Opinión | Golpe Franco

Juan Cruz Ruiz

Juan Cruz Ruiz

Periodista y escritor

El grito del ruiseñor, Juan Cruz Ruiz

Lamine Yamal, durante su partido ante el Espanyol.

Lamine Yamal, durante su partido ante el Espanyol. / Europa Press

La alegría está dedicada al titular de la sección que me permite El PERIÓDICO. Golpe Franco, este título, es un homenaje a Antonio Franco, que también se llamó Bigatá, primer director de este periódico y culé de los que iban al fútbol con la etiqueta en el corazón.

Jamás se rindió, siempre pensó que su bandera de culé era el amor a los colores y lo era en la desgracia y en la alegría. Ahora ya él no está, está en la gloria de los que se han ido, pero este Barça que ahora ya es campeón de Liga se parece, en todos sus extremos futbolísticos, a aquel con el que soñaba el maestro

El de la noche del jueves es un equipo que ahora está en manos de un muchacho que se asoma a la historia del fútbol como aquel Messi que asombraba a los jóvenes de entonces con la capacidad insólita con la que se hizo el mejor en todos los campos. 

Con la técnica metida en su cabeza y con el entusiasmo de los colores que vino a abrazar desde Argentina, aquel muchacho se hizo con la bandera de un equipo que ya había perdido a Ronaldinho y que en Messi hallaba su regreso a la alegría. 

Pasaron los años, él se fue, acuciado por una situación deplorable del club, y ha tardado la vida en traer otra vez a las canchas que el Barça transita al sucesor de aquellas maravillas. Es Lamine el nuevo Messi.

La noche barcelonesa en la que se dirimió este último tramo del campeonato, el que decide al ganador, tuvo en este sucesor de Messi el mayor galardón posible: no sólo hizo Lamine de delantero destacado a una batalla que parecía infructuosa hasta que él marco un gol que lleva su nombre, el gol al estilo Lamine Yamal, sino que explicó a quienes lo fueron a ver que su modo de ser es el de un futbolista que no se rinde y que, cuando cae, es también un ruiseñor del fútbol. El que sigue cantando el mejor himno: el de la alegría de cooperar con otros. 

Su gol fue una maravilla. Después fue aventado por un contrario, que quiso herir al ruiseñor de la delantera. El gol con el que su compañero Fermín dio por terminada la contienda parecía un homenaje al año Barça que también ha de llamarse el año de Lamine. Este Golpe Franco va para por él, y para Antonio Franco.