CRUEL ADIÓS DE LA CHAMPIONS

Milán, la huella de la imperfección del osado Barça de Flick

La crónica: Al Barça se le escurre la gloria entre los dedos (4-3)

Las claves tácticas: Y Sommer frustró a Lamine Yamal

Las reacciones: "El fútbol ha sido muy cruel con nosotros"

Flick consuela a Lamine Yamal después de que el Barça cayera eliminado de la Champions por el Inter.

Flick consuela a Lamine Yamal después de que el Barça cayera eliminado de la Champions por el Inter. / Lap

Marcos López

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Es lo que es. Y por ser lo que es -un Barça atrevido, valiente y, en ocasiones, hasta con un cierto punto de irresponsabilidad- ha llegado más lejos que ninguno en Europa en los seis últimos años. Es un equipo que marca más goles que nadie, pero también encaja demasiados: siete del Inter en esta semifinal, lo que eleva a 11 en el total de las eliminatorias directas incluyendo a Benfica y Dortmund.,

Es un Barça revolucionario y transgresor, que se ha avanzado incluso a su tiempo. Nadie lo esperaba tan cerca de Múnich, al que le sobraron solo dos minutos, incapaz como fue de proteger el enorme botín que le suponía el 2-3 de Raphinha. 

Flick intenta consolar a Raphinha tras la eliminación europea del Barça ante el Inter en San Siro.

Flick intenta consolar a Raphinha tras la eliminación europea del Barça ante el Inter en San Siro. / LAP

Es imperfecto, joven y, a la vez, seductor porque ha devuelto al club al centro del escenario europeo, transformado en un cautivador modelo de referencia, por muy desconsolado que se encuentre ahora desprovisto de una final que ya creía suya.

Lágrimas de pena

Llora el Barça sumergido en una pena sin fin. Llora Lamine Yamal, el joven que ha cambiado el ánimo de un equipo depresivo y desconcertado que no tenía futuro hace unos meses. Llora Pedri, el guía de un grupo de jugadores a los que faltó, tal vez, oficio para proteger ese tesoro. Llora Raphinha, a quien Acerbi le quitó el honor de ser el Iniesta del 2025.

Llora todo el barcelonismo al comprobar que no tienen tampoco aún la experiencia adecuada para sobrevivir en noches de ese calado. El Inter de Inzaghi lleva cuatro años cociéndose a fuego lento, perdiendo finales (caía con el City de Guardiola hace dos años), mientras Flick ha obrado una monstruosa transformación en pocos meses. Muy pocos. Ni una temporada completa aún. 

Sommer evita el gol de Lamine Yamal con una parada soberbia durante el Inter-Barça en San Siro.

Sommer evita el gol de Lamine Yamal con una parada soberbia durante el Inter-Barça en San Siro. / Afp / Piero Cruciatti

Es, por lo tanto, un equipo todavía por hacer. Con un futuro que deslumbra. Y un presente extraordinario, respetuoso con el estilo genético de la institución (tuvo el 63 % de posesión en San Siro), dotado de registros nuevos en el plano ofensivo porque te ataca de cualquier manera.

El 'prodigio Sommer'

Hasta 22 disparos (10 a puerta) hizo el martes, nueve más que el conjunto italiano. Le marcó seis goles al Inter en dos partidos rompiendo todas sus estadísticas. Sommer solo había encajado cinco tantos en los 12 encuentros anteriores. Pero con eso no le bastó al Barça, al experimental Barça que terminó jugando en San Siro los minutos finales de la agónica prórroga con un once inédito, signo también de las dificultades propias de una temporada extenuante y de la delicada situación económica de la entidad.

Acabó Flick con Szczesny (35 años), un portero que en octubre pasado jugaba a golf con su hijo disfrutando de la jubilación recién adquirida, Héctor Fort (18), Araujo (26), el más veterano y, a la vez, el más nervioso, y Gerard Martín (23) en una desesperada línea de tres defensas.

Pedri llora tras caer eliminado en la Champions en San Siro con Lamine Yamal camino de los vestuarios.

Pedri llora tras caer eliminado en la Champions en San Siro con Lamine Yamal camino de los vestuarios. / Ap / Antonio Calanni

Tenía a Frenkie de Jong (27), el único titular que resistió en el centro del campo, escoltado por Fermín (21) y Gavi (20), una vez Pedri había reventado físicamente, mientras el técnico recurrió a Pau Víctor (23) para jugar con un doble ‘nueve’ junto a Lewandowski (36), recién salido de una lesión, Lamine Yamal (17) y Raphinha (28). 

O sea, una media de edad muy baja. La más baja de la historia del club en una eliminatoria de Champions con 25, 3 años.  Un Barça con una zaga completamente nueva sin ningún titular, lesionados Koundé y Balde, sustituidos Cubarsí e Iñigo Martínez a punto de explotar de tantos minutos sobre sus gastadas piernas y estresada mente, obligados a jugar siempre a 50 metros de su portero.

Solo seis minutos por delante

El Barça de Flick no engaña nunca. Es transparente cuando ataca (43 goles en Europa, 3.08 por partido), pero también cuando defiende: 24 goles encajados, 1.72 por encuentro. Una locura en cualquier caso. Para bien. Y para mal. "El fútbol ha sido cruel con nosotros", no paraban de repetir los jugadores azulgranas tras ser eliminados. Pero no renunciaron a ser lo que son, ni siquiera cuando estaban a punto de cruzar la puerta que les habría llevado a Múnich en una eliminatoria nunca vista antes en la Champions en la que solo estuvo el Barça por delante durante seis minutos.

Los seis minutos que se vivieron desde el 2-3 de Raphinha al 3-3 de Acerbi en el tiempo añadido. Los seis minutos en que se sentía ya dueño de su destino hasta que un veterano central italiano, de 37 años, se disfrazó de delantero centro para adelantar a Araujo y fusilar a Szczesny. Ahí se derrumbó el tierno, pero al mismo tiempo prodigioso Barça de Flick, que juega con modernidad y un despliegue físico inusual.

Lamine Yamal, desesperado, al final del partido.

Lamine Yamal, desesperado, al final del partido. / Javi Ferrándiz / SPORT

El Inter corrió 147,5 kilómetros, según relata la estadística oficial de la UEFA. El Barça, 146,4 km. Ambos libraron, como escribió Neil Johnston en la BBC, "el partido que nadie quería que terminara". Pues terminó. Y de mala manera para los azulgranas "la mejor semifinal de la Champions de la historia".

Con una derrota que perdurará en el recuerdo para siempre quedando Sommer, el descomunal Sommer, como el portero que frustró al Barça. Y a Lamine Yamal. 14 paradas realizó el meta suizo en 210 minutos; tres hizo Szczesny. Y tres palos también estrelló (dos en Montjuïc y uno en La Masia) el joven delantero que lloraba de forma desconsolada en Milán, a quien ni los abrazos de Flick podían rescatar.

Un equipo de niños. Y de la casa. Hasta 10 jugadores de la cantera desfilaron por San Siro donde quedó la huella de la imperfección. “No pararemos hasta dejar a este club donde se merece, en lo más alto”, pregonó Lamine Yamal a través de las redes sociales. “Cumpliré mi promesa y la traeré a Barcelona, no pararemos hasta conseguirlo. Pero el domingo es otra final y hay que estar todos juntos”, proclamó el adolescente, que tiene una misión por cumplir: ganar la Champions.

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