Del Liverpool-2019 al Inter-2025: seis años de travesía en la que solo sobrevive Ter Stegen

Nada es igual. De Liverpool al Inter. Del Camp Nou, con un imponente mosaico que formaban casi 100.000 personas, a la montaña olímpica de Montjuïc, donde el Barça vive de prestado mientras reconstruyen su templo. De Messi, y su hermosa falta, la del 3-0, que no sirvió luego para nada, a Lamine Yamal, el adolescente que se tiñe de rubio porque se aburre en casa cuando no tiene el balón en su pies.

De aquel 1 de mayo de 2019, prólogo de una ruta que se suponía sencilla a la final de la Champions, al 30 de abril de 2025. De la semifinal ante el Inter, la última que vivió el club azulgrana, a otra frente al Inter. De Valverde, zarandeado por la tragedia deportiva de Roma, sin adivinar entonces el cruel córner de Anfield, a Flick, el técnico que ha recuperado, tal si fuera Ronaldinho, la sonrisa para el Barça.

De Bartomeu y su faráonica obra, simbolizada en el fichaje de Coutinho por 120 millones de euros más 40 en variables, el más caro de la historia del club, a Laporta, quien en su segunda etapa ha decidido activar el círculo virtuoso con los jóvenes de La Masia. Y en medio de ese tránsito sin fin, donde se han devorado entrenadores y estrellas -hasta Leo se tuvo que ir sin querer irse- hasta que apareció un alemán para darle una nueva dimensión al viejo estilo azulgrana.

Y es, precisamente, otro alemán, portero él, capitán de la plantilla, el único que ha sobrevivido a seis convulsos años en los que el Barça había descendido incluso a la Segunda División del fútbol europeo disputando, y de forma consecutiva, hasta dos ediciones de la Europa League.

Queda Marc André Ter Stegen como el último hilo de aquel Barça que murió, y sin saberlo entonces, de éxito en Berlín-2015, sostenido por el genio de Luis Enrique y el tridente Messi-Suárez-Neymar. El portero, que será suplente esta noche ante el Inter después de haberse recuperado de una grave lesión en la rodilla derecha, que le tuvo siete meses de baja, aparece como el último eslabón entre esos dos equipos.

El córner de Anfield

Desde el Liverpool y con el drama del 4-0 encajado en Anfield, el club entró en una depresión a la que no se intuía fin. La ‘parábola de Dios’, como magistralmente definió el periodista Lluís Flaquer, de la Cadena SER, esa falta imposible que se burló de la barrera del Liverpool no sirvió de nada. 

El equipo se desplomaba de tal manera en el hogar inglés que pareció que nunca más supo levantarse. Un año más tarde (agosto 2020) quedaba certificado el final definitivo con el 2-8 del Bayern Múnich de Flick en Lisboa. Y ha tenido que venir, curiosamente, el mismo Flick para rescatar al equipo de la penumbra, sumergido en una larga travesía que ha durado seis años.

Más de un lustro ha vivido apartado el Barça de la elite, transformado en un club de segundo nivel, incapaz como ha sido siquiera de ganar la Europa League. Ter Stegen, ahora suplente de Szczesny, es el único que le podría contar todo ese camino de penurias a sus compañeros. Pero ellos, ajenos a la toxicidad de tanto tiempo, viven desacomplejadamente la nueva realidad de un club que ha recuperado el fútbol. Y el orgullo.

Al Metropolitano de Madrid, donde el Liverpool de Klopp se coronó abatiendo al Tottenham (0-2, goles de Salah, m. 2, de penalti, y Origi, m. 87), no llegó el Barça de Messi y Valverde. A Múnich, la casa de Hansi, espera llegar el Barça que se ha reconstruido con una velocidad vertiginosa de las ruinas de un enredo al que no se adivinaba Flick. El Inter de Inzaghi es el último obstáculo para reescribir la historia de hace una década.