Andá p'allá, bobo

Qué hay de lo nuestro, 'presi'

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Estaría bien, muy bien, que pensásemos que los que más saben de cada cosa, de cada deporte, son los deportistas de esa especialidad ¿no? Los demás podemos hablar, opinar, criticar y/o ensalzar a los deportistas que nos gustan, pero jamás, nunca, alcanzaremos el pronóstico, el dictado, la sentencia, la explicación que emiten, que comentan, aquellos que juegan su deporte, estrellas de su misma especialidad, gentes, triunfadores, de su misma pasión.

Por eso, cuando nos tropezamos con algo que no habíamos visto nunca, cuando asistimos a la aparición de algo que, como dijo el mismísimo Simone Inzaghi, entrenador del Inter de Milán, finalista de la Champions, “ocurre una vez cada 50 años”, deberíamos reparar, sobre todo, en la opinión de sus colegas, de aquellos que han pasado por lo mismo que está viviendo y disfrutando Lamine Yamal, ya el mejor y más deslumbrante futbolistas del planeta. Lo siento Kylian o no, no.

Entender el juego

Por ejemplo, la otra noche oí a Dani Parejo, que de fútbol entiende un rato (y lo juega a las mil maravillas), decir, en la SER, que  “ese chico está tocado por una varita mágica, me parece un chico especial, que tiene algo que otros no tienen, que es entender el juego. Es asombroso que, con 17 años, lo entienda como lo entiende y practica”.

Mural de Lamine Yamal en Gràcia

Mural de Lamine Yamal en Gràcia / Axe Colours

Y cuando pretendieron compararlo con Mbappé, Parejo fue aún más contundente: “Aún metiendo 20 goles menos que Mbappé, Lamine suma mucho más que Kylian. El gol es el dinero y es lo que te hace ganar partidos, títulos, pero jugar a fútbol, para mí, es otra cosa. Que tienes que tener gol, ¡claro que sí!, pero tienes que tener más y eso es Lamine”.

Busco por fuera y escucho al bueno de Ronald de Boer, otro tipo que, no solo por holandés, sabe un rato de fútbol. “Wesley Sneijder recibió un mensaje el otro día de Henk ten Cate, el asistente de Frank Rijkaard en el Barça de Leo Messi, que contaba que Yamal está mucho más avanzado que el Messi primerizo, que empezó a destacar a los 21 años. Y, sí, este chico es mucho mejor que Messi a los 16, 17 y 18”.

El nuevo 10

“La única diferencia para mí”, siguió exponiendo De Boer, “es la consistencia. Messi se mantuvo durante 10, 12 o 13 años a un nivel increíble. ¿Podrá hacerlo Lamine? ¿Mantendrá ese hambre? ¿Se cuidará para estar siempre en forma? ¿Conservará los pies pegados a la tierra? Ahora oigo que le critican porque se tiñe el pelo. Nadie lo conoce y todos se atreven a criticarle. Que haga lo que quiera, me parece un chico muy humilde que siempre quiere tener el balón e intentarlo, una y otra vez, le salga bien o falle. Y, sí, Lamine Yamal es una amenaza en cada partido y yo también pienso que es mejor que Messi a esa edad, sí”.

Es imposible no ver a Leo Messi cuando disfrutas de Lamine Yamal, imposible. Sobre todo teniendo en cuenta que Joan Laporta se desprendió de la ‘Pulga’ como el que mata a una mosca y, ahora, disfruta de su calcomanía, de un clon mejorado. Y, por si le faltaba algo, la próxima temporada lo veremos, dicen, con el 10, el número de los grandes, de los elegidos, de los futbolistas que deciden partidos y títulos, de las estrellas que salvan presidentes y maquillan las gobernanzas más esperpénticas del mundo.

“La única diferencia para mí es la consistencia. Messi se mantuvo durante 10, 12 o 13 años a un nivel increíble. ¿Podrá hacerlo Lamine? ¿Mantendrá ese hambre? ¿Se cuidará para estar siempre en forma? ¿Conservará los pies pegados a la tierra?"

Ronald de Boer

— Futbolista holandés

Este niño no solo llevará el 10, no solo le pondrá nombre a este nuevo y deslumbrante ‘Barça de Lamine Yamal’, sino que tendrá el contrato de Leo Messi, un contrato que, como ocurría con el prodigioso argentino, debía renovarse cada año.

Ya se encargará Jorge Mendes en pedir mejora de contrato cada temporada e, incluso, imitar a Jorge Messi, el papá rico, rico, que, cada vez que el Barça firmaba un patrocinador nuevo, subía al despacho del presidente, fuese el que fuese, a exigir su parte de dinero de ese nuevo sponsor “porque ese nuevo patrocinador lo habéis conseguido gracias a que mi hijo juega en el Barça, así que qué hay de lo nuestro”.

Es posible que Laporta no le niegue nunca nada a Lamine Yamal, perdón, a Jorge Mendes, de la misma manera que jamás sabremos cuánto gana el niño, pero igual que al socio, al seguidor, a la ‘gent blaugrana’, le importa un pimiento cómo se dirige el club, las palancas, las comisiones, los desvíos, la escasa transparencia del ‘més que un club’, tampoco querrá saber cuál es la cuenta bancaria del niño de Rocafonda.

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