Entender más

La Titan Desert, unas colonias por el Sáhara

La nueva edición de la carrera de ciclismo de montaña en Marruecos arranca el jueves y recorrerá 550 kilómetros en seis etapas, con 4.000 metros de desnivel y con más mujeres que nunca

Gemma Rosell, el año pasado en la Titan Desert.

Gemma Rosell, el año pasado en la Titan Desert. / Cedida

Arnau Segura

Barcelona
Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Dos frases en latín decoran su muñeca izquierda. 'Memento mori': recuerda que has de morir. 'Memento vivere': recuerda vivir. "Al final estamos aquí cuatro días y hay que aprovechar", sonríe Gemma Rosell (1977), nacida en Lleida y establecida en La Riera de Gaià, a pocos días de volar a Marruecos para vivir su undécima participación en la Škoda Titan Desert: una carrera de ciclismo de montaña, una "aventura muy, muy bestia" ideada por el catalán Joan Porcar que se basa en la filosofía del Rally Dakar. La 20ª edición arrancará el jueves y bajará el telón el martes 6 de mayo: seis etapas en el desierto del Sáhara con un recorrido total de 550 kilómetros y 4.000 metros de desnivel.

"En mi familia cada año me preguntan lo mismo. Por qué vuelvo a la Titan Desert. Cuando termina una edición siempre digo que ha sido la última, que ya está, que se acabó, pero ya no me creen", dice Rosell, emprendedora, experta en márketing y 'coach' certificada y deportista de resistencia: ha completado decenas de carreras por etapas de BTT por todo el mundo, de triatlones y carreras de montaña de todas las distancias e incluso un Ironman. Su primera Titan Desert fue en 2009. Siempre la habían atraído los retos deportivos y decidió dar un paso más, justo después de divorciarse: "La Titan fue como una forma de buscar libertad. Me acababa de divorciar y era como celebrar que era libre". En aquella edición fueron cinco mujeres. Esta vez serán 71, récord histórico por encima de las 69 de 2018. La Titan Desert reunirá a unos 500 corredores.

Enamorada de la carrera

Aquella primera vez fue dura. En la tercera etapa se perdió. "Llegué de noche al campamento, de casualidad. Bueno, al campamento no. Llegué a un pueblo y había un montón de policías buscándome. Se habían activado todas las alarmas. Incluso había salido a buscarme un helicóptero, pero no me encontraba. La policía me llevó al campamento. Sufrí muchísimo. Fueron muchísimas horas sin agua, sin comida, sin nada. No llevaba ni un euro, no sabía qué hacer. Fue una odisea", cuenta. El día después volvió a tomar la salida y completó la carrera, a pesar de estar ya descalificada por llegar fuera de tiempo. Regresó en 2011. Se había enamorado de la carrera.

"Lo que me atrae de la Titan es que me hace sentir súper bien vivir una situación muy mala, límite, de un estrés muy grande, de una dificultad muy grande y superarla. Esto es lo que más me engancha. Esto y las sensaciones de cuando te sientes tan solo, ahí perdido, ante tanta inmensidad", añade Rosell. Habla de la necesidad de tener una meta clara y específica en la vida para dar la mejor versión de uno mismo. De la belleza de correr y pedalear por puntos inhóspitos.

Después de varias ediciones con el maillot del equipo KH7 esta vez correrá de la mano del equipo Aural Centros Auditivos, con la voluntad de "dar visibilidad" a la pérdida de audición. "Desde el momento que se comienzan a notar los problemas auditivos hasta que se remedian pasan siete años de media. Es bestia porque vivir sin oír tiene que ser muy duro y porque además es una cosa que sufre mucha gente. Existe un estigma, la idea de que si te pones audífonos ya eres una persona mayor. Y nuestro objetivo es animarte a ponerte un audífono si no oyes bien porque serás mucho más feliz y disfrutarás mucho más de la vida", afirma.

Gemma Rosell, el año pasado en la Titan Desert.

Gemma Rosell, el año pasado en la Titan Desert. / Cedida

Responde a EL PERIÓDICO el día de Sant Jordi, tras pasar toda la mañana firmando libros en Lleida. En enero alumbró 'El reto. El método de una madre de cinco hijos para gestionar con éxito tu vida'. Es madre de Marco, Martina, Lucas, Mia y Teo, de 23, 18, 18, 14 y 10 años. La maternidad es otro de sus caballos de batalla: que cuando llegue la etiqueta de 'madre' no sea la única que defina a las mujeres. "Es difícil no caer en este juego, pero al final tú no te conviertes en madre. Tú eres la misma persona de siempre con una nueva faceta. Pero no debes perder todas las demás. Muchas mujeres se olvidan de todas las otras y de que son una persona individual y es un gran error porque después cuesta mucho volver a ser tú. Cuando tus hijos se van de casa ya tienes 50 años y cuesta mucho coger otra vez las etiquetas que has perdido por el camino. Eres madre, pero también eres muchas cosas", enfatiza Rosell.

Libertad

El deporte le da un espacio que es suyo. Libertad. "Siempre dejamos nuestras voluntades como las últimas y hacemos cosas para los demás, pero también hay que dar prioridad e importancia a lo que tú quieres hacer. A tu tiempo y a ti misma, a tu felicidad. 'Perdona, este es mi momento y dejo de estar disponible. Durante una hora y media no existo'". No existir, existir para uno mismo.

Entre sus lemas de cabecera también está 'Nunca conocerás a una persona fuerte con un pasado fácil' y entre sus tatuajes también está 'Esto también pasará': "Al final todo pasa. Sea lo que sea al cabo de un tiempo ha desaparecido. O no ha desaparecido, pero ya has encontrado una solución. Yo he pasado por momentos complicados en mi vida. No he tenido una infancia feliz, no he tenido una vida fácil, pero gracias a eso hoy soy más feliz y más fuerte que si hubiera tenido un camino de rosas".

El jueves arrancará su undécima Titan Desert. Ahí descansa, cuerpo y cabeza. "Cuando vuelvo de la Titan estoy tres o cuatro semanas en una nube. Para mí son como unas colonias. Como cuando eras pequeño e ibas a las colonias toda contenta con tu maleta. Para mí es esto".

Suscríbete para seguir leyendo