La celebración

La gran juerga del Barça y una noche sin fin: Laporta en Luz de Gas, una visita al hospital y el puro de Szczesny

Los futbolistas y la directiva azulgranas festejaron por todo lo alto el título de Liga

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Así vivió Laporta la fiesta en el vestuario con los jugadores tras ganar la Liga

Lucía Feijoo Viera

Francisco Cabezas

Francisco Cabezas

Barcelona
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De vez en cuando, Joan Laporta encuentra una coletilla que hace fortuna. Lleva un tiempo en que tanto él como quienes le rodean emplean un grito de guerra: "Contra todo y contra todos". Así que, en la noche en la que el Barcelona conquistó la Liga tras su triunfo en Cornellà ante el Espanyol (0-2), el bramido no podía faltar. Entiende el presidente que nunca le había costado tanto alcanzar el éxito como en esta temporada en la que los embrollos económicos y la huida de directivos de cabecera habían puesto en entredicho un gobierno que, con los tres títulos españoles en el bolsillo, sale más reforzado que nunca. Porque esto, sí, es fútbol.

"No había visto en mis anteriores etapas como presidente semejantes intentos de desestabilización", decía anoche Laporta después de secarse un poco la ropa tras acudir al vestuario visitante del RCDE Stadium donde los futbolistas azulgrana celebraron de lo lindo la Liga. Hasta allí acudió el presidente mientras le empujaban hacia adentro Raphinha, cerveza en mano, y Fermín, con el vicepresidente Rafa Yuste siendo el otro encorbatado que acudió al camerino de los jugadores.

Los futbolistas del Barça, a los que el técnico Hansi Flick ordenó que se largaran del césped ante la probabilidad de cualquier tumulto -por si acaso, los aspersores del estadio se encendieron para que el agua invitara a los azulgrana a irse rápido de allí-, se liberaron aún más en las catacumbas del campo. Lamine Yamal, a quien lanzaron varias botellas desde la grada después de su monumental golpeo del 0-1 y de quedarse con los brazos abiertos frente a los hinchas del Espanyol, había vuelto a traerse el 'loro'. Así que puso la música para que el resto bailara, saltara y cantara. Flick, tan feliz como comedido, dejaba el protagonismo para sus jugadores. Y Pedri, uno de los jugadores más queridos de la plantilla, acabó manteado.

Pero la fiesta no se detuvo ahí. Después de llegar a la Ciutat Esportiva Joan Gamper, donde medio millar de aficionados esperaban para jalear a los campeones de Liga, Copa y Supercopa de España, los futbolistas se subieron a sus coches. Y Alejandro Balde, uno de los más activos, no tuvo reparos en salir por el capó y, con el torso desnudo, unirse al éxtasis colectivo.

Dani Olmo, Eric García, Pedri e Iñigo Martínez en bici a visitar a Ferran Torres al hospital tras conquistar la Liga

Dani Olmo, Eric García, Pedri e Iñigo Martínez en bici a visitar a Ferran Torres al hospital tras conquistar la Liga / Lucía Feijoo Viera

Los miembros de la primera plantilla, bien aconsejados por los asesores clásicos, se fueron hacia el Twenties, lo que antes era la discoteca Nick Havanna de la calle Rosselló. Dani Olmo, Eric García, Pedri e Iñigo Martínez, según explicaba Gerard Romero en Jijantes, acudieron antes hasta el Hospital de Barcelona para ver a su compañero Ferran Torres, operado el jueves de apendicitis. Ningún inconveniente tuvieron en dejar los coches allí en el párking y tomar las bicicletas del 'bicing' para irse de fiesta tan felices para continuar con la noche. Marc Casadó hizo lo que le pedía el cuerpo. Así que se fue hasta Canaletes entre las decenas de aficionados que aguantaban allí de madrugada.

Szczesny, portero del Barça, fumándose un puro tras ganar la Liga.

Szczesny, portero del Barça, fumándose un puro tras ganar la Liga. / FCB

La vieja guardia, es decir, la directiva, había optado antes por lo clásico, Luz de Gas. Allí estuvo Joan Laporta algo más de una hora, donde fue recibido y despedido en la puerta como si fuera un mesías. Los directivos hicieron traer hasta allí réplicas de los títulos conseguidos, porque convenía hacerse cuantas fotos hicieran falta. Ya en el Twenties, junto a los jugadores, el cuerpo técnico de Hansi Flick, familiares, amigos y saludados, a Laporta se le hizo de día.

Aunque nada como el 'community manager' del Fútbol Club Barcelona, que, juguetón, no tuvo reparos en mostrar al portero Wojciech Szczesny fumándose un puro mirando a cámara. Un rato antes, en el jardín profanado por Lamine, había salvado el polaco dos goles frente al Espanyol. Sólo le faltó al guardameta replicar aquello que decía Sara Montiel cuando le afeaban que fumara esos habanos que Hemingway le enseñó a adorar: "¿Por qué no prohíben el humo de los tubos de escape?". Szczesny estaba en paz.