A 350 KMS/H
Mi único lamento: una habitación a 670 euros la noche, aprovechando el apagón

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas


Emilio Pérez de Rozas
Emilio Pérez de RozasPeriodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Pues sí, sí, me pidieron 670 euros por una noche en uno de los hoteles, nada del otro mundo, correcto, sí, cercano al aeropuerto de San Pablo, de Sevilla. No diré, porque mentiría, que la situación era desesperante. No lo era. Sí diré que me pareció uno de esos abusos que, en medio de un caos notable, no solo un caos aéreo, no, no, un caos de verdad, cívicamente controlado, pero caos total.
Habían suspendido mi vuelo Sevilla-Barcelona y decidí comprarme un Sevilla-Palma de hoy martes, que, aunque salió con un poquito, nada, de retraso del aeropuerto de Sevilla, tuvo, ya solventados los mayores problemas derivados del caos eléctrico, un vuelo placentero.
Como, por un problema de fuerza mayor, eléctrica, tuve que aplazar mi regreso a Palma y/o Barcelona, tenía que dormir en algún sitio y, al final, me acogió en su seno mi amigo fotógrafo Jesús Robledo, acompañado de mi otro grandioso amigo (y también retratista) Alejandro Ceresuela. Es decir, me quedé una noche más con ellos al considerar que era ignominioso pagar 670 euros por una noche.
Ese fue, en realidad, el mayor escándalo de todos, pues la suspensión de los vuelos, en Sevilla, el lunes por la tarde-noche, tenía, por descontado, su parte de normalidad, bien o mal entendida, pero lo del hotel fue un auténtico descaro, vergonzoso, abusivo, demostrativo de que a gente así deberían de perseguirla, no sé si el Gobierno o las asociaciones de consumidores. No diré el hotel porque ni es mi intención denunciarlos ni serviría de nada.

Àlex Márquez, ganador el domingo en Jerez, en su garaje, presidido por el trofeo del GP. / EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Lo grande, lo curioso, lo tremendamente extraño y llamativo es que yo y decenas de personas, habitantes del micromundo que formamos los inquilinos del ‘paddock’ de MotoGP, vivimos el apagón de ayer como si no hubiese ocurrido. Es más, solo lo notamos cuando abandonamos el precioso y divertido trazado de Jerez para trasladarnos a los aeropuertos de Jerez, Sevilla y/o Málaga, muy de moda últimamente.
Cuando, a las 12.33 horas, nos quedamos sin luz, durante 5 segundos, en el circuito de Jerez, nadie, nadie, nadie, le dio importancia, entre otras razones porque ese tipo de apagones (bueno, este tipo, concretamente, no, claro) se producen muy a menudo en nuestro trabajo. El caso es que, mientras las motos rodaban a 350 kilómetros por hora, el trabajo en los garajes no se interrumpió ni un minuto, pues los generadores del trazado andaluz se dispararon al instante. De pronto, alguien en la sala de prensa gritó, bueno, dijo en voz alta, “en la escalera de mi casa, del barrio de Salamanca, se han quedado encerrados tres vecinos, es decir, que el apagón ha sido general, en toda España”.
Miles de personas sufrieron problemas para abandonar el circuito de Jerez, ayer por la tarde-noche, después de una sesión larga y agotadora de entrenamientos de MotoGP, pues muchísimos de sus vuelos desde Sevilla, Jerez y Málaga fueron suspendidos.
Fue entonces cuando empezamos a saber pero, insisto, nunca a notar, que el primer síntoma de algo gordo, muy gordo, estaba a punto de ocurrir. Pero, repito, las motos seguían corriendo, nosotros seguíamos trabajando y en los periódicos y webs continuaba fluyendo la información sobre esos entrenamientos que, mucho o poco, interesaban a los seguidores del motociclismo.
Cuando los pilotos, a partir de las seis de la tarde, empezaron a comparecer ante nosotros para explicar sus impresiones sobre los entrenamientos, ellos fueron los primeros sorprendidos de lo que les estábamos contando y, por descontado, los primeros en saber que iban a tener, como todos nosotros, problemas para regresar a casa. España estaba patas arriba y ellos acaban de darse cuenta, una vez aparcadas sus motos.

Marc Márquez, atiende a la prensa en el circuito de Jerez. / EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Y, claro, para todos empezaba un viacrucis o, simplemente, una peregrinación, cargados de paciencia y serenidad (no tiene sentido alguno ponerse como una moto en estos casos), para regresar a casa o donde fuese. Yo, repito, que ya me encuentro en Palma, solo puedo quejarme por el precio de la habitación que traté de alquilar en Sevilla pero, para todo lo demás, encontré solidaridad, buenas caras, paciencia y continuos “qué le vamos a hacer”.
Creo que hasta los locos de las redes decidieron comportarse sin calentar el ambiente con noticias falsas, aunque ese fotomontaje de Florentino Pérez desconectando la luz en toda España para que nadie pudiese leer que su Real Madrid había perdido la Copa ante el Barça llegó a todos los móviles de España. Fue una de las risas de una jornada, repito, desconocida y con un comportamiento ejemplar de la ciudadanía, al menos por lo que viví yo de Jerez a Palma, pasando por Sevilla.
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