GIRONA-VILLARREAL (0-1)

El Villarreal castiga al Girona en el último suspiro

La ausencia: Míchel está hospitalizado

Gazzaniga frustró con una doble parada una gran ocasión de Ayoze, el delantero del Villarreal, en Montilivi.

Gazzaniga frustró con una doble parada una gran ocasión de Ayoze, el delantero del Villarreal, en Montilivi. / Efe / David Borrat

Marcos López

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A un minuto del final llegó el gol de Eyong, que acababa de salir al campo. Un gol que devastó al Girona porque había llegado hasta el límite ofreciendo una excelente puesta en escena defensiva. Pero todo quedó desmoronado con el centro de Pedraza, que tuvo todo el tiempo del mundo, cabeceado por Eyong, con toda la calma ya que pudo hasta para tomarse un café en el área, porque se coló entre la pareja de centrales del equipo dirigido por Salva Fúnez por la hospitalización de Míchel. Ese cabezazo frustró la esperanza del Girona, castigado, de nuevo, por otro golpe cuando todo lo tenía en la mano.

Ese gol frustró al Girona, quien aún dispuso de una gran ocasión de Yangel Herrera en el tiempo añadido, un cabezazo que salió lamiendo el poste izquierdo del Villarreal. Perdió en el último suspiro y no tendrá el martes por sanción ni al venezolano. Ni tampoco a Krejci. Estaba el partido, y el punto que le aseguraba prácticamente tener en sus manos la salvación, cuando concedió una ocasión que le costó la derrota porque el joven camerunés, de 21 años, aprovechó tal regalo.

La afición del Girona exhibe una pancarta de ánimo a Míchel, que está hospitalizado, en Montilivi durante el partido contra el Villarreal.

La afición del Girona exhibe una pancarta de ánimo a Míchel, que está hospitalizado, en Montilivi durante el partido contra el Villarreal. / Efe / David Borrat

Empezó mal el partido (a los 35 segundos vio Krejci una tarjeta amarilla) para el Girona, pero pronto se adueñó de la pelota. Míchel, desde su cama en el hospital, donde se encuentra ingresado y en observación desde el pasado jueves, no tocó nada en el once inicial. Mantuvo su apuesta por la vieja guardia: Stuani, Portu y nueve más. O sea, el mismo once con el que recuperó la vida contra el Mallorca.

Monumental Gazzaniga

Y no es fácil quitarle el balón al Villarreal de Marcelino. Ahí estaba la batalla de la tarde en Montilivi, con Parejo en el banquillo y Álex Baena volviendo a la ciudad donde fue feliz y adquirió un nombre para la elite del fútbol español. Pero llegado el primer cuarto de hora es como si se jugara sin porterías.

El Girona ni disparó; los dos remates del ‘submarino amarillo’ no encontraron el marco de Gazzaniga. Salva Fúnez, el segundo entrenador del equipo catalán, dirigía al equipo físicamente. Pero era Míchel quien desde el hospital estaba en contacto directo con Santi Pou, otro de sus ayudantes, para transmitirle toda la información que veía por la televisión.

Ayoze golpea el balón con su brazo izquierdo y el árbitro anula el gol del Villarreal al Girona en Montilivi.

Ayoze golpea el balón con su brazo izquierdo y el árbitro anula el gol del Villarreal al Girona en Montilivi. / Efe / David Borrat

Estaba el partido decantándose para el grupo de Marcelino hasta que mediada la primera parte se vivió una doble parada monumental de Gazzaniga. La primera, con la cara; la segunda, con el brazo izquierdo. Y eran dos disparos a quemarropa de Ayoze, ubicado en el interior del área pequeña del Girona.

Como no pudo de ninguna manera el delantero del Villarreal terminó rematando la tercera y acabó en gol. Pero no valía porque lo había hecho Ayoze con su brazo izquierdo, mientras Montilivi se ponía en pie para aplaudir la maravillosa, y repetida por dos, acción del meta argentino.

No tenía profundidad el Girona, a pesar de que durante algunas fases de la primera mitad tenía el control. Era un control artificial, sin peligro alguno porque no se veía el dinamismo de Portu. Ni tampoco había opciones para que Stuani tuviera la posibilidad de cazar algún balón. Ante ese escenario, Marcelino ya ordenó calentar a Parejo a 10 minutos de la primera parte. Y eso que Pepe se inventó un fenomenal disparo que se transformó en la segunda gran ocasión del Villarreal. ¿Del Girona? Ninguna.

Cambios sin rendimiento

No tardó el técnico asturiano en intervenir. Tenía, además, Gueye una tarjeta amarilla, coartada perfecta para que Parejo entrara  para hundir más al rival en su área, acercándole, y cada vez más peligrosamente, al hogar de Gazzaniga. Pero el encuentro no era tan fluído como al inicio entrando ambos equipos en un intercambio, producto de muchas pérdidas. 

Aunque el Girona exhibía, eso sí, una excelente actitud defensiva, que provocó ciertos momentos de desesperación en el Villarreal. No era el partido que imaginaron, aunque intentaba despertarlo Álex Baena con un zapatazo desde fuera del área que topó, de nuevo, con las fuertes manos de Gazzaniga.

Salva Fúnez, que ejerció de primer entrenador del Girona por la hospitalización de Míchel, da instrucciones a sus jugadores en Montilivi.

Salva Fúnez, que ejerció de primer entrenador del Girona por la hospitalización de Míchel, da instrucciones a sus jugadores en Montilivi. / Efe / David Borrat

Entonces, Míchel ordenó desde el hospital agitar a su equipo con la aparición, una vez transcurrida una hora de juego, de Asprilla. Y Marcelino, su colega, replicó con un cambio de delantero: Gerard Moreno por Yeremy Pino. Nada transcendente ocurría sobre el césped por mucho que los técnicos no pararan de intervenir con una doble sustitución para cada equipo. Al ver que Álex Baena se recostaba en el flanco izquierdo, entró Francés, se adelantó Arnau formando una sociedad de doble lateral. Y en el Villarreal hubo laterales nuevos.

Y, al final, Pedraza, uno de esos nuevos laterales, centró con precisión para recuperar la maldición de los minutos finales del Girona. Le ocurrió en Leganés. Se repitió en Montilivi. Eyong se salió con la suya acercando, y aún más, al Villarreal a la Champions.