Carrascazos

¿Se imaginan?, por Lluís Carrasco

El Barcelona gana la Copa al Madrid en una final apoteósica y dramática

El acta del partido recoge el lanzamiento de un objeto de Rüdiger al árbitro

Koundé celebra con Lamine el gol que dio el título de Copa al Barça frente al Madrid.

Koundé celebra con Lamine el gol que dio el título de Copa al Barça frente al Madrid. / AFP

Lluís Carrasco

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"Faltan solo dos minutos para finalizar el tiempo añadido. La prórroga va agonizando y nos dirigiremos, si no sucede nada inesperado, hacia una tanda de penaltis no apta para cardíacos. El Barça mira de progresar por banda, Modric corta la bola en la zona derecha de su zaga, prospera hacia su izquierda y, en una maniobra arriesgada, intenta el pase hacia la posición de Brahim libre de marca, la bola va lenta, ¡Le falta tensión a ese pase! Koundé, ambicioso, sigue creyendo y, abandonando su carril, intercepta la pelota, Bellingham, agotado, ha desatendido su vigilancia. Koundé prospera, arma la pierna, va a chutar y... ¡Apagón! La Cartuja queda a oscuras y el francés, sin la visión de la bola... se detiene. De Burgos Bengoetxea pita e interrumpe el partido. ¡No se ve absolutamente nada y estaríamos del todo en penumbra si no fuera por la iluminación de emergencia de los pasadizos de entrada y salida de las gradas! ¡No recuerdo un momento más rocambolesco, narrando la final de un campeonato de futbol!".

Obviamente, y para desgracia de la parroquia blanca congregada en La Cartuja o diseminada por todo el territorio español, el final fue otro, y la electricidad no solamente no cayó en Sevilla, sino que un auténtico fogonazo salió despedido de la bota derecha del lateral francés para perforar la meta defendida por un Courtois, que aun lanzándose de forma desesperada hacia su derecha, no pudo evitar que la fe de Jules Koundé se convirtiera en el tercer gol azulgrana y en la trigésimo segunda Copa de Rey para el club catalán.

Y cuando les escribo esta fábula de un hipotético apagón en Sevilla, que gracias a Dios no se dio el pasado sábado a las 00.41 minutos, sino el lunes al mediodía, mi problema es pensar como diantre haré llegar esta columna a la redacción de El Periódico para su publicación. Respiren tranquilos. Si son culés, seguro que dan por bueno el tener que tirar algunos alimentos del congelador, a cambio, han podido vivir, uno de los momentos más eléctricos de la reciente historia blaugrana.