azulgrana sucumbió frente a un Arsenal cuya gloria se remontaba a 2007. Hasta Joan Laporta, el presidente, sucumbió al emocionado desconsuelo de las futbolistas, cuyo sentimiento revelaban que no esperaban este revés. "Estamos hechas polvo", confesó Alexia Putellas. "Aún no me lo creo", balbuceaba Aitana Bonmatí.

Mariona Caldentey frente a Irene Paredes, su vieja compañera, durante la final de la Champions de Lisboa. / Valentí Enrich / SPO
El cambio de Mariona
Mariona Caldentey cambió el Barça por el Arsenal el pasado verano y no se equivocó. No ha dejado de celebrar títulos. Se marchó para explorar nuevas experiencias personales y retos deportivos más difíciles de los que vivía vestida de azulgrana, integrante como era de una máquina de ganar. Es ella la que no para de ganar. La cuarta Champions consecutiva conquistó el Lisboa a costa de sus compañeras, a las que acudió a consolar.
La cuarta Champions de la mallorquina Mariona significó la quinta final perdida de Ewa Pajor. La delantera polaca también cambió de club el pasado verano, obsesionada por conocer la euforia de sentirse campeona de Europa. No paraba de acumular frustraciones con el Wolfsburgo. Primero frente al Lyon, tres veces; el año pasado ante el Barça, esta vez ante el Arsenal. Quiso vestir de azulgrana, y llegó a otra final. Y volvió a perderla.

Ewa Pajor felicita a una compañera mientras la austriaca Daphne van Domselaar, la portera del Arsenal, retiene el balón. / PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP
Un Barça distinto
Ni Alexia ni Aitana encontraban explicación al desengaño que justo empezaban a digerir. En el campo vieron que habían extraviado algunas de sus señas de identidad. Tenían poca paciencia para mover al Arsenal con pases, como si se vieran impelidas a conseguir el trofeo, que creían suyo, lo más rápido posible. El Arsenal supo defenderse con orden, sin caer en la antología de las pérdidas de tiempo del Chelsea, por ejemplo, hasta que obtuvo la ventaja en el marcador mediante Stina Blackstenius. Una acción mal defendida, opinó Aitana, como igual de mal creadas fueron las acciones de ataque. Un tiro al larguero de Clàudia Pina fue la mejor ocasión.

Stina Blackstenius remata a portería en la acción del gol que dio el título al Arsenal. / PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP
Los cambios forzados
Cata Coll evitó dos goles antes de que Blackstenius la batiera con un tiro cruzado en una larga jugada tras un córner El Barça se veía obligado a acelerar el juego para remontar el marcador pero ya sólo tenía un cuarto de hora de tiempo.
La situación demandaba sustituciones en las posiciones de ataque, donde nadie encontraba soluciones. Pere Romeu, sin embargo, se vio obligado a hacer dos cambios en la defensa. Había relevado antes a Pina por Salma Paralluelo en el extremo izquierdo (m 62), pero luego retiró Mapi León (lesionada) y a Fridolina Rolfö, que ejerció de lateral izquierda, por Ingrid Engen y Esmee Brugts. Romeu no apeló a las jóvenes Vicky López y Sydney Schertenleib, las delanteras que le quedaban a su lado en el banquillo.

Irene Paredes introduce el balón en la portería de Cata Coll en un autogol que fue anulado. / Valentí Enrich / SPO
El festejo de Irene
La primera celebración del partido fue la de Irene Paredes, y fue para expresar su alegría por el gol anulado al Arsenal, que se había marcado ella al tratar de interceptar erróneamente un centro. La central de 33 años, que había renovado su contrato esta semana hasta 2027, se echó las manos a la cabeza, desesperada, por creer que multiplicaba las dificultades de la final. La tecnología salvó al Barça y cambió el tono del partido. Ese golpe que no fue liberó al grupo, que incrementó su acoso. Irene cerró inmediatamente el paréntesis de ese lapsus. Volvió a ser el portento defensivo de siempre.

Kim Little centra un balón al área azulgrana. / Valentí Enrich / SPO
La distancia no existe
Cuando el Barça debutó en la Champions, precisamente ante el Arsenal el 26 de septiembre de 2012, el club inglés ya había disputado 65 encuentros. El desenlace del duelo correspondió al distinto pedigrí futbolístico de los equipos femeninos: 0-3 en el Miniestadi y 4-0 lejos de Londres. En el reencuentro de Lisboa, la distancia no existió sobre el césped. Los dos clubs son centenarios, asiduos a la máxima competición europea y el Barça ha conquistado más títulos que las gunners, inmerso en un ciclo ganador que se interrumpió en Lisboa. Kim Little y Alexia Putellas eran las únicas que disputaron aquel encuentro. Se reencontraron treintañeras y capitanas.
"Esto nos servirá para volver más fuertes el año que viene", dijo Aitana, secadas las lágrimas, de nuevo con el ceño fruncido, seria: la cara de una deportista que no tolera perder.
- Muere a los 36 años Cristina Santurino, trail runner y doctora en alimentación deportiva
- Muere Marcel Sabou, el exjugador del Sporting que visibilizó la lucha contra la ELA
- El primer mensaje de Lamine Yamal tras perder la Nations League: 'Del malo se quejan y del bueno abusan
- Alcaraz obra el mayor milagro del deporte para alzar su quinto Grand Slam
- Cristiano sigue siendo el Rey
- Martín sondea a Aprilia: quiere saber cuánto debería pagar para quedar libre en 2026
- Final de la Nations League: España - Portugal, en directo
- Morata: 'Es importante que la gente sepa que no pasa nada por estar medicado