Épica neerlandesa en la Vuelta femenina

La épica en ciclismo se escribe por pequeños detalles que se convierten en gestas. En una Vuelta a España femenina, dominada exclusivamente por corredoras neerlandesas (las cinco primeras clasificadas son ciclistas nacidas en los Países Bajos), tenía la obligación de sobresalir Anna van der Breggen, que lo había sido todo a finales de la década pasada (dos veces campeona del mundo), que peleaba hasta el límite con otro mito del ciclismo holandés (la retirada Annemiek van Vleuken) y que esta temporada, con 35 años, decidió volver a la competición, después de tres conduciendo como directora el coche del SD Worx.

La teoría habla de que nunca segundas partes fueron buenas. Los regresos no acostumbran a ser un camino de rosas. Da igual que el protagonista sea hombre o mujer, porque en tres años el deporte evoluciona, crecen nuevas figuras y cuando se regresa el cuerpo ya ha envejecido ante jóvenes corredoras que danzan veloces sobre la bici.

Pero en Borja, tierra de vinos y de pinturas murales estrambóticas, podía suceder cualquier cosa en una cuarta etapa de la ronda española que recorrió tierras zaragozanas, desde Pedrola, pasando por Tarazona, subida al Moncayo, sin demasiado viento, y llegada a Borja por donde las corredoras también pasaron cuando se llevaban 33 de los 111 kilómetros de recorrido.

Quizá lo hicieron para animar a los espectadores porque, realmente, cuesta dios y ayuda que la gente se acerque a las cunetas para animar a buena parte de las mejores corredoras del mundo.

Hasta uno se puede extrañar de por qué hay tan poca gente en la salida de Pedrola. ¿Qué más importante puede ocurrir en una pequeña localidad de 3.700 habitantes que acoger una salida de la Vuelta? Y no por culpa del ayuntamiento, cuya alcaldesa envía a las niñas y niños de la escuela a que paseen por la salida, pisen el podio desde donde saludan las corredoras a los pocos fieles que se citan en la zona deportiva de la localidad y se introduzcan en un deporte femenino sobre dos ruedas que debe seguir creciendo.

Este jueves, las Lagunas de Neila

“Nosotros ponemos los mismos medios que en la Vuelta masculina”, explica en la salida Javier Guillén, director de la ronda española. Pero todavía hay más autocares, coches de equipo y de organización que espectadores. Es la realidad, pero a la vez el motivo que obliga a seguir luchando por dar a conocer una carrera que lleva tres ediciones y que pelea al igual que el Giro y el Tour femeninos por impulsar la lucha entre corredoras que este jueves se citarán en las Lagunas de Neila, una de las dos peores subidas que encontrarán en esta Vuelta, igual de dura si cabe que el ascenso del sábado al Cotobello asturiano donde se cerrará la competición.

Parten las corredoras con el deseo de que el viento aragonés no las azote demasiado. Pedalean con la idea de que el Moncayo está demasiado lejos de la meta y que si hay que jugarse la victoria en la cuarta etapa se debe hacer durante la subida al puerto del Buste. Se corona y se baja hasta Borja. En el ascenso hay que cortar al pelotón y en el descenso atacar si hay fuerzas. Primero lo intenta Demi Vollering, por supuesto neerlandesa. Ella está aquí para ganar la Vuelta y luego ejecuta la etapa su compatriota Van der Breggen, que quiere reinventarse con un triunfo para demostrar que el retorno a la competición no ha sido un error.

Llega en solitario. Lo hace con 8 segundos de ventaja sobre otra holandesa con pedigrí, Marianne Vos, y encima su compañera en el SD Worx, evidentemente de la misma nacionalidad, Femke Gerritse, mantiene el jersey de líder. Mavi García llega a Borja como novena de la general y todas ya piensan en la subida de este jueves a las castellanas Lagunas de Neila mientras rezan para que la lluvia no se convierta en una más del pelotón.

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